Familias disfuncionales: tipos, signos y sistemas

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Las familias disfuncionales se definen a veces como aquellas en las que hay conductas abusivas, o el consumo de sustancias afecta a la familia, o hay abuso emocional, físico o sexual (Kolko y Kazdin, 1990). En las familias disfuncionales, el conflicto interpersonal suele ser frecuente e intenso, dejando a toda la familia en un estado de estrés crónico. O los niños de la familia pueden estar involucrados en conductas peligrosas o arriesgadas que ejercen presión sobre sus padres y toda la dinámica familiar. Las familias en las que uno o más miembros padecen una enfermedad mental especialmente incapacitante también pueden considerarse disfuncionales si la enfermedad mental tiene un fuerte impacto en el funcionamiento general de la familia.

Tal vez estés pensando: “Vaya, muchas familias podrían caer bajo este paraguas”. Y estarías en lo cierto. Si consideras todas las características que mencioné anteriormente, es posible que veas cuántas de ellas son dimensionales, es decir, existen en un espectro de intensidad. Los padres que se gritan unos a otros una vez al mes tal vez no estén criando una familia disfuncional, pero los padres que tienen peleas a gritos la mayoría de las noches de la semana probablemente sí lo estén. Una familia que ocasionalmente tiene que lidiar con un padre que llega a casa borracho tal vez no sea disfuncional, pero una familia sin ingresos porque el padre que trabaja está demasiado borracho para mantener un trabajo estable probablemente sí lo sea.

En otras palabras, algunas características de las familias disfuncionales también las poseen las familias más funcionales, aunque en menor grado. Al mismo tiempo, cualquier familia en la que se produzcan abusos físicos, emocionales o sexuales, aunque sea en raras ocasiones, probablemente se considere disfuncional.

Una familia disfuncional es el resultado de relaciones disfuncionales dentro de la familia (Minuchin, 1985). Tener una relación disfuncional dentro de una familia puede ser suficiente para estresar a todo el sistema familiar si los otros miembros de la familia se involucran para tratar de resolver la disputa. Por ejemplo, un niño puede verse obligado a intentar resolver las discusiones de sus padres, y esta triangulación puede fácilmente hacer que el niño entre en conflicto con ambos padres. Como resultado, muchas familias disfuncionales probablemente tengan múltiples relaciones problemáticas dentro de la familia.

¿Por qué estas relaciones son disfuncionales en primer lugar? Podemos recurrir a un modelo socioecológico para entenderlo. Los modelos socioecológicos sugieren que los factores en múltiples niveles de la sociedad pueden afectar y de hecho afectan la mayoría de los resultados de nuestras vidas (Tudge et al., 2009). Las cosas pueden salir mal a nivel individual, interpersonal, familiar y social y causar disfunción familiar. Por ejemplo, el diagnóstico de esquizofrenia de un padre puede significar que tenga dificultades para cumplir con sus responsabilidades parentales. A nivel interpersonal, las incompatibilidades de personalidad entre los padres pueden reducir su capacidad para llevar adelante un hogar juntos. A nivel social, la falta de dinero u otros recursos, o ser parte de una minoría en términos de raza o etnia, puede hacer que una familia que de otro modo funcionaría bien tenga dificultades.

He aquí un ejemplo de cómo puede llegar a existir una familia disfuncional. Imaginemos una familia en la que ambos padres sufren habitualmente altos niveles de ansiedad. Los padres pueden intentar reducir su propia ansiedad controlando a sus hijos, pueden evitar responsabilidades importantes como padres debido a su ansiedad o pueden pelearse entre ellos debido a su ansiedad. Todo esto podría explicar por qué las familias con al menos un padre ansioso tienen más probabilidades de ser disfuncionales que las familias sin padres ansiosos (Ben-Noun, 1998).

Otro ejemplo común es el de una familia en la que un padre abusa de sustancias. Ya sea alcohol u otras drogas, el resto de la familia a menudo tiene que compensar las dificultades que tiene un padre adicto para cumplir con sus responsabilidades. Tengo una amiga cuya madre, debido al alcoholismo, a menudo tenía que cuidar de sus hermanos menores, aunque un niño de cinco años no tenía por qué tratar de consolar a una hermana que lloraba o prepararles sándwiches. Los niños en esta situación a veces terminan yendo al supermercado en lugar de sus padres, o incluso son enviados al bar del barrio para tratar de convencer a sus padres de que vuelvan a casa. Obviamente, estas no son responsabilidades que un niño pequeño debería tener que asumir.

Desde una perspectiva de sistemas familiares, como se señaló anteriormente, las familias disfuncionales son el resultado de dinámicas dolorosas o ineficaces entre los miembros de la familia (Minuchin, 1985). Una dinámica difícil puede extenderse y afectar al resto de la familia. Desde esta perspectiva, el sistema familiar comienza a volverse disfuncional cuando experimenta factores estresantes que no puede manejar de manera efectiva. Por ejemplo, tengo una amiga cercana cuyos padres siempre la han cuidado mucho, pero no entendían cómo apoyarla en sus desafíos con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). La familia era disfuncional en el sentido de que ella sentía vergüenza y tristeza por sus dificultades con la atención y creía que era una mala persona, y en el sentido de que sus padres hicieron poco para cambiar esos pensamientos y sentimientos.

A menudo, si algún miembro de la familia parece tener problemas psicológicos, como depresión o ansiedad, esto puede significar que también existe una disfunción familiar (Wang et al., 2020). Por ejemplo, muchos niños reaccionan a la disfunción familiar tratando de comportarse de la manera más perfecta posible, pensando que de esta manera pueden reducir el estrés en la familia.

Otros signos de una familia disfuncional incluyen altos niveles de estrés, conflicto y castigo (MacPherson et al., 2018). Los padres en familias disfuncionales a menudo expresan pocas emociones positivas y muchas emociones negativas. Los niños que luchan mucho para construir y mantener relaciones exitosas con sus compañeros pueden tener problemas familiares en el hogar. En general, las familias disfuncionales a menudo parecen desorganizadas y un poco caóticas, y las cosas que la mayoría de las familias pueden manejar con facilidad a menudo son muy desafiantes y perturbadoras para ellos.

Las familias disfuncionales se enfrentan a al menos seis dinámicas diferentes (Epstein et al., 1978): control de la conducta, implicación afectiva, capacidad de respuesta afectiva, roles, comunicación y resolución de problemas. Veamos algunas de ellas con más detalle. “Afecto” en este contexto significa emociones, por lo que en las familias disfuncionales, los padres pueden estar demasiado involucrados, o no lo suficiente, en ayudar a sus hijos a gestionar sus emociones. También pueden ignorar o desestimar las emociones de sus hijos en lugar de validarlas. Los padres también pueden ser demasiado controladores, o no lo suficientemente controladores, de las conductas de sus hijos. En términos de roles, muchas familias disfuncionales tienen hijos parentificados, es decir, niños que han asumido las responsabilidades de un padre porque sus padres reales no están cumpliendo con esas responsabilidades.

Las dinámicas familiares disfuncionales también pueden entenderse a través de la perspectiva de intentar y no lograr el equilibrio adecuado entre independencia y apego dentro de cada relación familiar (Wang et al., 2020). Si bien esto es más relevante para las familias con adolescentes, la mayoría de las familias disfuncionales tendrán dificultades con los miembros de la familia que están demasiado cerca o demasiado lejos entre sí. Estas dinámicas pueden conducir fácilmente a una mayor tensión en la familia.

Si quieres saber más sobre lo que tienen en común la mayoría de las familias disfuncionales, te recomiendo ver este vídeo: