Trastornos de ansiedad y autismo
Aproximadamente el 40 por ciento de los niños con un trastorno del espectro autista (TEA) también tienen un trastorno de ansiedad (Steensel, Bögels y Perrin, 2011). La ansiedad puede exacerbar los síntomas del TEA, lo que dificulta cada vez más la comunicación y las interacciones sociales.
Ayudar a un niño con autismo a aprender habilidades prácticas para controlar su ansiedad puede mejorar la calidad de vida al hacer que la autorregulación, la formación de amistades y la evaluación y atención de sus propias necesidades sean más manejables. Se ha demostrado que una combinación de terapia cognitivo-conductual, medicamentos y terapia de exposición es beneficiosa para muchos niños con TEA y ansiedad comórbidos.
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¿Qué es la ansiedad?
La palabra ansioso se usa típicamente en relación con un evento o suceso inminente. Las personas que experimentan nerviosismo intermitente o elevado probablemente puedan identificar la causa de sus sentimientos de inquietud cuando esperan que ese sentimiento desaparezca, o elaborar un plan de acción para reducir estos sentimientos. Si bien esto puede ser posible para las personas con trastornos de ansiedad, puede ser necesaria una combinación de terapia, cambios de comportamiento o medicamentos para obtener este nivel de conocimiento. Algunas personas con ansiedad pueden incluso experimentar el peso emocional y los sentimientos físicos de la ansiedad sin que existan factores estresantes obvios.
Síntomas comunes de ansiedad en el autismo
Puede resultar difícil distinguir los síntomas del TEA de los de ansiedad. Si sospecha que su hijo está experimentando un trastorno de ansiedad, es importante identificar qué comportamientos se derivan de la ansiedad y qué comportamientos se derivan de su TEA. Probablemente descubrirá que las conductas motivadas por la ansiedad de su hijo existen separadas de las conductas relacionadas con el autismo.
Según un estudio de 2011 realizado por el profesor Joshua Nadeau (et al.), “los pacientes con TEA y ansiedad comórbida tienen un mayor riesgo de mostrar problemas de conducta externalizantes, evitación social, dificultades para establecer/mantener relaciones con sus pares, problemas de sueño e interrupciones en el funcionamiento familiar. …Los jóvenes con TEA a menudo también muestran comportamientos repetitivos con cierta semejanza fenotípica con comportamientos realizados con jóvenes con ciertos trastornos de ansiedad… En ambas poblaciones, estos rituales pueden realizarse para ejercer un mayor control sobre el entorno y reducir la ansiedad o pueden realizarse por razones intrínsecas” (Nadeau, et al., 2011).
La ansiedad de cada niño se manifestará de manera diferente, pero los comportamientos comunes incluyen contar, verificar, repetir, hacer tapping, seguir rígidamente las rutinas y restablecer repetidamente ciertas palabras, hechos o expresiones (Nadeau, et al., 2011).
Cómo afecta la ansiedad a los niños con autismo
Los niños con TEA pueden mostrar síntomas de un trastorno de ansiedad comórbido desde sus primeros años. Un metaanálisis de 2011 sobre los trastornos de ansiedad en niños con autismo encontró que aproximadamente el 40 por ciento de los niños diagnosticados con autismo también cumplían los criterios de un trastorno de ansiedad (Steensel, Bögels y Perrin, 2011).
Existen varios tipos de trastornos de ansiedad, pero seis se encuentran con mayor frecuencia en niños con TEA: fobia(s) específica(s), trastorno de ansiedad social/agorafobia, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de ansiedad por separación y trastorno de pánico.
El Centro de Recursos para el Autismo de Indiana de la Universidad de Indiana en Bloomington ha descubierto que estos tipos de trastornos de ansiedad ocurren con las siguientes tasas en niños con ansiedad y TEA (Merrill, Trastornos del espectro de ansiedad y autismo):
- Fobia(s) específica(s): 30%
- Trastorno obsesivo-compulsivo: 17%
- Trastorno de ansiedad social/agorafobia: 17%
- Trastorno de ansiedad generalizada: 15%
- Trastorno de ansiedad por separación: 9%
- Trastorno de pánico: 2%
Fobias específicas
Según la Clínica Mayo, las fobias específicas se caracterizan por “una gran ansiedad cuando estás expuesto a un objeto o situación específica y un deseo de evitarlo. Las fobias provocan ataques de pánico en algunas personas” (Desórdenes de ansiedad, 2018). Las fobias específicas suelen desarrollarse después de experiencias traumáticas o asociaciones negativas. Algunas fobias son más comunes en niños, tanto con TEA como en aquellas que son neurotípicas, como los cuartos oscuros, los insectos, los perros o los médicos.
