Cómo bajar el ritmo: 14 formas científicas de disfrutar la vida

Cómo bajar el ritmo: 14 formas científicas de disfrutar la vida

¿Se siente agotado? ¿Abrumado? ¿O ansioso? Descubra estos consejos y estrategias basados ​​en la ciencia para bajar el ritmo, saborear el momento y disfrutar un poco más de la vida.

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¿Sientes que estás constantemente corriendo en la cinta de correr de la vida? ¿No estás muy seguro de cómo tomarte un descanso o dejar de sentir que siempre tienes que estar «haciendo» algo? No siempre es fácil bajar el ritmo, pero resulta que hacerlo es exactamente lo que necesitamos. Disminuir el ritmo no solo es bueno para nuestro bienestar, sino que también puede ayudarnos a sentirnos menos estresados ​​y lograr más cosas.

En este artículo, hablaremos sobre formas basadas en la ciencia para reducir el ritmo y disfrutar más de la vida. Antes de profundizar en el tema, pensamos que quizás quieras recibir otros obsequios que mejoren tu bienestar. Si buscas un mayor bienestar, obtén tu informe personalizado gratuito cuando realices nuestro Cuestionario de bienestar¿Y para nuestro bienestar emprendedores, coaches y consultores? Descargue nuestro libro electrónico sobre crecimiento empresarial basado en el bienestar para obtener consejos, herramientas y recursos de expertos para lograr un mayor impacto y hacer crecer su negocio rápidamente.

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¿Qué significa reducir la velocidad? (Una definición)

Probablemente hayamos oído hablar de la idea de “reducir el ritmo”, pero ¿qué significa exactamente? No tiene por qué significar que literalmente hagamos las cosas más despacio, aunque tal vez caminemos más despacio o nos demos más tiempo para tomar una decisión o cocinar una comida. Pero cuando la gente habla de reducir el ritmo, a menudo se refiere a la idea de que metemos demasiadas cosas sin importancia en cada día.

Por ejemplo, cuando nuestras mentes van a toda velocidad, nuestro rendimiento y eficacia se vuelven más lentos o más débiles. No es necesariamente «ser lento» lo que buscamos, sino la sentimiento que tenemos tiempo para hacer las cosas que importan. Podemos ocuparnos de nuestras tareas diarias, no nos sentimos estresados ​​y sentimos que tenemos tiempo para descansar, estar presentes y disfrutar de las cosas buenas de la vida. Por eso creo que bajar el ritmo consiste en parte en ir despacio, pero más bien en enseñarnos a desactivar la respuesta de lucha o huida del cuerpo. Crear la vida que realmente queremos y actuar intencionalmente y con propósito.Como verás en las siguientes secciones, estos objetivos requieren, aunque no siempre, avanzar a un ritmo más lento. En otras ocasiones, estos objetivos se pueden lograr simplemente modificando nuestros pensamientos o conductas.

Cómo reducir la velocidad

En el mundo moderno, se nos anima a estar ocupados, a realizar múltiples tareas y a ser tan productivos como sea humanamente posible. La mayoría de nosotros probablemente sentimos la presión de tener un buen rendimiento (o al menos de aparentar que lo estamos haciendo frente a nuestro jefe), incluso si eso significa enmascarar el agotamiento con cafeína y azúcar. Pero esta sensación de «urgencia de tiempo» (o la sensación de que no tenemos suficiente tiempo) en realidad nos lleva a tener un peor rendimiento (Friend, 1982). Más rápido no equivale a mejor. Y más ocupado no equivale a más productivo.

También podríamos tener dificultades para reducir la velocidad de las formas adecuadas, formas que realmente nos ayuden a lograr el objetivo. sentimiento De bajar el ritmo, que es lo que realmente buscamos. Por ejemplo, a menudo recurrimos a nuestros teléfonos inteligentes para relajarnos, pero en lugar de tranquilizarnos y ralentizar nuestros pensamientos, secuestran nuestra atención, nos aceleran y, en general, nos hacen sentir aún más agotados.

Entonces, ¿cómo podemos reducir el ritmo de nuestros pensamientos acelerados, de nuestro sistema de respuesta al estrés hiperactivo y de nuestro cuerpo? A continuación, se ofrecen algunas estrategias basadas en la ciencia que podemos probar:

1. Disminuya la velocidad con pausas intencionales

Se cree que hacer pausas intencionales puede conducir a mejores resultados. Más específicamente, tomarse un momento para reflexionar sobre algo más profundamente puede ayudarnos a actuar con mayor claridad, impulso e impacto (Cashman, 2012).

