Minimizar: Definición en Psicología, Teoría y Ejemplos

Minimizar: Definición en Psicología, Teoría y Ejemplos

¿Qué es la minimización? Siga leyendo para obtener más información sobre la teoría subyacente de la minimización, descubrir sus causas y explorar consejos para lidiar con la minimización.

¿Por qué minimizamos algo notable como si no fuera digno de elogio o discusión? En este artículo, definiremos la minimización, analizaremos por qué minimizamos nuestras experiencias y eventos y exploraremos qué podemos hacer para dejar de minimizar.

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¿Qué es la minimización en psicología? (Una definición)

La Asociación Estadounidense de Psicología (APA) define la minimización como una “distorsión cognitiva que consiste en una tendencia a presentar los acontecimientos a uno mismo o a los demás como insignificantes o sin importancia” (APA, 2022). Una distorsión cognitiva altera la realidad en nuestra mente, de forma similar a cómo se distorsionan nuestros reflejos en una sala de espejos. Por lo tanto, podemos imaginar la minimización como uno de esos espejos que hace que todo parezca mucho más pequeño de lo que realmente es ante nuestros ojos mentales. En otras palabras, la minimización es cuando enmarcamos algo como si fuera menor de lo que es al negar o desestimar su importancia.

La minimización puede ser un proceso consciente. Por ejemplo, un acosador puede restarle importancia deliberadamente a sus comentarios groseros para evitar consecuencias por sus acciones y afirmar que solo estaba bromeando. Sin embargo, también se puede minimizar algo sin darse cuenta, como por ejemplo, un administrador de la escuela que considera un acto de acoso como una broma tonta cuando el autor es un estudiante con excelentes calificaciones. Aquí hay un breve video sobre la minimización que puede que te guste.

Vídeo: Minimizar lo positivo

Lo opuesto de minimizar

Si la distorsión de la importancia de un acontecimiento se proyectara en un espectro, la minimización estaría en el extremo inferior y la maximización en el superior. ¿Por qué? Cuando las personas minimizan los acontecimientos o las emociones, los presentan como algo sin importancia y sin valor. Por el contrario, cuando los maximizan, exageran su importancia y hacen montañas de un grano de arena (en psicología, esto suele llamarse catastrofismo).

A menudo, minimizar y maximizar van de la mano, distorsionando diferentes aspectos del mismo evento. Imaginemos a una madre que organizó una fiesta de cumpleaños para su hijo pequeño. Planificó el menú con antelación, cocinó y limpió durante días, hizo y colgó adornos a mano y preparó juegos y actividades para los invitados más pequeños. Todos los invitados se divirtieron y la felicitaron por lo genial que había estado todo. Sin embargo, la madre no podía superar el hecho de que se había olvidado de comprar velas de cumpleaños para la tarta. Así que minimizó toda la planificación, la buena comida y la diversión y maximizó su olvido de comprar velas de cumpleaños. Como resultado, sintió que la fiesta no fue muy exitosa.

Video: Ampliación y minimización

Ejemplos de minimización

Minimizar es algo bastante común y muchos de nosotros minimizamos nuestras experiencias, emociones o los efectos que los acontecimientos tienen sobre nosotros. Además, minimizamos tanto lo bueno como lo malo. A continuación, se muestran algunos ejemplos que puede encontrar en la vida diaria.

Ejemplos de la vida real de minimización

  • Manuel estaba parado entre dos pasillos en una tienda de conveniencia cuando un ladrón irrumpió. El ladrón apuntó al empleado de la tienda con una pistola mientras vaciaba la caja registradora. Manuel se acercó cuidadosamente al ladrón por detrás y lo dejó inconsciente con una caja de refresco. Manuel fue declarado héroe cuando llegaron la policía y los equipos de noticias locales. Sin embargo, Manuel se negó a atribuirse el mérito por su valentía y declaró que cualquiera haría lo mismo.
  • Jaya fumaba desde que terminó la escuela secundaria y con el tiempo se convirtió en una fumadora empedernida. Cuando sus amigos la confrontaron por su exceso de tabaquismo y le sugirieron que redujera el consumo o que dejara de fumar, Jaya desestimó sus preocupaciones diciendo que solo fumaba un poco más que antes.
  • Hace poco, Albert fue ascendido en el trabajo. En una fiesta, muchas personas lo felicitaron y comentaron que siempre había sido un gran trabajador y tenía estándares altos. Albert restó importancia a estos comentarios e insistió en que sus supervisores debieron haberlo confundido con otra persona que realmente merecía un ascenso.
  • Carmen asistió a un evento familiar unas semanas después de su aborto espontáneo, donde sus familiares le dijeron una y otra vez lo mucho que lo sentían. Carmen suspiró y les dijo que, de todos modos, estaba al principio del embarazo y que su situación no era nada grave en comparación con la de otros padres que han perdido a sus hijos por cáncer u otras enfermedades crónicas.

Minimizar vs. otras distorsiones cognitivas

Como ya hemos dicho, las distorsiones cognitivas son creencias y pensamientos inútiles y erróneos que distorsionan la realidad, de la misma forma que los cristales cóncavos de una sala de espejos distorsionan los reflejos. Pero si alguna vez has estado en una sala de espejos, es posible que te hayas dado cuenta de que estos espejos distorsionan las imágenes de muchas formas diferentes: algunos alargan todo, otros estiran los bordes y otros hacen que todo parezca más redondo. Por tanto, es posible que supongas que hay una variedad de distorsiones cognitivas que alteran la realidad de distintas maneras. A continuación, se presentan algunas de las otras distorsiones cognitivas, con un breve ejemplo de cada una.

  • Pensamiento de todo o nada: El pensamiento de todo o nada se refiere al tipo de pensamiento que clasifica todo en dos categorías: perfecto y terrible. En otras palabras, si algo no es excelente, el individuo lo percibe como un fracaso.

