Tu próxima relación te lo agradecerá.
Foto de Nathan McBride en Unsplash
Entonces, estás soltero recientemente.
Has superado las cosas dolorosas y te sientes bastante optimista acerca de tu futuro.
Bien, esto está bien hasta ahora.
Entonces, una noche sales a los bares con algunos amigos y conoces a alguien.
Son atractivos y geniales y decides irte a casa con ellos.
Vale, sigue bien. No hay nada de malo en disfrutar de las ventajas de la vida de soltero.
Sales por la mañana y pasas por la cafetería de camino a casa.
Te sientes como una persona fuerte e independiente. Anoche fue divertida, pero no es como si estuvieras intentando entablar otra relación ni nada por el estilo.
Esperas en la cola de la cafetería y tu mente empieza a divagar. Empiezas a pensar en anoche y en lo bien que te sentiste al estar con alguien otra vez.
Muy bien, eso es justo. La conexión humana se siente genial, pero no nos dejemos llevar por esto.
Tomas tu café y conduces a casa.
Llegas a un apartamento vacío, sintiéndote un poco solo y con resaca.
Te recuestas en el sofá y sacas tu teléfono.
Te desplazas hasta su número.
Espera, pensemos en esto.
Decides enviarles un mensaje de texto. Es inofensivo, sólo para hacerles saber que disfrutaste de su compañía anoche. Después de todo, no querrás que se sientan inseguros.
Está bien. Pero eso es todo.
Tu teléfono vibra: son ellos. Ellos también se lo pasaron bien.
Bien bien. Hiciste tu buena acción. Ahora, guardemos ese teléfono.
Decides responder, sólo por diversión. Quiero decir, de todos modos no estás haciendo nada ahora.
Ellos también responden de nuevo; tal vez tampoco estén haciendo nada en este momento.
Y si no estás haciendo nada y ellos no están haciendo nada, tal vez podrían reunirse y…
Ok, detente ahí mismo. Ya he visto suficiente.
Puede ser fácil caer en la trampa de la monogamia en serie, convenciéndote de que…