Falacia Ad Hominem (18 Ejemplos + Definición) –

Probablemente te hayas topado con personas que discuten atacando el carácter de alguien en lugar de sus ideas. Tal vez incluso hayas sido culpable de esto tú mismo. La conclusión es que atacar el carácter de la otra persona en lugar de sus argumentos suele ser improductivo y se conoce como falacia ad hominem.

Una falacia ad hominem ocurre cuando alguien rechaza o socava un argumento atacando el carácter, las credenciales u otros rasgos personales de la persona que lo presenta, en lugar de abordar el tema en cuestión.

Si eres un estudiante que busca sobresalir en el debate o simplemente alguien que busca fortalecer sus habilidades de comunicación, aprender sobre la falacia ad hominem es crucial.

¿Qué es una falacia ad hominem?

Imagina que estás en un debate sobre el cambio climático. Presentas hechos y cifras, pero tu oponente simplemente dice: «¿Por qué deberíamos escucharte? ¡Conduces un coche que consume mucha gasolina!».

Esa es una falacia ad hominem. En lugar de hablar sobre los datos o la lógica del tema en cuestión, su oponente se ha centrado en usted como persona.

Una falacia ad hominem ocurre cuando alguien intenta desacreditar un argumento atacando al individuo que lo presenta. No están asumiendo el argumento en sí.

Es crucial diferenciar un argumento ad hominem de una crítica o retroalimentación genuina. La crítica se centra en el argumento o la idea, no en la persona que lo formula. Ad hominem atajos a través de la discusión racional, convirtiéndola en una táctica disruptiva y a menudo engañosa en debates y diálogos.

Los argumentos ad hominem son un ejemplo de un tipo de falacia lógica. Falacias Son errores lógicos, generalmente en argumentos, que comete la gente y que conducen a un razonamiento inconsistente.

Otros nombres para la falacia ad hominem

  • Falacia del ataque personal
  • Envenenando el pozo
  • Falacia abusiva
  • Ad hominem circunstancial
  • Argumento ad hominem
  • Argumento circunstancial ad hominem

Falacias lógicas similares

El término «ad hominem» proviene del latín y significa literalmente «a la persona». El concepto se ha estudiado desde la antigüedad, pero se reconoció más formalmente durante el período del Renacimiento.

Filósofos como Aristóteles discutieron la falacia, aunque no bajo la etiqueta «ad hominem», como una forma indeseable de argumentación. Este concepto sigue siendo relevante hoy porque aparece con mucha frecuencia en las conversaciones, especialmente en el ámbito de la política y las cuestiones sociales.

19 ejemplos

1) política

«Mi oponente no puede tomar buenas decisiones sobre la economía; ya se ha declarado en quiebra antes».

Aquí, el orador se centra en la historia financiera pasada del oponente en lugar de abordar sus políticas o propuestas para la economía.

2) deportes

«¿Por qué deberíamos escuchar la estrategia del entrenador? ¡Ni siquiera fue un buen jugador!»

En esta afirmación se desestima la calidad de la estrategia del entrenador en función de su desempeño pasado como jugador, lo cual es irrelevante.

3) Medio ambiente

«No puedes hablar de conservación si no eres vegano».

Aquí, la persona está desacreditando el argumento a favor de la conservación basada en elecciones dietéticas, que no se relaciona directamente con el argumento en cuestión.

4) Redes Sociales

«Tu opinión al respecto no cuenta, sólo tienes 50 seguidores.»

La cantidad de seguidores en las redes sociales no hace que el argumento de alguien sea más o menos válido.

5) En la escuela

«¿Por qué deberíamos escuchar tus ideas para el proyecto grupal? Obtuviste una C en la última tarea».

Las calificaciones de tareas anteriores no reflejan necesariamente la calidad de las ideas actuales para un proyecto.

6) Religión

«No eres un buen cristiano, por lo que tus puntos sobre moralidad no son válidos».

La posición religiosa personal no niega la validez de una posición en un argumento sobre moralidad. El carácter del oponente no es lo que está en juego, por lo que este es un ataque falaz.

7) Lugar de trabajo

«No deberíamos tomar en serio sus sugerencias. Ella es nueva aquí».

Ser nuevo en un lugar de trabajo no hace que las sugerencias sean menos valiosas.

8) Dieta y Salud

«¿Cómo puedes darme consejos de salud? Tienes sobrepeso».

El peso de una persona no invalida su comprensión de la salud o la nutrición.

9) ciencia

«No tiene un doctorado, por lo que sus hallazgos sobre el cambio climático no tienen valor».

El valor de los hallazgos científicos se basa en la evidencia, no en los títulos que posee la persona que los presenta. Debería tratarse de la perspectiva lógica, no de la persona que presenta la evidencia.

10) Música

«No puede ser un buen músico; se formó como ingeniero».

Entrenar en un campo diferente no niega automáticamente la habilidad musical de alguien. Semejante ataque es una falacia informal.

11) Películas

«No se puede confiar en sus críticas de películas; le gustó esa película que todo el mundo odia».

