Al final del día, sólo te tienes a ti mismo.
Tienes amigos y familiares que te ofrecen su apoyo y a los que puedes acudir si los necesitas, pero eso no ayuda. No entienden cuán profundas son las heridas. No entienden las cosas que te mantienen despierto por la noche o te hacen cuestionar cada vez que respiras.
Al final del día, sólo puedes contar contigo mismo porque las personas cambian, sus prioridades cambian, sus emociones y su amor cambian.
La única persona que entiende lo que sientes, la única persona en quien puedes confiar y que siempre querrá que estés a salvo, eres tú. Eres la única persona que puede salvarte de lo que te deprime.
Siempre habrá alguien que te deprima, alguien que no quiere que seas feliz o exitoso. Siempre habrá alguien que quiera que fracases.
La gente te hará cuestionar quién eres, te hará cuestionar tus prioridades y cada decisión que tomes.
Déjalos. Luego, decide si tienen razón.
Al final se convierte en ruido de fondo. Las conversaciones, los chismes, el drama, el odio que la gente te lanza se convierten en un ruido más en el mundo.
Nunca dejes que alguien te haga sentir menos de ti mismo. Nunca dejes que una relación te haga sentir menos adorable. Nunca dejes que un ser querido te haga sentir menos culpable de tus elecciones.
Si quieres encontrar la felicidad, comienza y termina contigo.