Autonomía versus vergüenza: etapa psicosocial 2 –

Erik y Joan Erikson desarrollaron ocho etapas de desarrollo psicosocial que describen las crisis de cada persona. La segunda etapa psicosocial es autonomía versus vergüenza, también conocida como autonomía versus vergüenza y duda.

¿Qué es la autonomía frente a la vergüenza y la duda?

Autonomía versus vergüenza es la segunda crisis psicológica que experimenta un niño en su desarrollo psicosocial. El primero es Confianza versus Desconfianza, que ocurre desde el nacimiento. Esta segunda etapa ocurre entre los 18 meses y los tres años de edad.

Cuando los bebés se convierten en niños pequeños, exploran muchas cosas fuera de su desarrollo social. Están aprendiendo a caminar, gatear, comer de forma independiente y comunicar sus necesidades. Con estas nuevas habilidades vienen nuevas opciones. ¿Se alejan de su madre para explorar la casa o acuden a su madre en busca de orientación? ¿Deberían comunicar cuándo necesitan usar el baño? ¿Pueden rechazar la comida si no tienen hambre o pedirla cuando sí la tienen? Desarrollan autonomía, vergüenza y dudas a medida que responden estas preguntas por sí mismos y enfrentan diversas repercusiones o recompensas.

Preparándose para la autonomía frente a la vergüenza y la duda

Antes de que comience esta etapa, el niño pequeño es un bebé y, en su mayor parte, está indefenso. La etapa de «confianza versus desconfianza» los obliga a explorar la confianza o desconfianza con sus figuras paternas. Los padres deben satisfacer las necesidades del niño durante este tiempo: comida, agua, refugio, calor, comodidad, etc. Si el niño lo necesita, llorará pidiendo atención. Entonces depende de los padres satisfacer esas necesidades y demostrarle al niño que se puede confiar en ellos.

Según Erikson, si sus padres o tutores satisfacen las necesidades de un niño de manera oportuna, desarrollará un sentido general de confianza en el mundo. Confiarán, al menos, en que se satisfacen sus necesidades. Los niños abandonados desarrollarán desconfianza. Este conflicto de confianza versus desconfianza puede afectar a una persona hasta la edad adulta. Muchos psicólogos comparan la etapa de confianza con la desconfianza y los estilos de apego de Erikson.

Al pasar a la Etapa 2, un niño debe sentirse lo suficientemente cómodo como para tomar riesgos y probar cosas nuevas, sabiendo que sus necesidades finalmente serán satisfechas.

¿Cómo desarrollan los niños la autonomía?

Cuando se anima a un niño a tomar estas decisiones por sí solo, adquiere una sensación de autonomía. La autonomía es un estado de autogobierno. Si un niño se siente cómodo tomando decisiones por sí mismo sobre sus necesidades, tiene una sensación de autonomía.

La autonomía le da a alguien independencia. Si un niño se siente cómodo con el autogobierno, puede explorar la posibilidad de tomar decisiones sin depender de sus padres. Esto los llevará a etapas posteriores de la vida, donde tendrán que tomar cada vez más decisiones por sí mismos.

¿Cómo pueden los padres fomentar la autonomía?

Si bien la madre fue fundamental durante la etapa inicial del Desarrollo Psicosocial, en la Etapa 2 ambos padres desempeñan un papel instrumental. Pueden cultivar el incipiente sentido de autonomía de un niño o, sin darse cuenta, sembrar semillas de vergüenza y duda si no son conscientes.

Entrenamiento para ir al baño: el acto de equilibrio

Un hito importante en esta etapa es el aprendizaje para ir al baño. Los niños también comienzan a comunicar estas necesidades a sus cuidadores a medida que reconocen sus señales corporales. Las reacciones de los padres durante este tiempo pueden sentar las bases para la autonomía o la vergüenza.

  • Estrategias de apoyo: Celebre las pequeñas victorias. Cada vez que un niño use el baño o comunique su necesidad, aplauda el esfuerzo. El empleo de herramientas como tablas de recompensas puede resultar eficaz para reforzar el comportamiento positivo.
  • Evitar la negatividad: Ocurrirán accidentes. En lugar de expresar frustración o recurrir al castigo, tenga paciencia. Concéntrese en la tranquilidad. Transmitir decepción puede llevar al niño a internalizar la vergüenza o el miedo en torno a las funciones corporales naturales.