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Algunos niños con TEA experimentan fobias a cosas menos comunes, como baños, trenes, autobuses o tormentas. Las fobias pueden ser categorías amplias de cosas (p. ej., animales) o muy específicas (p. ej., trenes naranjas). Las fobias, especialmente aquellas sin una raíz obvia, pueden ser difíciles de entender e incluso frustrantes para los padres y cuidadores de niños con TEA. Es importante tener paciencia con su hijo y comprender que, si bien una fobia puede no representar una amenaza real para su bienestar, el miedo es extraordinariamente real para el niño.
Trastorno obsesivo compulsivo
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un trastorno impulsado por la ansiedad en el que alguien experimenta pensamientos y miedos intrusivos u obsesiones que pueden provocar conductas y rituales repetitivos o compulsiones. El TOC a veces se trata con diversas intervenciones conductuales y medicamentos, pero su naturaleza tiene sus raíces en la ansiedad. El TOC y el autismo pueden presentarse de manera similar (estimulación, comodidad en un horario muy reglamentado, alineación de objetos, etc.); sin embargo, los procesos mentales son diferentes.
Un niño diagnosticado con autismo puede disfrutar de la rutina y crear patrones, mientras que un niño con TOC y autismo puede sentir que necesita crear un patrón o que una interrupción de la rutina provocará que suceda algo catastrófico. Para los niños con TOC, las compulsiones son una forma de sofocar sus pensamientos obsesivos. Los niños con un diagnóstico de autismo pueden disfrutar de comportamientos repetitivos. Identificar si su hijo tiene TOC además de autismo es fundamental para garantizar que reciba los tratamientos adecuados que le ayuden a experimentar la mejor calidad de vida posible.
Ansiedad social/agorafobia
La ansiedad social y la agorafobia son trastornos de ansiedad centrados en el miedo a las situaciones sociales y al juicio. Los niños con ansiedad social temen las situaciones sociales debido al juicio percibido y a la intensa timidez. La agorafobia es similar en el sentido de que puede hacer que los niños eviten situaciones sociales, pero también se extiende a cualquier lugar o situación que pueda hacer que el niño se sienta juzgado, impotente o avergonzado. Los niños con síndrome de Asperger, especialmente las niñas, a menudo son diagnosticados erróneamente con ansiedad social o agorafobia.
Los dos pueden existir como condiciones comórbidas, pero al igual que el TOC y el autismo, los procesos mentales son diferentes. Los niños con autismo pueden evitar situaciones sociales porque las consideran innecesarias, no sienten que pueden comunicarse de manera efectiva o porque simplemente no tienen interés en participar en ellas. Las personas con ansiedad social o agorafobia pueden discernir algún beneficio en situaciones sociales como trabajar o entablar amistades e incluso desear socializar, pero se sienten incapaces de hacerlo debido a los altos niveles de ansiedad.
Trastorno de ansiedad generalizada
El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) se clasifica como “ansiedad y preocupación persistentes y excesivas por actividades o eventos, incluso cuestiones ordinarias y rutinarias. La preocupación no guarda proporción con las circunstancias reales, es difícil de controlar y afecta cómo se siente físicamente. A menudo ocurre junto con otros trastornos de ansiedad o depresión” (Desórdenes de ansiedad, 2018). Los niños con autismo a los que se les diagnostica TAG pueden experimentar ataques de pánico, alteraciones del sueño, cambios en el apetito, irritabilidad o disminución del funcionamiento. El TAG tiende a afectar la mayoría de las áreas de la vida de una persona sin un desencadenante claro.