Esta idea se apoya en investigaciones con estudiantes. Resulta que cuando los profesores hacen una pausa después de hacer una pregunta y después de recibir una respuesta, mejora el uso del lenguaje y la lógica por parte de los estudiantes (Rowe, 1986). Esto sugiere que si nosotros también damos nosotros mismos Si dedicamos un poco más de tiempo a pensar en las preguntas que nos planteamos en la vida, es probable que podamos encontrar mejores respuestas. Hacer una pausa, en lugar de apresurarnos, puede ayudar a que nuestro cerebro funcione mejor.

Charla TED: Disminuir la velocidad para ir más rápido: el poder de la pausa

2. Disminuya la velocidad buscando un espacio tranquilo

Los espacios con mucho ruido, intensidad y movimiento pueden activar sistemas de estrés y abrumar al cuerpo ((Ulrich y Parsons, 1992)Por eso, para disminuir el ritmo, es posible que necesitemos un descanso de la ciudad, con sus multitudes bulliciosas y sus bocinazos. Estar en un entorno más tranquilo, silencioso y de baja intensidad puede contrarrestar nuestras respuestas corporales de alerta máxima y ayudarnos a sentir una mayor sensación de lentitud.

3. Disminuya la velocidad con la meditación consciente

Cuando nuestro cerebro está constantemente repasando una lista de tareas pendientes, preocupándose por lo que nos depara el futuro o rumiando sobre el pasado, en realidad no importa cuán lento se mueva nuestro cuerpo porque nuestra mente está acelerada. Por eso, aclarar nuestros pensamientos con la meditación de atención plena puede ser útil.

Un metaanálisis reciente demostró que la terapia basada en la atención plena puede producir mejoras tanto en la ansiedad como en la depresión (Khoury et al., 2013). Sin embargo, tenga en cuenta que la atención plena no es útil para todos (Krick y Felfe, 2019), por lo que si no le resulta útil (por ejemplo, si está provocando un empeoramiento de los pensamientos o las emociones), no la fuerce. Otras técnicas pueden ser igual de útiles, o incluso más, para bajar el ritmo.

Música para bajar el ritmo

4. Disminuya la velocidad visualizándose en un lugar tranquilo

Si eres como yo y te cuesta frenar los pensamientos acelerados, a veces puede resultar útil utilizar ejercicios de visualización guiada. En lugar de obligar a tu mente a detenerse en seco, la ayudas a pensar en pensamientos más lentos y calmantes.

Por ejemplo, puedes imaginarte que estás en un lugar tranquilo, como las montañas, la playa o con tu familia. Luego, puedes animarte a respirar profundamente y tratar de sentir cómo sería estar en ese lugar tranquilo. Hacer ejercicios como este puede provocar una mayor sensación de calma.(Quoidbach, Wood y Hansenne, 2009).

5. Reduzca el ritmo pasando menos tiempo con el teléfono

A menudo nos sentimos agotados y necesitamos un descanso de nuestro día ajetreado, así que ¿qué hacemos? Cogemos nuestros teléfonos. Navegamos por las redes sociales, las noticias o los sitios web de compras. Pero lo único que hacen estas actividades es llenarnos aún más la cabeza, ya que consumimos enormes cantidades de información en muy poco tiempo. Eso es lo opuesto a bajar el ritmo.

Para empezar, nos vendría bien pasar menos tiempo con el móvil, pero, curiosamente, también es muy importante cómo lo hacemos. ¿Estimulamos nuestro cerebro con información o con ira? ¿O utilizamos el móvil para relajarnos y recuperarnos? Para saber más sobre cómo utilizar el móvil de forma beneficiosa, consulta mi libro Outsmart Your Smartphone (Sé más inteligente que tu smartphone).

6. Disminuya el ritmo haciendo algo al aire libre

Salir al aire libre puede ser una de las mejores maneras de bajar el ritmo. Más concretamente, las investigaciones han demostrado que los viajes a zonas naturales nos ayudan a bajar el ritmo. En un estudio, los participantes escribieron sobre cómo los viajes a zonas naturales les hacían perder la «conciencia del tiempo». Después de realizar un viaje a zonas naturales, los participantes manifestaron que querían bajar el ritmo, consumir menos y simplificar. Dijeron que se sentían así al menos en parte porque ahora tenían una mejor idea de lo que realmente importa (Talbot y Kaplan, 1986).

