Aceptación: definición, teoría y consejos

Aceptación: definición, teoría y consejos

¿Qué es la aceptación? Sigue leyendo para conocer qué es la aceptación, las teorías sobre la aceptación, los beneficios de la aceptación y consejos para ser más tolerante.

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¿Qué es la aceptación? (Una definición)

Todos tenemos una idea general de lo que significa “aceptar” algo: “soportar sin protestar ni reaccionar” (Merriam-Webster, 2021). Pero, ¿qué significa la aceptación en el contexto de la psicología y por qué es un tema tan popular en el mundo del bienestar? Para responder a estas preguntas, nuestra definición puede ser un poco más específica. El concepto de aceptación que estamos tratando en este artículo es “adoptar una postura de conciencia sin prejuicios y abrazar activamente la experiencia de pensamientos, sentimientos y sensaciones corporales a medida que ocurren” (Hayes et al., 2004). Siga leyendo para explorar por qué usamos esta definición y qué significa exactamente.

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¿Qué significa aceptación? (Aceptación psicológica)

Hay muchos aspectos de la vida que podríamos simplemente “aceptar”: circunstancias financieras, relaciones poco saludables, trabajos insatisfactorios, etc. Pero, en psicología, esto no es realmente lo que queremos decir con aceptación.

Aceptación psicológica
La aceptación psicológica se refiere, en general, más específicamente a nuestra experiencia actual de pensamientos y sentimientos. Podemos aceptar nuestra ira, culpa, frustración, tristeza, ansiedad, vergüenza u otras emociones negativas. También podemos aceptar los pensamientos que contribuyen a estas emociones. Por ejemplo, si sentimos que no hemos realizado bien una tarea, esos pensamientos pueden contribuir a la ansiedad o al autodesprecio. Pero si aceptamos los pensamientos, esas emociones se aliviarán.

La aceptación no significa que permitamos que las personas nos traten mal o se aprovechen de nosotros. Simplemente significa que no nos quedamos estancados en los pensamientos y emociones que rodean nuestras experiencias. Por lo tanto, en lugar de aceptar que nos están tratando mal, podemos aceptar y, por lo tanto, ser capaces de dejar de sentir enojo o tristeza por ser tratados mal. Permitimos que estas emociones existan y no nos lamentamos por ellas.

La distinción entre aceptar las circunstancias y las emociones es importante y la analizaremos más adelante, ya que podemos ser personas tolerantes y al mismo tiempo tomar medidas para cambiar nuestras circunstancias de vida.

Vídeo: Aceptación: definición, teoría y estrategias

¿Cuál es la alternativa a la aceptación?

Una de las ideas clave que subyace a la aceptación en psicología es que las emociones difíciles son una parte ineludible de la vida: en diferentes momentos nos sentiremos tristes, enojados, decepcionados, aburridos, frustrados, afligidos, desconsolados… la lista continúa. Nadie, ni siquiera el individuo más equilibrado, está libre de estas emociones. Cuando estas emociones inevitablemente surgen, hay dos formas de reaccionar: resistencia o aceptación. Para muchos de nosotros, la resistencia es nuestra reacción predeterminada. Después de todo, estas emociones no son necesariamente «agradables» de experimentar y, por lo tanto, conscientemente o, más a menudo, inconscientemente, tratamos de evitarlas o resistirlas. Por ejemplo, podemos mirar televisión, navegar por las redes sociales, comer, beber o dormir para distraernos de estos sentimientos desagradables.

¿Qué es la aceptación en psicología?

Los psicólogos han descubierto que intentar resistir o evitar ciertas experiencias difíciles puede causar más daño psicológico (Hayes et al., 2006). La falta de sueño es un buen ejemplo de este fenómeno: ¿alguna vez ha estado acostado en la cama, sin poder conciliar el sueño, y cada vez se sentía más nervioso por su incapacidad para conciliar el sueño? La ironía, por supuesto, es que resistirse a la falta de sueño es un proceso activo que impide aún más el sueño.