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Trastorno de ansiedad por separación
El trastorno de ansiedad por separación existe principalmente sólo en la infancia. A los niños con ansiedad por separación les resulta más difícil estar lejos de sus padres o cuidadores de lo que es típico para su edad y nivel de desarrollo. La ansiedad puede estar relacionada con el miedo al abandono, el miedo a que algo malo les suceda a ellos o a sus padres mientras están separados, o el miedo a que las necesidades del niño no se satisfagan sin la presencia de los padres. Muchos niños superan la ansiedad por separación, pero es importante abordar la causa subyacente para evitar que la ansiedad pase de un trastorno de ansiedad a otro.
Trastorno de pánico
Los niños con trastorno de pánico experimentan repetidos ataques de pánico y toman grandes medidas para evitar cualquier cosa que crean que pueda desencadenar un ataque de pánico. Los ataques de pánico son diferentes para cada niño, pero comúnmente consisten en “sentimientos de muerte inminente, dificultad para respirar, dolor en el pecho o palpitaciones del corazón” (Desórdenes de ansiedad, 2018). Estos síntomas alcanzan su punto máximo en cuestión de minutos y provocan un ataque de pánico.
¿Qué desencadena la ansiedad en el autismo?
Ayudar a su hijo a identificar qué desencadena su ansiedad es un primer paso importante para ayudarlo a controlar los síntomas. Algunos niños luchan contra la ansiedad como resultado de un evento traumático, mientras que otros experimentan la ansiedad como una constante en sus vidas. La ansiedad, especialmente el TOC, puede ser una respuesta a sentirse fuera de control. La ansiedad social puede surgir de una situación social profundamente embarazosa o de la conciencia del niño de que tiene dificultades para comunicarse de forma eficaz.
Los trastornos de pánico pueden desarrollarse después de un trauma y ser desencadenados por olores, imágenes, sonidos, sabores o tacto asociados con el trauma. Un niño que lucha contra el TAG puede encontrar abrumadora la vida diaria. No importa qué desencadene la ansiedad de su hijo, estar presente y tener la mente abierta a los desencadenantes le ayudará a comprenderlo mejor y le permitirá ayudarlo a desarrollar habilidades de afrontamiento saludables.
¿Qué puedes hacer con la ansiedad?
La ansiedad no tiene por qué ser inmanejable ni impedir la vida diaria. La experiencia de cada persona con la ansiedad es diferente y existe en un espectro muy parecido al autismo. Sin embargo, la mayoría de las personas pueden encontrar una combinación de habilidades de afrontamiento y apoyo para reducir sus síntomas. Las personas con ansiedad suelen encontrar útil acudir a un psicólogo. Los psicólogos infantiles son personas seguras para que los niños exploren su ansiedad e identifiquen los desencadenantes y las habilidades de afrontamiento.
Muchos psicólogos infantiles ofrecerán sesiones de terapia familiar para que quienes interactúan con su hijo con mayor frecuencia puedan apoyar el tratamiento. Si la terapia no es suficiente, un psiquiatra puede recetarle medicamentos contra la ansiedad. Las terapias alternativas como la arteterapia, la musicoterapia, la hipoterapia o la terapia deportiva son opciones que puede discutir con el equipo de su hijo para apoyar la psicoterapia. La ansiedad no se puede curar, pero hay tratamientos disponibles para ayudar a su hijo a controlar sus síntomas y mejorar su calidad de vida.
Cómo lidiar con la ansiedad y el autismo y estrategias para ayudar a su hijo a afrontarlo
Elaborar un plan para controlar la ansiedad de su hijo puede incluir medicamentos y terapia, así como cambios en la rutina de su hijo en el hogar y la escuela. Incluir tiempos de relajación planificados en el horario de su hijo ayudará a promover su bienestar emocional y lo alentará a priorizar la salud mental. Puede ser útil dedicar tiempo al yoga, leer su libro favorito, salir a caminar o respirar profundamente un par de veces. Durante estos descansos cerebrales, es importante asegurarse de que los desencadenantes de su hijo no estén presentes lo mejor que pueda. Por ejemplo, a un niño con ansiedad social no le resultaría relajante una clase de yoga llena de gente, pero podría ser útil crear un espacio cómodo en su casa para que se estire y respire profundamente.
Los horarios de contacto en los que su hijo puede informarle cómo se siente sin juzgarlo podrían…