Cinco razones para desarrollar y hacer crecer tu espiritualidad

“La búsqueda espiritual no es un beneficio añadido a nuestra vida, algo en lo que te embarcas si tienes el tiempo y la inclinación. Somos seres espirituales en un viaje terrenal. Nuestra espiritualidad constituye nuestro ser”. –Juan bradshaw

Cuando se trata del cuidado personal y de estar en nuestro mejor momento, dedicar tiempo a la espiritualidad es tan importante, si no más importante, que otras áreas de la vida.

La espiritualidad tiene un significado diferente para diferentes personas, pero desde una perspectiva de psicología positiva se puede definir como, un profundo sentido de pertenencia, de totalidad, de conexión y de apertura al infinito (Easvaradoss, 2013).”

Desarrollar nuestra espiritualidad puede ayudarnos a enfrentar los desafíos de la vida y convertirnos en una persona mejor, más completa y feliz.

Entonces, aquí hay cinco beneficios para desarrollar su naturaleza espiritual.

1. Esperanza

Si hay algo que la espiritualidad puede aportar a nuestra vida es una sensación de esperanza y optimismo. La espiritualidad fortalece nuestra perspectiva de un futuro mejor.

Siempre encontraremos desafíos en la vida, pero si mantenemos la esperanza durante estos tiempos difíciles, perseveraremos. El crecimiento espiritual mejora nuestra capacidad para lidiar con los altibajos de la vida y recuperarnos de esas experiencias difíciles.

2. Compasión y Comprensión

Es fácil mirar a los demás con juicio y crítica, pero cuando empezamos a crecer espiritualmente nos damos cuenta de lo mucho más sano que es cultivar la compasión y la comprensión por los demás.

“La espiritualidad está destinada a llevarnos más allá de nuestra identidad tribal hacia un dominio de conciencia que es más universal”. –Deepak Chopra

No solo nos proporciona los medios para servir y ayudar a los demás, sino que también mejora nuestro bienestar personal. Cuando miramos la vida a través de una lente compasiva, podemos desarrollar un sentido de conexión con los demás y comenzar a reconocer el impacto positivo que podemos tener.

3. Sentido de propósito y significado

La sensación de que nuestra vida vale la pena y de que no estamos aquí solo por un error al azar puede marcar una gran diferencia en la trayectoria de nuestra vida. Estamos vivos por una razón y estamos destinados a contribuir con algo al mundo.

Según un editorial del International Journal of Childrens Spirituality, “En un mundo moderno que está consumido por el materialismo, que se mueve a un ritmo frenético y que está desgarrado por divisiones culturales, raciales y religiosas, el anhelo del espíritu humano de conectarse y encontrar significado a veces se pasa por alto”.

Sin un sentido de espiritualidad podemos perder de vista lo que es realmente más importante y significativo.

“Lo más importante es que el significado de la espiritualidad sienta las semillas de nuestro destino y el camino que debemos seguir”. –dennis bancos

4. Inspiración y aprecio

La vida está llena de inspiración cuando la buscamos. También hay mucho que agradecer a pesar de las luchas y los desafíos que enfrentamos.

A través del crecimiento espiritual podemos aprender a ver la belleza y la maravilla en nuestra vida cotidiana. Las cosas que a menudo damos por sentadas pueden comenzar a ofrecernos una mayor inspiración y alegría.

5. Tranquilidad

Parte de la espiritualidad es conectarse con un poder superior. Cualquier nombre o etiqueta que le demos a esta fuente espiritual es irrelevante en mi opinión.

Lo importante es la sensación de que hay algo más grande que nosotros mismos, y que no tenemos que llevar todo el peso solos. Cuando aprendemos a «dejar ir» el equipaje emocional que llevamos, realmente se suma a la paz mental.

Estos son solo algunos de los beneficios del crecimiento espiritual. ¿Qué agregarías a esta lista?

Trabajo citado

Easvaradoss, V. & RajanIndian, R. (2013).Psicología positiva, espiritualidad y bienestar: una visión general.Revista de Psicología Positiva, 4(2), 321-325.

Souza, M. (2009).Editorial. Revista Internacional de Espiritualidad Infantil, 14(2), 181184.