La alternativa a resistirse a nuestra experiencia es la aceptación: reconocer los sentimientos difíciles y los pensamientos que los acompañan y aceptarlos en lugar de intentar huir de ellos. En el ejemplo del insomnio, para practicar la aceptación, podrías reconocer que te sientes inquieto, preocupado o ansioso y permitirte sentirte así. Acepta que no te estás quedando dormido y simplemente observa tu experiencia. Dejar ir mentalmente puede calmar el sistema y, a su vez, permitirte quedarte dormido. Este es solo un ejemplo de cómo la aceptación puede cambiar tu vida diaria.

¿Qué es la aceptación radical?

La aceptación radical encapsula esta idea de una aceptación total de la propia experiencia, incluidos los pensamientos, sentimientos y emociones. Se ha popularizado ampliamente como una habilidad que se enseña en la terapia dialéctica conductual (DBT), una forma de psicoterapia que tiene como objetivo principal ayudar a las personas a manejar emociones fuertes y difíciles (Dimeff y Linehan, 2001). La eminente psicóloga y profesora de meditación Tara Brach también profundiza en la idea de la aceptación radical en su libro Aceptación radical: abraza tu vida con el corazón de un Buda (2004) El título y el mensaje de este libro resaltan la influencia que han tenido algunas tradiciones filosóficas orientales como el budismo en nuestra actual conceptualización occidental de la aceptación.

Vídeo: La aceptación radical revisitada – Tara Brach

Vea a continuación una de las charlas de Brach sobre el poder de la aceptación radical.

¿Qué es la autoaceptación?

Tara Brach enfatiza la importancia de la relación que uno tiene con uno mismo y la necesidad de aceptarse plenamente para vivir la vida en paz. Ella escribe: “creer que algo anda mal con nosotros es un sufrimiento profundo y tenaz” (2004). La experiencia que uno tiene de sí mismo consiste en gran medida en sus emociones, pensamientos y acciones, por lo que aprender a aceptarlos (incluso cuando parecen difíciles o indeseables) es un paso necesario hacia la autoaceptación plena.

Para lograr la autoaceptación, puede ser útil reflexionar sobre la actitud habitual que tienes hacia ti mismo. ¿Alguna vez te hablas con dureza sobre un error que consideras que cometiste o algo vergonzoso que dijiste? ¿Alguna vez te sientes abrumado por la emoción y, por sobre todas las cosas, frustrado contigo mismo por sentirte así? ¿Cómo podrías adoptar una actitud más comprensiva y amable contigo mismo?

¿Qué es la terapia de aceptación y compromiso?

La definición psicológica de aceptación presentada al comienzo de este artículo proviene del psicólogo que diseñó la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) a principios de la década de 1980, Steven Hayes. Este tipo de terapia se basa en la idea de la aceptación junto con un compromiso de acción que mejore la vida de la persona (Kashdan y Ciarrochi, 2013). La ACT se ha utilizado con éxito para una amplia gama de problemas psicológicos, como el estrés, la ansiedad y la depresión (Hayes et al., 2004).

A primera vista, los dos conceptos de la terapia de aceptación y compromiso pueden parecer contradictorios. Si “aceptas” tu estado actual, ¿por qué trabajarías para mejorar tu vida? El eminente psicólogo y uno de los fundadores del movimiento de psicología humanista Carl Rogers resumió esta tensión cuando escribió: “La curiosa paradoja es que cuando me acepto tal como soy, entonces puedo cambiar” (1995). Aquí Rogers destaca el poder de la aceptación como una base necesaria para el crecimiento personal: es difícil generar un crecimiento positivo desde una posición de autorrechazo.

¿Qué significa ser una persona tolerante?

Es importante señalar que la aceptación no es lo mismo que la resignación, y ser una persona tolerante no significa ser un “felpudo” o un “débil”. Por ejemplo, la aceptación no significa que tengamos que estar contentos con las desigualdades que nos afectan a nosotros mismos o a los demás. Si te sientes enojado por problemas sociales, por ejemplo, la aceptación significa que reconoces y aceptas tu enojo. Luego, desde un lugar de conciencia, puedes tomar medidas.

