Cómo encontrar la verdadera felicidad (según la psicología)

¿Qué significa ser verdaderamente feliz?

Hay muchas escuelas filosóficas de pensamiento con respecto al concepto de felicidad y su cultivo.

Por ejemplo, la búsqueda de la felicidad duradera está en el centro de muchas prácticas de atención plena, que a menudo enfatizan la gratitud y la búsqueda de satisfacción en el momento presente.

Otros modelos de felicidad sugieren la importancia de vivir en congruencia con nuestros valores y de maneras que satisfagan nuestras necesidades humanas básicas. Algunas investigaciones incluso muestran que si somos felices o no, en parte, se reduce a nuestra genética.

A continuación, lo guiaremos a través de varias conceptualizaciones de la felicidad, le mostraremos cómo medir cada una y le brindaremos una amplia gama de estrategias para cultivar cualquier forma de felicidad que busque en su propia vida.

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¿Qué es la felicidad?

Definir la felicidad no es una tarea fácil, pero los filósofos e investigadores han profundizado la noción en dos conceptualizaciones clave.

Estas conceptualizaciones se conocen como hedonia y eudaimoniay juntos representan dos tradiciones de larga data en el estudio de la felicidad que se remontan a los tiempos de los filósofos antiguos (Ryan & Deci, 2001).

La felicidad como hedonia

La perspectiva hedónica de la felicidad sostiene que el objetivo de la vida es experimentar la máxima cantidad de placer y la mínima cantidad de dolor. De acuerdo con esta tradición, cuán felices somos se puede reducir a la suma de los momentos hedónicos totales de uno (Ryan & Deci, 2001).

Cuando se trata de medir la felicidad hedónica, los psicólogos modernos tienden a utilizar evaluaciones de bienestar subjetivo (ver Cómo medir la felicidad a continuación; Diener & Lucas, 1999).

En el pasado, los filósofos del hedonismo adoptaron una visión bastante limitada del placer y el dolor relacionados con las sensaciones corporales, los apetitos y los intereses personales. Los ejemplos de tales formas de hedonia incluyen comer alimentos sabrosos, disfrutar del sexo y estar libre de molestias físicas.

Hoy en día, los psicólogos que adoptan la visión hedónica se interesan tanto por los placeres del cuerpo como de la mente en el estudio más amplio del bienestar (Kahneman, 1999).

Esta conceptualización más amplia y psicológica del placer hedónico argumenta que la felicidad puede fluir de comportamientos que promuevan la estimulación mental, el alivio del estrés, los sentimientos de conexión social, el estado de ánimo positivo y más (Arnold & Reynolds, 2003).

Esta conceptualización ampliada ha resultado en la ampliación del estudio del placer hedónico a campos como la economía. Por ejemplo, las conceptualizaciones hedónicas de la felicidad se utilizan para comprender cómo los compradores toman decisiones entre compras, estimando cuánto placer o utilidad pueden obtener al elegir un producto sobre otro (Babin, Darden & Griffin, 1994).

La felicidad como eudaimonía

La perspectiva eudaimónica de la felicidad presenta una alternativa a la visión hedónica, argumentando que la verdadera felicidad se encuentra cuando uno se comporta de manera virtuosa. Perseguir la eudaimonia, por lo tanto, se trata de haciendo lo que vale la pena hacer.

De acuerdo con esto, podemos pensar en la perspectiva eudaimónica como algo que se trata de alcanzar el verdadero potencial de uno y vivir en congruencia con los propios valores y el verdadero yo. También implica desarrollar los propios talentos y fortalecer las relaciones con aquellos por quienes nos preocupamos. Al vivir de esta manera, uno debe sentirse profundamente comprometido y completamente vivo (Waterman, 1993).

Cuando se trata de medir la felicidad eudaimónica, la mayoría de los investigadores tienden a utilizar las escalas multidimensionales de bienestar psicológico de Ryff y Keyes (1995) (consulte Cómo medir la felicidad a continuación).

Según la perspectiva eudaimónica, lo que se siente placentero no siempre conduce al bienestar. Asimismo, lo que vale la pena hacer no siempre se siente placentero en el momento presente.

