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Crédito: Imagen de FuSuSu en Pixabay
Ya sabes cómo va la historia.
Chico conoce a chica. El chico invita a salir a la chica. El chico y la chica se enamoran, se casan y forman una familia juntos. Y luego viene el giro de la trama… los padres del niño se mudan con ellos.
Cuando era niño, nunca imaginé que mi ‘felices para siempre’ incluiría vivir con mis suegros. Porque ¿qué niña sueña con algún día compartir casa con su suegra? Pero si algo he aprendido es que la vida está llena de sorpresas y no todas son malas.
La idea surgió inicialmente poco después de descubrir que estaba embarazada del primero. Mi marido y yo estábamos empezando a pensar en nuestras opciones de cuidado infantil después de la baja por maternidad. Y sugirió que sus padres se jubilaran y se mudaran con nosotros. Hizo algunos puntos sólidos como:
- Nos sentiremos mejor si dejamos a nuestro hijo al cuidado de una familia en lugar de completos extraños.
- Será mucho más barato que pagar la guardería y no tendremos que preocuparnos por apresurarnos a dejarla y recogerla todos los días (además, esos cargos por pagos atrasados son aterradoramente altos).
- Siempre habrá ayuda extra en la casa y alguien que cuide al bebé por nosotros si queremos tener una cita nocturna o tiempo para nosotros mismos.
Ahora bien, lo que dijo habría tenido mucho sentido para mi cerebro no embarazada. Pero cada vez que surgía el tema, lo único que pasaba por mi cabeza hormonal era… ¡¡¡NO!!
A lo largo de mis más de 9 meses de embarazo, constantemente temí la posibilidad de vivir con mis suegros. No sé por qué, pero me sentí amenazada por la idea de una vivienda compartida. Quizás me preocupaba perder mi libertad, mi privacidad, mi orgullo o todo lo anterior. Mientras esperaba que llegara el bebé, pasé mucho tiempo preguntándome cómo sería la vida con mis suegros.
Éstos son algunos de los pensamientos que invadieron mi mente:
- Apenas soporto que mi suegra se quede un fin de semana con nosotros, ¿cómo será cuando tenga que verla los siete días de la semana?
- ¡Mi suegro sube demasiado el volumen del televisor y dañará la audición del bebé!
- ¿Qué pasa si mi marido se pone del lado de su madre…?