Cuando surge la necesidad de comer, pueden estar en juego otros factores además del hambre. Identificar sus verdaderas necesidades y responder a ellas puede evitar que coma por comer.
Comer cuando no tenemos hambre a veces puede provocar molestias físicas o emocionales. ¿Entonces por qué lo hacemos?
A menudo, buscamos alimentos para abordar una necesidad diferente que nuestra mente o cuerpo anhela. Al satisfacer nuestras necesidades reales con otras cosas además de la comida, podemos evitar los excesos y volver la mentemenos hábitos alimenticios en mentelleno prácticas de alimentación.
Los estudios muestran que nuestros hábitos alimenticios a menudo están ligados a nuestras emociones. Esta conexión puede llevarnos a seguir picando en una variedad de situaciones cuando no tenemos apetito. Podemos comer debido a:
- estrés
- aburrimiento
- nerviosismo
- cansancio
- antojos
- dolor
- comodidad
- hábito
- sed
Los factores ambientales o sociales también pueden estar en juego. Tal vez te sientas obligado a tomar un trozo de pastel cada vez que tus compañeros de trabajo celebran un ascenso o un cumpleaños en la sala de descanso.
O podría ser la inseguridad alimentaria, la falta de acceso constante a los alimentos. La inseguridad alimentaria ha causado que aproximadamente 42 millones de personas en los Estados Unidos sientan ansiedad por su próxima comida. Los signos de inseguridad alimentaria incluyen:
- comer cuando no tienes hambre
- siempre preguntando sobre la comida y no siendo exigente con lo que se ofrece (en niños)
- comer menos (en adultos)
- Saltarse comidas (en adultos)
- tener hambre pero no comer con otros por temor a no tener suficiente dinero para la comida
¿Una explicación médica?
En algunos casos, una condición médica o de salud mental puede ser la causa de comer sin sentido. Las posibles condiciones incluyen:
Un trastorno alimentario, como los atracones, la pagofagia o el trastorno alimentario no especificado (EDNOS, por sus siglas en inglés), también podría estar afectando sus hábitos y su relación con la comida. Echaremos un vistazo más profundo a cómo estas condiciones pueden afectarlo y analizaremos los recursos de apoyo.
Si te encuentras preguntándote: «¿Cómo dejo de comer alimentos solo porque están ahí?» estos seis consejos podrían ser útiles.
1. Encuentra tu verdadera hambre
Si bien está bien buscar un refrigerio de vez en cuando, tenga en cuenta que puede estar buscando algo incorrecto.
Tal vez esté buscando aliviar el estrés, o tal vez simplemente esté aburrido y busque pasar el tiempo. Identificar dónde se encuentra su verdadera hambre puede ayudarlo a cambiar su enfoque de comer a abordar su necesidad subyacente, sin buscar el refrigerio más cercano.
2. Alimenta tu verdadera hambre
Ahora que sabe de qué está realmente hambriento, es hora de considerar cómo para satisfacer su necesidad.
Si anhelas comodidad, puedes acurrucarte con tu manta más acogedora. O si el estrés lo agobia, puede participar en una actividad relajante.
3. Habla con la comida
Esto puede sonar algo tonto, pero escúchanos.
Si sabe que necesita algo más que comida, intente hablar con su comida en lugar de comerla. Puede concentrarse en lo que realmente necesita y preguntarle directamente a la comida que está a punto de comer si puede cumplirlo.
Si siente que la respuesta es no, considere buscar otra cosa.
4. Recuerda que los impulsos van y vienen, pero los efectos del exceso duran
Los antojos son naturales ya menudo fugaces. Si bien está bien darse un capricho de vez en cuando, tomarse un momento antes de darse el gusto puede permitir que el antojo pase. Si persiste, considere cómo podría sentirse después de comer.
Puede experimentar:
- indigestión
- acidez
- hinchazón
- dolores de estómago o calambres
- insomnio
- decepción
- arrepentirse
En estos momentos, recuerda ser amable contigo mismo. Dése recordatorios útiles y positivos en lugar de reprimendas.
5. Ganar tiempo
A veces, simplemente no tienes tiempo en el momento para examinar lo que realmente está pasando, ¡y eso está bien!
En lugar de ceder a tus antojos, podrías reconocer que en realidad no tienes hambre y darte espacio para abordar tu verdadera hambre en un momento posterior.
Si el impulso no desaparece, puede ser útil buscar formas de ganar algo de tiempo. Busque distracciones, respire o tome un vaso de agua.
6. Obtenga ayuda
Aquellos que viven con un trastorno alimentario pueden experimentar un cambio en su relación con la comida y el comer.
La alimentación poco saludable, la alimentación desordenada o el consumo de artículos que no son alimentos son todos síntomas posibles de trastornos alimentarios, como:
- Trastorno por atracón. Este es el trastorno alimentario más común. Una persona ingiere una gran cantidad de comida en poco tiempo, lo que a menudo provoca una necesidad imperiosa de eliminar, seguida de sentimientos de vergüenza, ansiedad, desilusión o vergüenza.
- Pica. Las personas que viven con pica comen regularmente artículos que no son alimentos, como jabón, tierra, cabello, arena o pegamento.
- Pagofagia. Esta forma de pica implica la necesidad de comer o masticar hielo.
- EDNOS. Los médicos a menudo dan un diagnóstico de «EDNOS» a aquellos que presentan la mayoría de los síntomas, pero no todos, de otros trastornos alimentarios. Puede implicar masticar y escupir la comida sin tragarla.
Hay muchos recursos disponibles para brindar apoyo. Considere comunicarse con:
Es natural alcanzar la comida para satisfacer nuestras necesidades no relacionadas con el hambre. El aburrimiento, el estrés e incluso ciertas condiciones médicas pueden contribuir a comer sin sentido.
Podemos descubrir lo que realmente anhelamos identificando lo que nuestro cuerpo o mente realmente quieren y considerando diferentes condiciones de salud física o mental.