La pandemia puede ser más combustible para el arco de tu personaje
Foto de diana en Unsplash
Realmente creo que cualquiera que diga que nunca se ha imaginado su vida como una película está mintiendo. Todos tenemos la banda sonora en nuestras cabezas: las canciones que nos transportan a un momento particular, las que nos motivan a trabajar más duro o nos hacen llorar, esos momentos en los que sentimos que tenemos el papel protagonista frente a aquellos en los que Nos encontramos como un personaje secundario en la historia de otra persona por un tiempo.
No sé si a alguien le está gustando el giro actual de la trama. Todos los días, alguien me cuenta sobre un trabajo que perdió, un dolor que reconoció o una lucha que tuvo. Todos los días me enfrento a mis propios desafíos personales, profesionales y de crianza. Hay miedo y extrañeza que se cruzan con la incertidumbre, y todos lo afrontamos lo mejor que podemos.
Pero también soy escritor. Si hay algo que sé con certeza es que no se puede escribir una historia sin un giro argumental. La lectura sería aburrida si lo intentaras.
Los giros de la trama son donde se desarrollan los personajes. Estos son los momentos decisivos en los que las personas deciden quiénes serán y cómo manejarán la situación que se desarrolla. Esta es la parte en la que las relaciones luchan, pero resisten el calor y salen más fuertes, o se reducen a cenizas en el caos. Todo depende del giro argumental.
En este momento, la mayoría de nosotros simplemente nos las arreglamos. Estamos tratando de descubrir cómo sobrevivir cada día: cómo ampliar nuestras despensas y nuestros presupuestos, cómo administrar el tiempo que parece demasiado corto para todo lo que necesitamos hacer y demasiado largo para todo el estrés que tenemos que manejar. Aquí es donde desarrollamos el carácter.
Lo que pasa con el arco de un personaje es que puede ir en cualquier dirección. El movimiento no significa que superaremos nuestras dificultades y saldremos heroicos de ellas. Podríamos derrumbarnos con la misma facilidad.
Las circunstancias no crean nuestro carácter; hacemos.
Pero nuestro carácter aquí no se define por cuánto hacemos o si nos convertimos en padres perfectos de Pinterest mientras estamos atrapados en casa con los niños. No se trata de aprender nuevos idiomas o adquirir nuevos pasatiempos o incluso de cuán limpios y organizados tengamos nuestros espacios de vida. Nada de eso define nuestro carácter interior, sólo lo ocupados que estamos…