Por qué es importante crear un aula sensorialmente amigable

Los profesores suelen sentirse muy orgullosos de la forma en que decoran sus aulas. Dedican su tiempo libre a desarrollar ideas de decoración y coleccionar elementos para que sus habitaciones sensoriales luzcan y se sientan acogedoras para los niños.

Pero, ¿qué les sucede a los niños con trastorno del espectro autista (TEA) cuando ingresan a aulas de colores brillantes con numerosos carteles y fotografías en las paredes compitiendo por su atención? Para un niño con autismo, que ya es demasiado sensible a los estímulos visuales y auditivos, entrar en un aula cubierta de colores brillantes y múltiples gráficos puede crear una sobrecarga sensorial.

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Maneras sencillas de crear un espacio sensorial para niños con autismo

Lynn McCann, profesora y especialista en educación sobre el autismo, comparó ese escenario con el de un adulto que se encuentra en una concurrida estación de tren extranjera. El individuo sabe que necesita llegar a algún lugar pero no sabe leer el idioma del billete o los carteles de la estación. Es ruidoso, ruidoso y la gente pasa gritando en un idioma que no entiende.

El adulto está enfermo de ansiedad y frustración y no tiene idea de cómo afrontarlas. Según McCann, esto es lo que la escuela puede sentir por un niño en el espectro.

En un aula sensorialmente amigable, las imágenes, los sonidos y los olores deben controlarse para evitar estimular excesiva o insuficientemente a los estudiantes, especialmente aquellos con necesidades especiales. Los estudiantes con problemas sensoriales pueden verse abrumados fácilmente por factores como sonidos, colores, texturas o temperaturas, que pueden interferir con la capacidad de aprendizaje del niño.

El objetivo de un aula sensorialmente amigable es crear un espacio donde los niños con autismo se sientan seguros y cómodos, y al mismo tiempo les permita estar atentos, un espacio que promueva el aprendizaje.

Al crear un aula sensorialmente amigable, hay tres elementos clave a considerar: colores, iluminación y organización de la sala.

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El aula promedio está demasiado «ocupada». Hay demasiados elementos en la pared, demasiados colores brillantes y demasiadas distracciones. Estas aulas «ocupadas» casi siempre provocarán una sobrecarga sensorial en los niños con problemas sensoriales. Si bien puede resultar contrario a la intuición para algunos profesores, el aula óptima para los niños en el espectro del autismo no tiene adornos o está vacía.

Las paredes, mesas y sillas deben ser de colores neutros. Mantenga la decoración de las paredes al mínimo. Un calendario simple o un horario diario ofrece la estructura que los niños con TEA anhelan y al mismo tiempo minimiza la probabilidad de sobrecarga sensorial.

La iluminación también es importante. Algunos niños experimentan una sobrecarga sensorial tan extrema causada por la iluminación que usan gafas de sol o viseras en el interior. Para ayudar a los estudiantes con este nivel de sensibilidad, el uso de luces LED en lugar de luces fluorescentes puede crear una sensación más natural. En otros casos, colocar tintes de colores sobre los paneles ayuda a atenuar la luz.

El diseño y el ambiente de un salón de clases también pueden afectar la capacidad de aprendizaje de un niño. Las aulas divididas en secciones para propósitos específicos pueden ayudar a mantener a los niños concentrados, ya que asocian las áreas con las tareas identificadas. Los maestros deben ser conscientes del nivel general de ruido y otros ruidos ambientales en el aula que pueden estar presentes y crear problemas para un niño.

Por ejemplo, los profesores también deben ser conscientes de irritaciones sonoras menores, como una silla o un escritorio que crujen, que deben repararse y prevenirse para evitar irritar a los niños con sensibilidades. evadido

Agregar algunos elementos amigables con los sentidos es tan importante como eliminar aquellos que pueden causar una sobrecarga sensorial. Algunos artículos económicos pueden ayudar a calmar a los niños con autismo. Por ejemplo, pintar un trozo de madera contrachapada y atornillar artículos de una ferretería (una cadena de puerta, bisagras, interruptores de luz, cerraduras, pestillos, etc.) crea un simple juguete inquieto.

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Maneras sencillas de crear un espacio sensorial para niños con autismo

Los moldes para muffins de silicona también son una excelente opción para un aula sensorial porque son suaves y flexibles. Incluya una variedad de artículos, como fidget spinners, pelotas antiestrés con diferentes texturas o incluso tiendas de campaña emergentes para crear un espacio para los niños que necesitan un breve descanso de las actividades del aula.

No existe un enfoque único cuando se trata de crear un aula sensorialmente amigable. Las aulas variarán según la ubicación, el presupuesto y las necesidades de los estudiantes, pero los maestros pueden adelantarse a cualquier crisis sensorial evaluando sus aulas y reconociendo lo que podría causar problemas sensoriales.

Este artículo apareció en el número 91: Excelentes estrategias para el regreso a clases

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