Dejar que los niños peleen sus propias batallas puede enseñarles habilidades útiles. Pero asegurarse de que las discusiones no perjudiquen a su hijo ni a otras personas involucradas es crucial.
La crianza de los hijos viene con muchos altibajos. Es natural querer tomar las mejores decisiones para su hijo, pero ¿cómo sabe qué es lo correcto?
Discutir con compañeros y hermanos es una parte natural del desarrollo infantil. Si sus hijos pueden resolver los problemas por su cuenta, pueden aprender valiosas habilidades sociales y cómo resolver mejor los conflictos con los demás.
Pero si nunca interviene, es posible que sus hijos no desarrollen las habilidades que necesitan para resolver el conflicto, lo que puede hacer que se sientan abrumados.
Intervenir o no cuando los niños pelean depende de la situación.
Muchas peleas entre hermanos son leves y no físicas. Estas situaciones pueden ser buenas experiencias de aprendizaje para sus hijos, enseñándoles cómo resolver problemas y conflictos con sus hermanos y compañeros de manera más efectiva.
Por otro lado, puede ser mejor intervenir si los niños se vuelven agresivos o se intimidan unos a otros. También existe la posibilidad de peleas físicas que pueden dañar a los involucrados.
Cuándo considerar intervenir
Cuando los niños estén peleando, considere intervenir si:
- discutir o pelear se vuelve físico
- la discusión se vuelve emocionalmente abusiva
- el acoso está presente
- las burlas están involucradas
La investigación de 2018 indica que la intervención de los padres, como las estrategias de entrenamiento, puede disminuir el acoso y la victimización entre hermanos.
Además, el estudio sugiere que el estilo de intervención de los padres puede influir en la salud de las relaciones entre hermanos adultos más adelante en la vida.
Puede ser útil enseñar a los niños algunas habilidades sociales apropiadas para la resolución de conflictos y el modelado.
La investigación de 2015 sobre el conflicto y la agresión entre hermanos sugirió estos enfoques al intervenir:
1. Establecer reglas básicas
Los niños a veces pueden superar los límites porque no están seguros de lo que está bien y lo que no. Es posible que quieran probar lo que sucede como resultado de sus acciones.
Establecer reglas claras y simples puede ayudarlos a comprender lo que es aceptable decir o hacer a sus hermanos o compañeros.
Por ejemplo, puede establecer la expectativa de que los insultos no están permitidos articulando la regla básica: «No insultamos a nuestros hermanos en esta casa».
2. Deja espacio para expresar emociones
Cuando ocurren discusiones o conflictos, los niños pueden desregularse emocionalmente. Darles espacio para calmarse y procesar sus emociones puede ayudar a resolver el conflicto.
Hablar con los niños sobre las emociones y brindarles habilidades de regulación emocional puede enseñarles cómo lidiar con sentirse abrumados.
3. Modelar habilidades de negociación
Enseñar a los niños a negociar. Por ejemplo, si está discutiendo con su hermano, puedes hablar con él sobre cómo hacer concesiones.
Resolver un problema para ellos o ponerse del lado de un niño sobre otro puede agravar aún más la situación. Así que, si es posible, trata de animar a tus hijos a encontrar una solución a sus problemas entre ellos.
4. No sobrerregular
Si los niños van por buen camino, trate de no pasarse de la raya.
La investigación de 2021 sugiere que demasiada participación de los padres puede ser contraproducente.
El estudio observó a los niños de kindergarten limpiando, jugando, aprendiendo un nuevo juego y discutiendo un problema. Encontró que los niños tenían problemas para regular las emociones si los padres intervenían para ofrecer sugerencias o correcciones.
Puede ser tentador intervenir y resolver todos los problemas que tienen sus hijos. Pero si no se lastima a sí mismo ni a nadie más, a veces puede ser mejor dejar que intente resolver sus problemas de forma independiente.
Cuando los niños están en el camino correcto pero experimentan la interferencia de padres demasiado involucrados, sus habilidades de regulación emocional pueden verse afectadas.
En cambio, dejar que los niños practiquen y aprendan habilidades de resolución de conflictos por sí mismos puede beneficiarlos más adelante en la vida.
Modelar una comunicación y negociación saludables puede enseñar a sus hijos nuevos métodos de afrontamiento cuando las cosas no salen como ellos quieren. También puede hablar con ellos sobre las emociones para desarrollar sus habilidades de regulación emocional.