3 rituales para atraer abundancia y suerte a tu vida

El 29 de febrero es un día muy especial ya que solo aparece en nuestros calendarios cada cuatro añoses decir, en año bisiesto. Este fenómeno tiene una gran relevancia espiritual, ya que marca un momento de cambio y renovación en el flujo del universo lo que quiere decir que en este día las energías cósmicas están en su punto más alto.

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El Feng Shui nos da la oportunidad de renovarnos y atraer energías positivas a nuestro alrededor. ¿Descubrimos algunos rituales para atraer la suerte en casa?

10 rituales que puedes hacer en casa para atraer la buena suerte

Al estar las energías en un nivel tan alto, desde el plano espiritual se cree que el 29 de febrero es un día ideal para realizar rituales de renovación, manifestación y atracción con el fin de dejar atrás lo viejo y dar la bienvenida a lo nuevo en nuestras vidas. Con el fin de que aproveches toda la energía positiva que se mueve durante este día, te traemos, a continuación, 3 rituales para ayudarte a atraer abundancia. Eso sí, para que funcionen con más fuerza, se recomienda realizarlos el día 29 de febrero a las 11:11.

3 rituales para hacer el 29 de febrero a las 11:11

Si quieres aprovecha la energía cósmica que se mueve el 29 de febrero Para atraer abundancia y prosperidad a tu vida, te recomendamos que pongas en práctica alguno de estos tres rituales. Recuerda que serán mucho más efectivos si los realiza a las 11:11.

Lienzo

Rituales 29 de febrero a las 11:11

Ritual de la armonía celestial

Para realizar el ritual de la armonía celestial necesitan 7 velas que representan los colores de los arcángelesen este caso serían:

  • Vela azul: Arcángel Miguel (fuerza, protección, claridad mental).
  • Vela amarilla: Arcángel Jofiel (sabiduría, conocimiento, iluminación espiritual).
  • Vela rosa: Arcángel Chamuel (amor, compasión, armonía).
  • Vela verde: Arcángel Rafael (curación, renovación, crecimiento espiritual).
  • Vela blanca: Arcángel Gabriel (pureza, claridad, protección espiritual).
  • Vela morada o violeta: Arcángel Zadquiel (purificación, liberación de energía negativa).
  • Vela dorada: Arcángel Uriel (sabiduría interior, iluminación espiritual, conexión con la divinidad).

Al encender estas velas, serán estos arcángeles quienes nos ayuden a equilibrar y armonizar las energías. Cada color tiene su propia vibración y, cuando se combina la de estos 7 colores a la misma vez, se crea un campo magnético con una energía muy potente. Lo recomendable es que Los lugares en un círculo y, mientras las enciendes, deberás visualizar un aura de luz multicolor. Para que esta energía sea más potente, puedes también agregar alrededor de las velas piedras, joyas o papel dorado. Recuerda encenderlas el día 29 de febrero a las 11:11.

Ritual de la iluminación divina

Para invocar la iluminación divina este 29 de febrero también vas a tener que encender velas a las 11:11. En esta ocasión, estas velas tienen que ser amarillas ya que es el color relacionado con la sabiduría, el conocimiento y la conexión con los ángeles. Lo ideal es que, para potenciar esta energía manifestadora, coloques tres velas formando un triangulo que simbolice la trinidad. Mientras tus velas arden, ve visualizando tus deseos para que su luz ilumine tu camino hacia tus sueños.

Ritual del champán

Brinda con el universo por darte la oportunidad de disfrutar de un día tan mágico como el 29 de febrero con el ritual del champagne. A las 11:11, llena una copa con esta bebida y haz un brindis para simbolizar tu conexión con el cosmos. Como siempre, ve visualizando tus metas mientras brindas y viendo cómo en cada burbujeo tus deseos se materializan. El champagne, al estar asociado con la celebración y el éxitote ayudará a atraer las energías positivas del universo.

¿Y por qué el 29 de febrero a las 11:11?

Los rituales del 29 de febrero se recomienda llevars a cabo a las 11:11 ya que esta hora se considera como un momento de conexión cósmica y poder manifestador. Es decir, se cree que a las 11:11 la energía del universo se alinea de manera perfecta para recibir nuestras intenciones y deseos, potenciando así la efectividad de nuestros rituales.