De hecho, reducir la velocidad parece ayudarnos a comprender mejor lo que realmente importa, y descubrir lo que realmente importa nos lleva a querer reducirla aún más. Si ponemos en marcha este proceso con el apoyo de la naturaleza, podemos levantar el pie del acelerador de nuestras vidas y empezar a disfrutar un poco más del momento.

7. Disminuya la velocidad teniendo contacto físico con la Tierra

Investigaciones recientes han demostrado que el contacto físico del cuerpo humano con la tierra, también conocido como grounding, tiene numerosos beneficios para la salud. Por ejemplo, un estudio demostró que cuando las personas caminaban sobre el suelo con un parche conductor en los pies, mostraban mejoras en la salud cardiovascular (Chevalier, Sinatra, Oschman y Delany, 2013).

Otro campo de investigación interesante muestra que un tipo de bacteria presente en el suelo activa las células cerebrales que producen serotonina, un neuroquímico que nos hace sentir bien. Esto significa que simplemente tocar el suelo con más frecuencia puede ayudar a combatir la depresión (Lowry et al., 2007). Una vez más, vemos cómo reducir la velocidad (en este caso, tomándonos el tiempo para quitarnos los zapatos o plantar un huerto) puede ayudarnos a mejorar nuestra salud y bienestar.

8. Disminuya la velocidad escuchando ritmos binaurales

Existen evidencias que sugieren que escuchar música relajante puede reducir el cortisol, una de las principales hormonas del estrés (Khalfa et al., 2003). Más específicamente, escuchar sonidos binaurales (es decir, escuchar dos tonos con frecuencias ligeramente diferentes en cada oído) puede ayudar a mejorar el rendimiento (García-Argibay, Santed y Reales, 2019).

9. Reduzca la velocidad practicando el saboreo

Cuando practicamos el saborear, reflexionamos sobre las cualidades o experiencias positivas que hemos tenido en el pasado cercano o lejano. Como resultado, disfrutamos más de las cosas. Cuando intentamos bajar el ritmo, saborear puede ser una estrategia útil. Tómate un momento cuando estés disfrutando o justo después de haberlo hecho para sentir realmente los buenos sentimientos que acompañan a esa experiencia. Disfruta el momento o trae de vuelta emociones positivas del pasado.

10. Reduzca el ritmo y tome tiempo para hacer cosas agradables

Si estamos muy ocupados, siempre corriendo de una cosa a otra, probablemente no nos tomamos el tiempo suficiente para hacer las cosas que realmente nos gustan. Nuestros jefes pueden querer que trabajemos las 24 horas del día, los 7 días de la semana, por lo que depende de nosotros decir «no» y decidir dónde ponemos los límites. Somos los únicos que defenderemos nuestro propio equilibrio entre el trabajo y la vida personal.

Establecer límites es importante, especialmente porque recientemente nuestra cultura y nuestros lugares de trabajo han impulsado a ser conscientes y estar agradecidos por todo. Claro, estar agradecido está muy bien, pero ¿qué pasa si nuestra vida simplemente necesita más cosas por las que estar agradecido? Independientemente de cuántas técnicas de autoayuda usemos, todavía necesitamos descansar y todavía necesitamos experiencias positivas.

Por eso necesitamos hacer más cosas que nos gusten. No tienen por qué ser cosas grandes: tal vez decidamos cocinar la cena en lugar de comer siempre fuera, o tal vez salgamos a caminar al final del día. Depende de nosotros hacernos tiempo para las cosas que más nos gustan.

11. Disminuye la velocidad de tus pensamientos

A veces, cuando tenemos la sensación de que la vida es demasiado agitada, es sobre todo por lo que pasa por nuestra cabeza. Tal vez nos estemos preocupando por los peores escenarios o pensando en lo que le diremos a nuestro compañero de trabajo al día siguiente. A veces, simplemente necesitamos poner en cortocircuito nuestros pensamientos. Algunas estrategias eficaces para ayudar en este proceso pueden ser llevar un diario diario: sacamos esos pensamientos de nuestra cabeza y los plasmamos en papel. También podemos salir a correr o tomar una ducha fría. (Mourot y otros, 2008)—dos técnicas que pueden ayudar a nuestro cerebro a cambiar de marcha y desbloquearse.

12. Disminuya la velocidad haciendo yoga

El yoga implica una respiración lenta y controlada, y movimientos lentos y cuidadosos. Así que sí, es lento. Nos obliga a sentirnos más cómodos con la quietud y no siempre…