Las alucinaciones son relativamente comunes en los niños. Dos tercios de los niños de 9 a 11 años han tenido al menos una experiencia de tipo psicótico, incluidas las alucinaciones.
Los estudios de grandes muestras pediátricas documentan una tasa de prevalencia de alucinaciones del ocho por ciento en niños (McGee R et al, JAACAP 2000;39(1):12-13). La gran mayoría de las alucinaciones en la población pediátrica general son transitorias y se resuelven espontáneamente. En aproximadamente el 50 % al 95 % de los casos, las alucinaciones cesan después de algunas semanas o meses (Rubio JM et al, Schizophr Res 2012;138(2-3):249-254).
Las alucinaciones pueden asustar a los padres y otros cuidadores, pero por lo general no indican una psicopatología importante y se asocian principalmente con ansiedad y eventos estresantes. En este artículo, exploraremos algunas de las causas de las alucinaciones psicóticas y no psicóticas en niños y adolescentes y las intervenciones adecuadas para ellas.
¿Qué es exactamente una alucinación?
Sir Thomas Browne, médico del siglo XVII, acuñó el término alucinación en 1646, derivándolo del latín alucinar significado de vagar en la mente. El DSM-IV define una alucinación como una percepción sensorial, que tiene el sentido convincente de la realidad de una percepción verdadera, pero ocurre sin estimulación externa del órgano sensorial relevante.
Las alucinaciones son distorsiones en la percepción sensorial en cualquiera o en todos los cinco sentidos humanos. Las alucinaciones más comunes son auditivas y visuales, pero también ocurren olfativas, gustativas (gusto), táctiles, propioceptivas y somáticas. Las alucinaciones pueden ser congruentes o incongruentes con el estado de ánimo.
Las verdaderas alucinaciones deben distinguirse de las distorsiones perceptivas como ilusiones o imaginaciones vívidas y otros fenómenos como obsesiones, compulsiones, fenómenos disociativos, pseudoalucinaciones y síndrome límite de la infancia (Lewis M, Child Adolesc Psychiatr Clin North Am 1994;3:31- 43). Además, los niños y adolescentes pueden fingir alucinaciones, a menudo para salir de situaciones con la ley, sus padres, compañeros y otras personas con autoridad (Resnick PJ. En: Rogers R, ed. Clinical Assessment of Malingering and Deception. 2ª ed.Nueva York: Guilford Press;1997:p 47-67).
Una alucinación tiene sentido solo después de que el niño ha aprendido a distinguir entre su mundo interno y la realidad externa. Hay desacuerdo en cuanto a la edad en que se puede hacer esta distinción, pero se piensa que un niño normal de inteligencia promedio es completamente capaz de distinguir entre la fantasía y la realidad a la edad de tres años (Piaget J. The childs construction of reality. London : Routledge y Kegan; 1995).
Los compañeros imaginarios, a veces descritos como fenómenos similares a las alucinaciones, se diferencian de las alucinaciones en que a menudo pueden ser evocados por el niño a voluntad (en contraste con la naturaleza involuntaria de las alucinaciones), y normalmente pueden funcionar como compañeros de juego asociados con emociones positivas. Sin embargo, existen compañeros imaginarios que no cumplen y son resistentes al control del niño anfitrión (Taylor MA. Imaginary Companions and the Children Who Create Them. Reino Unido: Oxford University Press; 1999).
Otros fenómenos relacionados observados durante el período de desarrollo incluyen alucinaciones relacionadas con el sueño. Las alucinaciones hipnagógicas, que ocurren inmediatamente antes de quedarse dormido, y las alucinaciones hipnopómpicas, que ocurren durante la transición del sueño a la vigilia, se informan en el 25% y el 18% de la población general, respectivamente, pero disminuyen con la edad hasta la edad adulta. Estos pueden ser parte de un trastorno del sueño infantil discapacitante, como la narcolepsia con cataplejía (Dauvilliers Y et al, Lancet 2007;369(9560):499-511).
Las pseudoalucinaciones son imágenes mentales que, aunque claras y vívidas, carecen de la sustancialidad de las percepciones. Se ven con plena conciencia, se sabe que no son percepciones reales, no están ubicados en el espacio objetivo, sino en el espacio subjetivo, y dependen de la percepción del individuo. Pueden ser experimentados por personalidades histéricas o que buscan atención.