Navegando por las opciones diarias

El impulso hacia la autonomía se extiende más allá del baño. Los niños expresarán preferencias en cuanto a ropa, comida, actividades y juegos a medida que crecen.

  • Fomentar la exploración: Permita que los niños tomen decisiones simples, como elegir una ropa o un refrigerio. Esto los empodera y valida sus capacidades de toma de decisiones.
  • Establecer límites con empatía: Si bien es esencial fomentar la autonomía, los límites son igualmente cruciales. Si un niño opta por un traje de invierno poco práctico en un día caluroso, en lugar de negarse rotundamente, intente sentir empatía y ofrecerle opciones: «¡A mí también me encanta ese suéter! Pero hoy hace calor. ¿Qué tal si usamos esta camisa más ligera ahora y guardamos el suéter para ¿un día más fresco?»
  • Retroalimentación constructiva: Los niños a veces toman decisiones que no son ideales. En lugar de amonestarlos, entable un diálogo. Por ejemplo, si se excede con los dulces y luego se siente mal, hable sobre la conexión y oriéntelo hacia opciones más saludables la próxima vez.

Manejar la vergüenza y la duda de manera proactiva

Si un niño parece vacilante o muestra signos de duda:

  • Canales de comunicación abiertos: Anímelos a expresar sus sentimientos. Puede ser tan simple como un juguete con el que les cuesta jugar o algo más profundo. Escucha activamente.
  • Replantear los fracasos como oportunidades de aprendizaje: Si un niño intenta algo y falla, celebre el esfuerzo. «¡Estoy muy orgulloso de ti por intentarlo! Cada vez que lo intentamos, aprendemos. Resolvamos esto juntos».
  • Comportamiento modelo: Los niños aprenden observando. Mostrar su autonomía y mostrar resiliencia ante los reveses puede ser un poderoso ejemplo.

En conclusión, la etapa de Autonomía versus Vergüenza y Duda es fundamental en el camino de un niño hacia la independencia y la confianza. Los padres y cuidadores desempeñan un papel fundamental a la hora de dar forma a este viaje. Pueden asegurarse de que su hijo atraviese esta etapa con un creciente sentido de autonomía al abordar cada situación con comprensión, paciencia y estrategias proactivas.

Voluntad

Cuando se navega con éxito, cada etapa de la teoría psicosocial de Erikson imbuye al individuo de una virtud, una fortaleza que surge de la resolución exitosa del conflicto central de la etapa. En el caso de la segunda etapa, «Autonomía versus Vergüenza y Duda», la virtud adquirida es la «Voluntad».

«Voluntad», en este contexto, se refiere a la creencia en la capacidad de uno para actuar con intención, tomar decisiones y ejercer control sobre sus acciones. Esta virtud sienta las bases para muchas facetas del desarrollo posterior de un individuo:

  1. Toma de decisiones: Los adultos que han cultivado un fuerte sentido de «voluntad» en la infancia tienden a ser más decididos. Creen en su capacidad para tomar decisiones y las respaldan. Por el contrario, sin esta creencia fundamental, los individuos pueden dudar constantemente de sí mismos o evitar por completo la toma de decisiones, lo que les lleva a sentimientos de deriva y falta de rumbo en la vida.
  2. Autoeficacia: Este término, de uso frecuente en psicología, se refiere a la creencia de una persona en su capacidad para lograr metas. Aquellos que han desarrollado «Voluntad» tienen un sentido inherente de sus capacidades y es más probable que asuman desafíos y persistan en la adversidad.
  3. Resiliencia: La vida está plagada de desafíos y reveses. Las personas con un sentido bien desarrollado de «voluntad» pueden afrontar mejor estos desafíos, creyendo en su capacidad para influir en los resultados y recuperarse de las dificultades.
  4. Relaciones: El sentido de autonomía y control de un individuo puede influir significativamente en las relaciones interpersonales. Aquellos con un fuerte sentido de «voluntad» tienden a hacer valer sus necesidades y límites de manera más efectiva, fomentando relaciones más sanas y equilibradas.
  5. Exito profesional: En entornos profesionales, la capacidad de tomar decisiones, tomar iniciativas y creer en las propias acciones puede ser crucial para el éxito. Las personas con un sentido bien desarrollado de «voluntad» a menudo sobresalen en roles de liderazgo y son proactivos en sus carreras.

