Un estudio revela por qué las personas con autismo tienen un mayor sentido del olfato y el gusto

Un rasgo común entre las personas con autismo es su mayor sensibilidad al olfato, el sonido y el gusto.

Debido a genes mutados, las personas con autismo tienen dificultades para procesar los estímulos sociales, un evento que evoca una reacción funcional en el cerebro humano y es responsable de integrar la información sensorial.

Los científicos aún no tienen clara la causa de la extrema sensibilidad al olfato que desprenden las personas con TEA.

Hallazgos recientes no publicados, que se presentaron en 2016 Sociedad de Neurociencia Reunión Anual en San Diego, tuvo como objetivo profundizar sobre el tema.

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El estudio se refiere a la Ínsula, una parte de nuestro cerebro que de otro modo sería descuidada y que en los últimos tiempos ha ganado mucha atención, dado que esta región en particular desempeña un papel en la concepción humana del YO.

Según el Dr. Martin Paulus, psiquiatra de la Universidad de California, “a la gente le ha resultado difícil conceptualizar lo que hace la ínsula, pero él opina que es en la ínsula donde se conectan la mente y el cuerpo. Combina entradas sensoriales y es responsable de comprender las emociones de otras personas.

El estudio encontró que las conexiones que existen entre el cerebro y la ínsula comúnmente están alteradas en individuos en el espectro.

En uno de los estudios recientes, los expertos buscaron estas conexiones alteradas. El estudio se llevó a cabo entre 51 individuos autistas y 45 controles, todos ellos mayores de 18 años con inteligencia similar.

El cerebro de cada individuo fue escaneado mediante imágenes de resonancia magnética funcional (FMRI), que ayuda a detectar los cambios relacionados con los niveles de oxígeno en la sangre que actúan como indicador de las actividades relacionadas con el cerebro.

Los investigadores midieron los resultados, lo que ayudó a identificar las regiones del cerebro que se activan mientras la persona descansa en el escáner. Reveló la complejidad de las débiles conexiones entre la ínsula y otras siete regiones cruciales del cerebro autista.

Los individuos autistas mostraron una mayor conectividad entre el tálamo, un área del cerebro responsable de transmitir información sensorial, y la ínsula.

Luego, los investigadores midieron la sensibilidad de los individuos hacia los gustos y los olores.

Las puntuaciones más altas actuaron como un indicador de hipersensibilidad sensorial, lo que ayudó a rastrear problemas de conectividad débil en el cerebro y la ínsula.

También es interesante observar que una mayor sensibilidad gustativa no está relacionada con ninguno de los patrones de conectividad alterados entre el cerebro y la ínsula.

Sin embargo, los patrones aún podrían relacionarse bien con las preferencias alimentarias inusuales de los individuos autistas, dice Meghan Collins. Collins añade que el olfato y los gustos están íntimamente relacionados y necesitan una visión más profunda para ayudar a las personas y mejorar su información.