Cuando el amor de los padres vence los prejuicios
Foto de Nico Marks en Unsplash
Las medidas de “quedarse en casa” implementadas en ciudades de todo el mundo han encontrado a muchas personas en sus teléfonos, desplazándose aún más que antes de que estallara esta pandemia global.
Una de las cosas que he notado es el profundo interés que la gente tiene en mi relación (particularmente en plataformas como Instagram, donde las fotos de un hombre negro besando a una mujer india llaman más la atención de lo que pensé cuando las publiqué).
Recibí varios mensajes (tanto en Medium como en Instagram) de mujeres indias que me preguntaban cómo les conté a mis padres punjabíes sobre mi novio negro.
La razón por la que esta es una pregunta es porque mi cultura tiene muchísimos prejuicios contra los individuos negros; tenga en cuenta que en esta narrativa digo «negro» en lugar de «afroamericano» porque es la palabra descriptiva preferida de mi pareja y estoy escribiendo con él en mente.
Y cuando hablo del prejuicio de mi cultura contra los individuos negros, hablo específicamente desde mi propia experiencia dentro de mi propia comunidad punjabi. No hablo en nombre de todos los punjabíes e indios, sino sólo desde mi experiencia como mujer punjabí.
El año pasado escribí sobre mi propio viaje desde los prejuicios hasta el amor aquí, y es un viaje que mis padres tuvieron que hacer conmigo.
Porque la cuestión es que cuando les conté a mis padres sobre mi novio, el color de su piel fue el segundo hecho que les compartí.
El primer hecho fue que “Sorpresa. Su hija divorciada, que pensaba que nunca volvería a sentar cabeza, ha encontrado a alguien con quien quiere tener una relación. Así que sí. Sé que gastaste mucho dinero en una boda punjabi ostentosa y gloriosamente hermosa de 5 días en la que mi ex llegó montado en un caballo blanco, y sé que terminé ese matrimonio así como tus sueños de tener hermosos nietos punjabi… pero encontré un hombre nuevo. Entonces… existe la posibilidad de que NO muera solo, como les dije que haría”.
Sinceramente, eso fue lo primero que tuve que decirles. Que existiera un novio. Porque, en mi cultura, el divorcio es un no-no. Es tan tabú, que mis padres no le dijeron a mi abuelo que mi matrimonio había terminado durante DOS años Y MEDIO completos después…