El calor secreto de una abuela

Nadie sabe lo que significamos el uno para el otro, abuela.

Nadie sabe cuán grande es nuestro amor porque yo era solo un niño extraño y problemático a los ojos de los demás. No imaginarían que estaba lleno de amor.

Pero siempre me trataste igual que a todos los demás. Como si fuera un niño normal. Me enseñaste valores y me amaste infinitamente a pesar de que era una niña tonta y problemática que se escondía de todos y llevaba una mochila invisible de traumas y peculiaridades.

Realmente te preocupaste por mí y no te quedaste en lo superficial; eras capaz de ver lo que yo tenía en lo más profundo, lo que no era obvio y casi nadie podía notarlo.

Pero siempre lo entendiste. Veías mi introversión como una cualidad y creías que mis problemas eran culpa de los adultos desconsiderados.

Yo era esa niña que no podía pasar la Navidad con su abuela porque lado de mamá no lo permitió. El divorcio de sus padres había dividido a la familia en dos y alguien había abandonado a una niña en medio de un gran lío dejado por adultos irresponsables y egoístas.

Los mismos adultos cuyo orgullo había manchado tan profundamente sus corazones que no podían amar mejor. Y cuyos egos eran a menudo más importantes que la felicidad de un niño.

Yo era el raro niño que llegaba tarde a la familia. Porque recién cuando cumplió la edad mínima aprendió a tomar autobuses para ver a su abuela y acercarse a ella. lado de papaal otro lado del país.

Pero nadie le había enseñado que eso era hermoso. lado de mamá no la había educado desde niña en los valores de la familia, el cuidado y el amor. Lo descubrió ella sola y eso es principalmente gracias a ti, abuela.

Nadie sabe cuántos consejos me diste después de cada comida mientras todos estaban ocupados bebiendo y riendo. Nadie sabe nada, pero cada palabra fue preciosa en mi vida.

Así como pasó ese día, en medio de todo ese ruido, leíste en mis ojos que las lágrimas estaban a punto de caer. Y me llevaste.

Querida, haz lo que te digo. Haz lo que te haga feliz sin importarte lo que digan los demás. Y al que no le guste que se vaya a la mierda