Mindfulness: la combinación de conciencia y aceptación

La aceptación está estrechamente vinculada con el concepto de atención plena. Para aceptar las circunstancias, los sentimientos y los pensamientos propios, hay que ser plenamente consciente de ellos. A menudo vivimos en piloto automático, sin ser plenamente conscientes de nuestros pensamientos, sentimientos y reacciones. La atención plena nos permite hacer una pausa, dar un paso atrás y observar nuestra experiencia. La atención plena suele describirse como una “conciencia sin prejuicios”, lo que hace referencia a las dos ideas clave inherentes al concepto. “Conciencia” se refiere al acto de prestar atención a nuestra experiencia, mientras que “sin prejuicios” encapsula la idea de aceptación de la que estamos hablando. Si aceptas tus pensamientos y sentimientos, no los estás juzgando ni a ti mismo por tenerlos.

Antes de probarlo, puede resultar difícil comprender cómo nos ayuda el simple hecho de ser conscientes y aceptar los sentimientos negativos. El filósofo Alan Watts, más conocido como defensor de la filosofía oriental en Occidente, explica este fenómeno en su libro La sabiduría de la inseguridad: un mensaje para una época de ansiedad (1951).

Parece que si tengo miedo, estoy “atrapado” en él. Pero, en realidad, estoy encadenado al miedo sólo mientras trato de escapar de él. Por otro lado, cuando no trato de escapar descubro que no hay nada “atrapado” o fijo en la realidad del momento. Cuando soy consciente de este sentimiento sin nombrarlo, sin llamarlo “miedo”, “malo”, “negativo”, etc., se transforma instantáneamente en otra cosa y la vida avanza libremente.

5 maneras de aceptarte mejor a ti mismo

1. Cultiva la aceptación notando tu resistencia.
¿Cómo sueles resistirte a tus experiencias? ¿Comes algo para no aburrirte o te das un atracón de televisión cuando estás triste? La mayoría de las formas en que nos resistimos a nuestras experiencias son inconscientes: no necesariamente juntamos las piezas y entendemos por qué hacemos ciertas cosas en ciertos momentos. De esta manera, la resistencia se ha convertido en un hábito. El primer paso para cambiar cualquier hábito es simplemente tomar conciencia de su existencia.

2. Cultiva la aceptación cuestionando tus patrones.
Una vez que hayas empezado a notar cuándo y cómo tiendes a resistirte a tu experiencia, es posible que puedas profundizar un poco más para considerar por qué pueden existir estos patrones. Cuando estabas triste o enojado de niño, ¿cómo reaccionaron los adultos en tu vida? ¿Te permitieron trabajar con estas emociones o te dijeron (quizás con las mejores intenciones) que pusieras buena cara o dejaras de hacer berrinches? ¿Crees que estas experiencias pueden haber influido en la forma en que procesas las emociones hoy? Puede ser útil escribir algunas de estas reflexiones para recordarte tus patrones habituales. También puede ser una buena oportunidad para la autoaceptación, ya que puedes ver que las experiencias formativas, fuera de tu control, pueden haber dado forma a tus patrones actuales. La buena noticia es que cualquier patrón está abierto al cambio, siempre y cuando seas consciente de ello.

3. Cultiva la aceptación siendo consciente.
Entonces, ¿cómo podemos tomar conciencia de nuestros patrones habituales? Como vimos anteriormente, la atención plena implica tanto la conciencia como la aceptación de nuestra experiencia. Un método tradicional de practicar la atención plena es a través de la meditación, que implica dedicar un período de tiempo simplemente a observar la experiencia sin juzgar. Sin embargo, puedes incorporar momentos de atención plena a tu vida cotidiana incluso sin meditar.

Para dar un ejemplo de algunas de estas técnicas en la práctica, compartiré un ejemplo de cómo…