Causas psiquiátricas y comorbilidades
Muchas alucinaciones no psicóticas están asociadas con períodos de ansiedad y estrés, y desaparecen cuando se resuelve la situación estresante (Mertin P & Hartwig S, Child Adolesc Ment Health 2004;9(1):9-14).
Las ilusiones son percepciones o interpretaciones erróneas de estímulos externos reales y pueden ocurrir en el delirio, la depresión con delirios de culpa y/o ser autorreferenciales. Estos pueden manifestarse como ilusiones fantásticas en las que un niño o adolescente describe modificaciones extraordinarias de su entorno (p. ej., se mira en un espejo y en lugar de ver su propia cabeza, ve la de un cerdo); o pareidolia, ilusiones que ocurren sin que el paciente haga ningún esfuerzo, lo que puede deberse a un pensamiento fantasioso excesivo y una imaginería visual vívida.
Varios estudios han demostrado que experimentar un trauma infantil es un factor de riesgo para la psicosis y las alucinaciones. Se ha encontrado una asociación positiva con el abuso sexual, el abuso físico, el abuso emocional, la intimidación o el abandono, pero no con la muerte de los padres (Varese F et al, Schizophr Bull 2012;38:661-671). Un estudio posterior confirmó que aquellos con puntajes altos de abuso sexual tenían de dos a cuatro veces más probabilidades de desarrollar psicosis adulta (Thompson AD et al, Schizophr Bull 2014;40(3):697-706).
Los trastornos del estado de ánimo a menudo pueden presentarse con características psicóticas acompañantes, incluidas las alucinaciones (Edelsohn GA, Am JPsychiatry 2006;l63(5):781-785). La investigación en poblaciones clínicas demostró que los pacientes de 11 a 15 años que reportaron experiencias psicóticas tenían, en promedio, tres trastornos diagnosticables del Eje I del DSM-IV. En estos casos, los síntomas psicóticos predicen una psicopatología más grave (Kelleher et al, Br J Psychiatry 2012;201(l):26-32).
Existe una relación significativa entre las alucinaciones psicóticas y la conducta suicida. Los adolescentes con un diagnóstico de trastorno de depresión mayor (MDD) que informaron experiencias psicóticas tuvieron un aumento de 14 veces en los planes o intentos de suicidio en comparación con los adolescentes con el mismo diagnóstico que no informaron experiencias psicóticas (Kelleher I et al, Arch Gen Psychiatry 2012; 69(12):1277-1283).
Los niños no psicóticos que alucinan pueden tener diagnósticos de TDAH (22 %), TDM (34 %) o trastornos de comportamiento perturbador (21 %) (Edelsohn GA et al, Ann NY Acad Sci 2003;1008:261-264).
¿Qué pasa con la esquizofrenia en la infancia y la adolescencia?
La esquizofrenia de inicio en la niñez es extremadamente rara y la mayoría de los niños que experimentan alucinaciones no progresan a ese nivel de trastorno psiquiátrico. La probabilidad de que la esquizofrenia ocurra antes de los 13 años es de una en 30 000 (Jardri R et al, Schizophr Bull 2014;40(suppl 4):S221-S232). La esquizofrenia se puede diagnosticar de forma fiable en niños y es neurobiológica, diagnóstica y fisiológicamente continua con el trastorno del adulto.
Casi toda la cohorte de esquizofrenia de inicio en la infancia del Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH, por sus siglas en inglés) tenía altas tasas de alucinaciones en todas las modalidades sensoriales. Estas fueron predominantemente alucinaciones auditivas significativas; pero también hubo una alta tasa de alucinaciones visuales (80%), junto con alucinaciones táctiles (60%) y olfativas (30%) asociadas con ellas. Aquellos con alucinaciones visuales mostraron una asociación significativa con un coeficiente intelectual más bajo y una edad temprana de aparición de la psicosis (David CN et al, JAACAP 2011; 50(7):681-686).
Causas médicas de las alucinaciones
Los medicamentos, el uso de sustancias y los trastornos orgánicos y metabólicos pueden causar alucinaciones. Las causas médicas incluyen alteraciones electrolíticas, trastornos metabólicos, fiebre e infecciones graves.
