Elige amarla y ella demostrará que lo vale.
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No hay nada sencillo en amar a la chica de corazón cauteloso.
No la convencen las flores y las cenas elegantes, ni la conquistan los elogios y los elogios. Al principio ella es una danza lenta, un paso hacia ti, otro paso atrás, mientras aprende a confiar en los caminos de tu corazón y la fuerza de tus brazos.
El baile puede ser lento pero no apresurado, porque ella sentirá la impaciencia de tus pasos y la forma en que se descompensan con los de ella. Baila con ella. Sigue la medida de sus pasos y con el tiempo ella pronto buscará seguir los tuyos.
Ella no te mostrará su corazón de una vez, sino que te lo ofrecerá poco a poco, sin prisas y atenta a la forma en que sostienes cada frágil pieza. Ella anhela que entiendas cuánto le cuesta mostrarte estas piezas; para que puedas pasar tus dedos sobre las cicatrices dejadas por otros, para sentir el susurro de tu aliento contra su cuello mientras prometes sostener su corazón con más cuidado que aquellos que vinieron antes.
Hay partes de su corazón que permanecen inalcanzables, partes que ha enterrado bajo capas que nunca revelará. Ama estas partes de ella, las partes invisibles, las sombras de su alma. Porque incluso el cielo sabe que sin oscuridad las estrellas no pueden adornarnos con su luz.
Ella te observará más de cerca de lo que crees, escuchará cada palabra que digas y la sopesará con cada acción, buscando inconsistencias, buscando la verdad de tu palabra y la intención de tu corazón. No porque no pueda confiar en ti, sino porque es cautelosa, alerta, cautelosa; Las historias de su pasado todavía están grabadas en su mente. Ella no está lista para confiarte su corazón. Aún no. No hasta que ella sepa que eres un hombre de palabra, un hombre de manos firmes y maneras inmutables.
Hay una parte de ella que siempre permanecerá un poco distante, lista para huir si cree que su corazón volverá a dañarse. Ella ya no cree en segundas oportunidades, ya que las ha utilizado todas con aquellos que no merecen tal gracia. Lastimarla significa perderla, porque preferiría estar sola que arriesgarse a perder la vida que tanto ha luchado por reconstruir con sus propias manos cansadas.