¿Alcanzador o colono? Aquí le mostramos cómo mantener el equilibrio con su pareja

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Porque estar cara a cara puede hacer o deshacer una relación.

¿Has oído hablar de la teoría del “alcance versus el colono” en las relaciones? Si has visto Cómo conocí a vuestra madre, probablemente estés familiarizado con ella. Afirma que en toda relación romántica clásica, una de las partes es quien llega y la otra el colono. El alcanzador sale con alguien que está algo fuera de su alcance. El colono, bueno, se asienta, a pesar de que en teoría es capaz de “hacerlo mejor”. Concepto cruel, ¿verdad?

Y, sin embargo, la mayoría de nosotros sabemos lo que se siente al ser quien siempre inspira a la otra persona a probar cosas nuevas. Para desafiar sus ideas. Para fomentar el crecimiento. Pero a veces sentirse superior.

O, por el contrario, ser quien constantemente envía mensajes tiernos. Que siente admiración por la otra persona sin estar seguro de si es mutua, o si somos lo suficientemente buenos, lo suficientemente inteligentes, lo suficientemente bonitos; en resumen, si podemos competir.

En todas las relaciones que he tenido, la incapacidad de lograr el equilibrio de poder correcto fue la razón por la que al final rompimos. Este equilibrio puede alterarse de muchas maneras. Muchas personas acaban siendo tratadas mal y sintiéndose irrespetadas en sus relaciones. En consecuencia, hay muchas personas que no tratan a sus parejas como deberían en una relación de dos amantes. Y yo fui uno de ellos durante muchos años.

Por lo general, comenzaría conociendo a un chico que me cautivó, que me inspiró, a quien admiraba. Me sentí como el que llega. Pero con el tiempo, después de pasar uno o dos años juntos, a veces mudándose, a veces no, el entusiasmo inicial se desvanecía y el equilibrio cambiaba. La inspiración que recibí ya no fue suficiente. Mi pareja empezó a aburrirme. No quería llegar a un acuerdo. Me sentí superior. Y me odié por ello: nunca quise que siguiera este rumbo.

Cada vez que reconocía este patrón, deseaba desesperadamente que se detuviera, pero no sabía cómo y seguía sucediendo. Mi pareja terminaría siendo la que me desea, la que me necesita y la que me ama más. Y sería infeliz, insegura de adónde se había ido el amor, y me encontraría buscando nueva inspiración en otra parte, pensando que estaba con el chico equivocado. Y entonces todo empezaría de nuevo.