Las preferencias personales por las películas no dictan la calidad de las reseñas cinematográficas.

12) Literatura

«Ni siquiera terminaste la escuela secundaria, entonces, ¿qué sabrías de literatura?»

La formación académica no determina necesariamente la comprensión o apreciación de la literatura.

13) Derechos de los animales

«Tienes una chaqueta de cuero, así que no puedes defender los derechos de los animales».

Ser propietario de un artículo de cuero no hace que el argumento a favor de los derechos de los animales sea menos válido.

14) Género

«Un hombre no puede tener una opinión sobre los derechos de las mujeres.»

El género no dicta la validez de una opinión sobre cuestiones de derechos humanos.

15) Relaciones

«Es soltero; ¿qué sabe sobre las relaciones?»

Ser soltero no invalida la comprensión de la dinámica de las relaciones.

16) Crianza de los hijos

«No tienes hijos, por lo que tus ideas sobre la paternidad son irrelevantes».

No tener hijos no hace que las perspectivas de alguien sobre la crianza de los hijos carezcan de sentido.

17) Tecnología

«Ella es mayor, entonces, ¿qué sabría ella sobre los teléfonos inteligentes?»

La edad no necesariamente dicta la comprensión que uno tenga de la tecnología.

18) Ley

«Ni siquiera es abogado; ¿por qué le escucharíamos sobre el sistema legal?»

No ser un profesional en un campo no significa que no se pueda tener una opinión válida al respecto.

19) Historia

«Abandonó la universidad, por lo que no se puede confiar en él para hablar de historia».

El nivel educativo no es la única medida de la comprensión que uno tiene de la historia.

Los mecanismos psicológicos detrás de esto

Cuando alguien utiliza una falacia ad hominem, ¿qué pasa dentro de su cabeza? A menudo, esta táctica es una mecanismo de defensa. Las personas tienden a recurrir al ad hominem cuando se sienten arrinconadas o amenazadas de alguna manera.

En lugar de abordar el tema o el argumento que se está discutiendo, es más fácil (y emocionalmente más seguro) atacar a la persona que presenta el argumento. Esta es a menudo una respuesta inconsciente alimentada por sesgos cognitivos como el «sesgo de confirmación«, lo que nos hace más propensos a creer cosas que se alinean con nuestras opiniones existentes.

Otro factor psicológico es la necesidad de facilidad cognitiva; Nuestros cerebros prefieren caminos de menor resistencia. Debatir adecuadamente un tema requiere compromiso intelectual, razonamiento lógico y pensamiento crítico, todo lo cual requiere esfuerzo mental.

Por otro lado, lanzar un ataque ad hominem es rápido y sencillo. Es una forma que requiere poco esfuerzo de sentir que estás ganando una discusión, incluso si en realidad no estás abordando el tema en cuestión. Es un atajo psicológico que socava la discusión racional.

El impacto del argumento ad hominem

El uso de falacias ad hominem puede tener un efecto corrosivo en el discurso público y privado.

En primer lugar, distrae la atención de los problemas reales. Cuando alguien utiliza un ataque ad hominem, desvía la conversación del tema en cuestión, lo que dificulta resolver el punto de discordia real. Este tipo de táctica de distracción no sólo es improductiva; también fomenta un entorno donde la manipulación emocional triunfa sobre la razón y la evidencia.

Además, los ataques ad hominem pueden dañar la reputación. El foco pasa del debate de ideas a difamar a las personas, lo que puede tener impactos duraderos en la forma en que se ve a las personas, tanto a nivel profesional como social. Esto se utiliza a menudo en debates políticos o contra el argumento de un oponente político como una forma de crear una reputación desfavorable.

En algunos casos, un ataque directo puede hacer que las personas duden en expresarse o compartir sus opiniones por temor a sufrir un ataque personal o abusivo ad hominem, lo que sofoca el debate abierto y el libre intercambio de ideas. Si bien en ocasiones esto puede estar debidamente justificado, estos ataques suelen ser simplemente trucos sucios utilizados contra el carácter del oponente de tal manera que siente la necesidad de defenderse. Rara vez es directamente relevante para el tema de discusión.

Cómo identificarlo y contrarrestarlo

Detectar una falacia ad hominem requiere una escucha activa y un buen ojo para los detalles. Recuerde, un ataque ad hominem se dirigirá a la persona que presenta el argumento y no al argumento en sí.

Cuando notas que la conversación ha pasado del tema en cuestión a atributos o acciones personales, es probable que estés lidiando con una falacia ad hominem.

Contrarrestar esta falacia implica volver a centrar la conversación en el tema. Señale cortésmente que el ataque al individuo no aborda el argumento que se presenta.

Puedes decir algo como «Creo que nos hemos desviado del punto principal. ¿Podemos centrarnos en el argumento en sí?». Al hacer esto, invita a regresar al diálogo racional. No siempre es fácil, especialmente cuando las emociones son intensas, pero es una habilidad crucial para fomentar conversaciones constructivas.