Algunas alucinaciones pueden considerarse manifestaciones de delirio y pueden deberse a medicamentos como esteroides y anticolinérgicos, metilfenidato y/o sustancias ilícitas como cannabis, dietilamida del ácido lisérgico (LSD), cocaína, anfetamina, metanfetamina, MDMA (éxtasis), opiáceos y drogas sintéticas.
Las alucinaciones visuales, gustativas y olfativas son altamente sugestivas de un origen médico o relacionado con sustancias. Se deben sospechar alucinaciones inducidas por sustancias si un individuo muestra un inicio agudo de alucinaciones, pupilas dilatadas, agitación extrema o somnolencia y otros signos de intoxicación.
Los niños con trastornos convulsivos pueden experimentar alucinaciones que pueden ser somatosensoriales, visuales (foco en el lóbulo occipital), auditivas, olfativas (uncinadas, parciales complejas) o gustativas. Las convulsiones parciales complejas, especialmente aquellas con un foco temporal, pueden estar asociadas con síntomas psicóticos interictales de delirios, alucinaciones y preocupaciones inusuales. Las alucinaciones pueden ser informes (luces intermitentes o ruidos rápidos) o formadas (imágenes, palabras habladas o música) y podrían ser parte del aura que surge del lóbulo temporal (como un sueño, escenas retrospectivas).
Las distorsiones sensoriales perceptivas pueden deberse a lesiones centrales que afectan la parte posterior del lóbulo temporal. Estos pueden incluir hiperestesia e hipoestesia (sensibilidad excesiva o insuficiente a los estímulos, respectivamente) y distorsiones visuales, como micropsia (ver las cosas más pequeñas de lo que son) y, al contrario, macropsia.
Las migrañas ocurren en aproximadamente el cinco por ciento de los niños prepúberes y, a menudo, son comórbidas con trastornos afectivos y de ansiedad. Las alucinaciones asociadas con la migraña comúnmente son visuales, pero las alucinaciones gustativas, olfativas y auditivas también pueden ocurrir con o sin dolores de cabeza. Cualquier alucinación asociada con dolores de cabeza debe investigarse neurológicamente.
Valoración del Niño con Alucinaciones
Los niños o adolescentes con alucinaciones deben someterse a una evaluación exhaustiva que incluya tanto un examen físico para descartar causas médicas como una evaluación psicológica para identificar factores psicopatológicos, psicosociales y culturales asociados con sus experiencias.
Al entrevistar a niños, se debe tener en cuenta que son altamente sugestionables, pueden responder afirmativamente a las preguntas para llamar la atención o para complacer al entrevistador, pueden no entender total o parcialmente lo que se les pregunta y pueden culpar a las voces de su mal comportamiento para escapar. castigo. Además, es posible que no distingan entre fantasías, sueños, sentimientos y conflictos internos.
El estudio debe incluir el descarte de ingestión de sustancias y causas médicas y neurológicas. Las alucinaciones deben evaluarse en el contexto de otras características de la psicosis, como el inicio, la frecuencia, la gravedad y la cronicidad. Recuerde también evaluar el trauma y el abuso sexual y físico, ya que las alteraciones de la percepción son comunes en estos niños.
Los niños con alucinaciones requieren intervención médica inmediata para identificar la causa y brindar el tratamiento adecuado. Pueden necesitar pruebas de laboratorio como electrolitos séricos, hemograma completo con diferencial, pruebas de función hepática, renal y tiroidea, pruebas de toxicología, nivel de alcohol en sangre, niveles séricos de estabilizadores del estado de ánimo (valproato, litio, carbamazepina) y de neurolépticos. Es posible que necesiten imágenes cerebrales para descartar lesiones en la cabeza y otras causas orgánicas de delirio.
Es necesario un control cuidadoso del peso, la presión arterial, la frecuencia del pulso y la altura, así como el azúcar en la sangre en ayunas, los niveles de lípidos y las funciones renal y tiroidea, según los medicamentos que se le receten al niño. El contacto con los adultos clave es fundamental, y se deben hacer esfuerzos para obtener el consentimiento para la divulgación de información.
Tratamiento de las alucinaciones
A menudo, las alucinaciones son transitorias, inofensivas y no requieren tratamiento. Sin embargo, la identificación y el tratamiento tempranos, cuando están justificados, son imprescindibles. La duración de la psicosis no tratada (DUP) es un predictor primario de la respuesta al tratamiento en el primer ingreso…