“Me saqué una B en el examen. Soy un fracaso”.

  • Generalización excesiva: Este tipo de pensamiento convierte una mala experiencia (o falta de una buena experiencia) en una regla general.

“A nadie le importo”

  • Saltar a conclusiones: Esta vez, el individuo hace suposiciones sobre cómo se sentirán las personas o cómo resultarán las cosas.

“No quiero cenar en casa de los padres de mi novia. De todas formas me odiarán”.

  • Filtro mental: Cuando las personas usan un filtro mental, seleccionan lo negativo e ignoran el resto.

“A una de mis amigas no le gustaron mis zapatos nuevos. No tengo sentido de la moda”.

  • Descontando lo positivo: Esta distorsión es similar a la minimización, pero en este caso el individuo ignora por completo los aspectos positivos en lugar de reducir su importancia.

“Me alegra que te haya gustado mi cuadro, pero cualquiera con un lienzo y un pincel puede pintarlo”.

  • Expectativas poco realistas: Las personas con expectativas poco realistas tienen ideas claras pero poco prácticas sobre cómo deberían ser las cosas. Además, pueden verse a sí mismas como fracasadas cuando no alcanzan ese alto estándar.

“Debería ser capaz de escribir una novela best-seller en un mes”.

  • Razonamiento emocional: Este tipo de pensamiento proyecta los pensamientos y emociones personales de un individuo como verdades absolutas o realidades objetivas.

“El sushi es asqueroso. A nadie le gusta”.

  • Etiquetado: Esta distorsión implica que las personas se atribuyan una etiqueta negativa a sí mismas, a otra persona o a algo que hacen. Como resultado, se juzgan a sí mismas (o a la otra persona) a través de esa lente.

“Sale con cualquiera que la invite a salir. Por lo tanto, es una zorra”.

  • Personalización: Esta vez, la persona se culpa a sí misma o a otra persona por un resultado adverso sobre el cual tenía poco o ningún control.

“Si yo fuera un buen padre, mi hija no habría reprobado matemáticas”.

Nuestras distorsiones cognitivas modifican nuestra realidad, pero eso no significa que estén relacionadas con alguna disfunción cerebral. Aunque las distorsiones cognitivas puedan parecer ilógicas, los expertos creen que podrían haber evolucionado para ayudar a los humanos a pensar de forma adaptativa, especialmente si el individuo se enfrenta a una amenaza (Gilbert, 1998). ¿Quieres saber más sobre las distorsiones cognitivas? Aquí tienes un vídeo divertido que puede resultarte informativo.

Vídeo: Distorsiones cognitivas

¿Cuándo utiliza la gente la minimización?

Minimizar es algo muy común y puede tener diferentes causas subyacentes. Una de las más comunes podría ser la minimización como mecanismo de defensa. ¿Por qué? En primer lugar, minimizar permite a una persona disminuir la intensidad de una situación, lo que a su vez reduce la respuesta emocional a esa situación. Por ejemplo, restar importancia a los comentarios groseros de alguien puede evitar que tengamos emociones negativas fuertes y permitirnos centrar nuestra energía en otros asuntos importantes.

La minimización como mecanismo de defensa también puede utilizarse en situaciones que evocan vergüenza o culpa. En estos casos, la minimización nos ayuda a replantear la situación para reducir estas emociones. Imaginemos a una chica de secundaria que está muy enamorada de uno de sus compañeros de clase. Cuando sus amigos le preguntan al respecto, puede sentirse avergonzada y renuente a admitir sus verdaderos sentimientos. Como resultado, puede utilizar un lenguaje minimizador, como decir que le gusta un poco ese compañero de clase o desestimar por completo las preguntas de sus amigos.

Culpa y minimización
¿Y qué pasa con la culpa? Imaginemos a un empleador que suele gritar a sus empleados por errores menores. Puede sentirse culpable por sus arrebatos, pero puede minimizarlos diciendo “simplemente hablo en voz alta” o “nunca digo nada ofensivo”. En este caso, minimizar los arrebatos ayuda al empleador a replantear su comportamiento para reducir su culpa.

Minimización y sobrecompensación
En ocasiones, la minimización también puede ser consecuencia de una sobrecompensación, como cuando minimizamos nuestros logros para evitar alardear. Esta causa de minimización es especialmente cierta en el caso de las mujeres, que desde pequeñas son condicionadas a ser modestas (Smith y Huntoon, 2013). En este caso, una persona puede ser consciente y estar orgullosa de sus logros en su interior, pero en aras de la modestia, puede minimizar la importancia de los mismos.

Minimizar también puede indicar una falta de autoestima o poca confianza en uno mismo. Cuando tenemos problemas con nuestra autoestima, es posible que tengamos un bajo sentido general de valor personal y autoestima. Podemos sentir que no merecemos ser elogiados cuando alguien nos elogia. Como resultado, podemos responder minimizándolo. De manera similar, si tenemos poca confianza en nosotros mismos, podemos ver nuestras habilidades y capacidades como poco importantes o inferiores, y nuestro propio éxito puede hacernos sentir incómodos. Podemos estar preocupados de que nuestro éxito haya sido una casualidad y dudar de que alguna vez tengamos el mismo resultado. Por lo tanto, podemos recurrir a minimizar nuestro éxito.

Cómo dejar de minimizar

Aunque minimizar algo de vez en cuando no es necesariamente malo, el uso frecuente de la minimización puede ser una señal de que evitas lidiar con tus emociones. Además, cuando siempre minimizas tu papel en las situaciones, puedes parecer evasivo, indeciso o inseguro. Cuanto más minimices la importancia de tus emociones, más probabilidades tendrás de perder el control de ellas.