La historia de una ballena pegada:

Se podría discernir una abundancia de aromas en pinturas. Con precisión microscópica, los artistas representaban la materialidad del exhaustivo inventario de la República Holandesa. Las alusiones a los olores se pueden ver a través de paisajes, pinturas de gran historia, escenas que capturan la vida diaria y retratos. Se difunden de pequeños incendios de carbón y macetas burbujeantes, excretadas con humor y exudado de la materia estancada. Dispersado entre obras de arte se encuentra la parafernalia dedicada a la fragancia: tuberías de arcilla, cajas de tabaco, pomanders, chatelaines, bolsas dulces, gráreas de nuez, quemadores de incienso, teteras, frascos de boticario, fanáticos, guantes e ilustraciones de centavos fragmentados. En la impresión de Sáenredam, fueron las tripas derramadas de la ballena y el pañuelo del conde inferieron una atmósfera olorosa. Mediante la grabación de lo visual en obras de arte, la olfativa se dio a conocer, y la imaginación del espectador se agitó.