Por otro lado, si esta virtud no se cultiva plenamente durante la etapa de Autonomía versus Vergüenza y Duda, se pueden manifestar varios desafíos más adelante en la vida:

  1. Indefensión aprendida: Como se menciona en el ejemplo de los perros de Seligman, los individuos pueden desarrollar una mentalidad que percibe los eventos como fuera de su control, incluso cuando no lo están. Esto puede provocar conductas pasivas, falta de motivación y depresión.
  2. Dependencia: Sin un fuerte sentido de «voluntad», los individuos pueden buscar constantemente validación externa o depender en gran medida de otros para la toma de decisiones, lo que lleva a una dependencia excesiva en las relaciones y a una falta de agencia personal.
  3. Baja autoestima: La duda continua sobre las propias capacidades puede erosionar la autoestima, haciendo que las personas sean más susceptibles a las críticas y menos seguras en situaciones sociales.
  4. Evasión de responsabilidad: La falta de confianza en el propio control puede llevar a una tendencia a eludir responsabilidades, ya sea en el ámbito personal o profesional.

La virtud de la «voluntad» no es sólo un producto del desarrollo infantil sino un elemento fundamental que influye profundamente en el viaje de un individuo por la vida. Su presencia o ausencia puede moldear la forma en que uno interactúa con el mundo, supera los desafíos y se percibe a sí mismo.

Ejemplo de autonomía versus vergüenza en psicología

En 1967, Martin Seligman llevó a cabo un experimento monumental sobre la impotencia y la voluntad. Separó a los perros en uno de tres grupos y les dio una serie de descargas eléctricas. Un grupo pudo «apagar» las descargas completando una acción, y el otro grupo no pudo apagar las descargas.

Posteriormente, Seligman puso a los perros en otra situación en la que recibieron descargas eléctricas. Todo lo que tenían que hacer era dar algunos pasos para desactivar los amortiguadores. Observó que los perros del segundo grupo que mencioné se sentían impotentes y sin ganas de intentar nada. Asumieron que no tenían el control y que nada de lo que pudieran hacer ayudaría a mejorar la situación.

Menciono esto ahora porque la segunda etapa del desarrollo psicosocial coloca a los niños en situaciones muy similares a las de esos perros. (Por supuesto, no se trata de descargas eléctricas). En la segunda etapa del desarrollo psicosocial, los niños exploran si tienen el control. Entran en una crisis psicológica, dejándola con una sensación de autonomía, vergüenza y duda.

Habilidades desarrolladas durante la etapa 2 de la etapa de desarrollo psicosocial

Durante este tiempo en la vida de un niño, aprenderá a:

  • Escuchar historias
  • Escuchar las reglas (pero no entender que deben seguirlas)
  • Usa su imaginación
  • Decirle en general lo que pasó ese día.
  • Mostrar signos de independencia
  • Hablar en oraciones de tres palabras.

Todavía no pueden:

  • Expresar plenamente sus emociones.
  • Empatizar con los demás
  • Compartir tiempo, juguetes u otras cosas que quieran.
  • Siéntate quieto y concéntrate durante un largo período de tiempo.

Autonomía versus vergüenza y duda en comparación con otras etapas del desarrollo

Recuerda que la autonomía versus la vergüenza y la duda se dan entre los 18 meses y los 3 años. Los psicólogos infantiles siempre se han interesado por esta edad. La mayoría de las teorías del desarrollo tienen una o dos etapas que se centran en este período de tiempo, pero no todas destacan el desarrollo de la autonomía o la vergüenza. Comparemos las observaciones de Erikson sobre niños de esta edad con las de Freud, Piaget y otros psicólogos infantiles.

Las etapas del desarrollo psicosexual de Sigmund Freud

Freud también creía que el aprendizaje para ir al baño era una parte muy importante del desarrollo de un niño entre los 18 y los 36 meses, pero no por las razones que podría pensar. Desarrolló las Etapas del Desarrollo Psicosexual. En cada edad, la identificación del niño se centra en satisfacer una zona erógena diferente. Del 1 al 3, la identificación se centra en el ano y las deposiciones. Esta es la razón por la que la etapa 2 de las etapas del desarrollo psicosexual de Freud se llama «etapa anal».

Al igual que Erikson, Freud creía que aprender a hacer sus necesidades le da al niño una sensación de autonomía e independencia. También animó a los padres a recompensar adecuadamente a sus hijos por…