Por ejemplo, ser voluntario para una causa que a uno le apasiona puede no siempre sentirse placentero en el sentido hedónico. Puede implicar pasar largas horas sudando al sol, ensuciándose o lidiando con personas o situaciones desafiantes. No obstante, tales actividades pueden alimentar nuestra felicidad eudaimónica mientras vivimos en unidad con nuestros valores.

Curiosamente, muchos filósofos tradicionales que defendieron la perspectiva eudaimónica denunciaron las visiones hedónicas de la felicidad, declarándolas vulgares y excesivamente egocéntricas. Por ejemplo, Aristóteles consideraba que la felicidad hedónica convertía a los humanos en esclavos seguidores de deseos frívolos.

Conceptualizaciones espirituales de la felicidad

Hoy podemos considerar una tercera perspectiva de la felicidad que radica en la práctica de la atención plena.

Mientras que las dos perspectivas anteriores consideran la felicidad como algo que debe buscarse, las escuelas de pensamiento en crecimiento argumentan que la felicidad en forma de satisfacción o paz interior está disponible principalmente para nosotros en cualquier momento, independientemente de lo que estemos haciendo.

Considere la siguiente cita del neurocientífico y practicante de atención plena Sam Harris (2014):

La mayoría de nosotros dedicamos nuestro tiempo a buscar la felicidad y la seguridad sin reconocer el propósito subyacente de nuestra búsqueda. Cada uno de nosotros está buscando un camino de regreso al presente: estamos tratando de encontrar razones suficientemente buenas para estar satisfechos ahora.

Reconocer que esta es la estructura del juego que estamos jugando nos permite jugarlo de manera diferente. La forma en que prestamos atención al momento presente determina en gran medida el carácter de nuestra experiencia y, por lo tanto, la calidad de nuestras vidas.

– Sam Harris, Despertar, pág. 3

Las perspectivas basadas en la atención plena sobre la felicidad y la satisfacción han sido tradicionalmente una característica de las religiones orientales. Estas tradiciones sostienen la opinión de que existe una fuente de bienestar psicológico que no depende de la satisfacción de los propios deseos (hedonia) o de la búsqueda de un sentido del yo integrado y autorrealizado (eudaimonia).

Más bien, la felicidad se puede lograr cultivando la conciencia del momento presente y la autotrascendencia. En otras palabras, estos argumentos sugieren que es posible abandonar la búsqueda de la felicidad y comprometerse a encontrar satisfacción en lo que está sucediendo en este momento.

Ha surgido un cuerpo de evidencia psicológica y neurocientífica que crece rápidamente para respaldar estas afirmaciones (Hanson, 2009), y nos señala otra vía para cultivar la felicidad sostenible.

En general, es probable que la felicidad se vea diferente para diferentes personas. Como individuo o profesional, puede encontrar el mayor valor en considerar cómo estas tres conceptualizaciones influyen en su vida o la de su cliente como un primer paso hacia el cultivo de una felicidad duradera.

Cómo medir la felicidad

Ahora que hemos identificado algunas conceptualizaciones en las que fundamentar nuestra comprensión de la felicidad, consideremos cómo podríamos medir cada una.

Como se señaló, las conceptualizaciones hedónicas de la felicidad a menudo se miden mediante evaluaciones del bienestar subjetivo (Diener y Lucas, 1999). El bienestar subjetivo se refiere a las evaluaciones cognitivas y afectivas de una persona sobre su vida (Diener, 2000).

Puede leer más sobre medidas de bienestar subjetivo en nuestros otros artículos dedicados. En estos, exploramos varias medidas comúnmente aceptadas de felicidad hedónica. Éstos incluyen:

Cuando se trata de evaluar la felicidad eudaimónica, la mayoría de los estudiosos aplican la medida multidimensional de bienestar psicológico (PWB) de Ryff y Keyes (1995).

El desarrollo de la medida por parte de los creadores fue impulsado por su observación de que estudios previos habían tratado la felicidad como sinónimo de un equilibrio entre el afecto positivo y negativo o la satisfacción general con la propia vida.

Argumentaron que estos enfoques estaban demasiado basados ​​en datos y no estaban arraigados en la teoría o la experiencia vivida. Por lo tanto, estos académicos diseñaron y validaron una medida basada en las respuestas de una muestra representativa de entrevistas telefónicas (Ryff & Keyes, 1995).

Esta medida evalúa la felicidad eudaimónica según seis subdimensiones:

  1. Autonomía
    La capacidad de resistir las presiones sociales, regular el comportamiento desde adentro y evaluarse a sí mismo en función de los estándares personales.
  2. Dominio ambiental
    Sentimientos de dominio y competencia en una variedad de situaciones, la capacidad de aprovechar las oportunidades y la capacidad de diseñar el entorno de uno para que se adapte a las necesidades y valores de uno.
  3. Crecimiento personal
    Sentimientos de desarrollo continuo, la realización del potencial de uno mismo y observarse a uno mismo cambiando en formas que significan conocimiento adquirido y mayor efectividad.
  4. Relaciones positivas con los demás.
    Poseer relaciones cálidas y de confianza con los demás caracterizadas por dar y recibir, y la capacidad de intimidad y empatía.
  5. Propósito en la vida
    Tener metas y un sentido de significado y creencia que da propósito a la vida.
  6. Auto-aceptación
    Poseer una actitud positiva hacia uno mismo, incluyendo tanto las buenas como las malas cualidades.

Hay dos versiones de esta escala disponibles. La primera es la medida original de 42 ítems (Ryff, 1989a; 1989b), y también existe una versión abreviada de 18 ítems (Ryff & Keyes, 1995).

Puede encontrar los elementos para ambas escalas, así como los anclajes de escala y la información de puntuación en el sitio web de la Universidad de Stanford.

Para otra herramienta útil que intenta reconciliar las perspectivas hedónica y eudaimónica de la felicidad, eche un vistazo al índice de felicidad de Pemberton (PHI) de Hervás y Vázquez (2013).

Al reconocer que las evaluaciones existentes de la felicidad miden las conceptualizaciones hedónicas o eudaimónicas de la felicidad, estos académicos buscaron diseñar y validar una medida breve e integral que evaluara ambas.

La escala final de 21 ítems también tiene la ventaja de capturar tanto recordado y experimentado bienestar (Kahneman & Riis, 2005).

El primero se basa en la memoria y el juicio de los participantes sobre su vida en general, utilizando elementos como «Me siento capaz de resolver la mayoría de mis problemas diarios». En cambio, este último evalúa estados afectivos y sentimientos en tiempo real sobre el día anterior, utilizando ítems como “Aprendí algo interesante”.

En cuanto a la evaluación de la felicidad que surge de las conceptualizaciones en atención plena, muchos investigadores han administrado escalas cortas que capturan cambios momentáneos en las emociones a través del estudio de un diario.

El propósito de un estudio diario es evaluar las fluctuaciones en los estados (p. ej., estados de ánimo, pensamientos, etc.) a lo largo de un día determinado. Este tipo de diseño de estudio, a veces llamado diseño dentro de la personava en contra de muchos estudios de psicología, que suelen comparar las diferencias entre las personas.

Como ejemplo, Diener y sus colegas (2010) diseñaron la Escala de Experiencia Positiva y Negativa (SPANE) de 12 ítems, que fue diseñada para administrarse rápidamente y evaluar la gama completa de emociones y sentimientos que una persona puede experimentar. La escala, por lo tanto, contiene términos emocionales generales y específicos, como «agradable» y «triste».

Gracias a su brevedad, esta escala se puede administrar fácilmente varias veces al día. Por lo tanto, se ha aplicado en estudios de diarios que evalúan las fluctuaciones en la atención plena a lo largo del día. Por ejemplo, Ding y sus colegas (2019) utilizaron la escala en un estudio que examinó el vínculo entre la atención plena del estado y las emociones del momento presente.

Los resultados indicaron que la atención plena del estado se relacionó positivamente con las emociones positivas, como la felicidad y la satisfacción, y negativamente con las emociones negativas, como la depresión y el aburrimiento.

Estos autores también encontraron que la rumiación del momento presente, que…