El Ahuízotl
El Ahuízotl – ‘El Espinoso del Agua…’
El Códice Florentino, un manuscrito escrito y compilado por nahuas durante el siglo XVI, aún nos brinda una gran cantidad de información de primera mano sobre las antiguas costumbres de los aztecas antes de la conquista de México. En él se pueden encontrar pasajes importantes sobre la historia, la religión y las deidades aztecas, pero también hay capítulos que descubren temas más mundanos como la flora y la fauna, los tipos de comercio y la ocupación. Uno de los muchos e interesantes temas es el del Ahuízotl, un animal acuático que vivía en los lagos y ríos alrededor de Tenochtitlán. (Escrito/compilado por Julia Flood/Mexicolore)
Stone Ahuizotl, Ethnologisches Museum Berlin, foto de Denis Flinnin
La perdición de muchos pescadores, se pensaba que esta criatura asesinaba a aquellos que se aventuraban demasiado en las profundidades del agua. Homónimo del Tlatoani (emperador) Ahuítzotl (1486-1502), este animal ha sido centro de muchas especulaciones. ¿El Ahuízotl fue real o mítico o tiene parientes que aún sobreviven hoy?
Un hombre ahogándose en el Códice Florentino (Libro XI) – ¡descubre el Ahuizotl! (Click en la imagen para agrandar)
Tiene pelaje corto, orejas pequeñas y puntiagudas, cuerpo liso y cola negra, al final de la cual brota una mano muy parecida a la de una persona. Este animal habita en las profundidades de los manantiales de agua y si alguien llega al borde de sus dominios, es arrastrado por la mano de la cola y llevado hasta sus profundidades… Libro XI, Códice Florentino.
El Origen del Nombre de Ahuízotl, o Espinoso del Agua
En náhuatl, la palabra Ahuízotl se puede descomponer en tres raíces. Según el historiador Padre Ángel María Garibay, eran los siguientes:-
A.HUIZ.OTL
un = ATL = Agua: el ahuízotl era un habitante del agua.
Huíz = Huiztli = Espina. El pelo mojado de este animal se volvió puntiagudo cuando salió del agua y se sacudió.
-Otl = Yotl = Ser como.
Tlalocan, paraíso acuático (Click en la imagen para ampliar)
El viaje a Tlalocan
Algunos investigadores piensan que el Ahuízotl es un animal mítico, maldición de los aguadores. Estaría al acecho de una víctima que, una vez en su punto de mira, sería arrastrada al agua por la cabeza al final de la cola del Ahuízotl. Después de una lucha que arrojó peces, ranas y agua espumosa, el humano fue arrastrado bajo la superficie y se ahogó. El Ahuízotl usaba sus afilados colmillos para arrancarle los ojos, los dientes y las uñas a la persona. Después de unos días, el cuerpo flotaba hacia la superficie, pero no cualquier azteca estaba autorizado a sacarlo del agua, ya que se consideraba demasiado valioso para tocarlo. Esta tarea solo la podían realizar los sacerdotes de los Tlaloque, deidades del agua.
El glifo de Ahuizotl, Codex Telleriano-Remensis folio 39r (Click en la imagen para ampliar)
Según la creencia religiosa azteca, quienes encontraron la muerte ahogándose viajaron al hermoso paraíso terrenal de Tlalocan, hogar del dios del agua Tlaloc, su esposa, Chalchiuhtlicue, y sus ayudantes, los Tlaloque. Se pensó que fueron elegidos para este destino por estas deidades, ya sea porque su bondad en vida debería ser recompensada con una eternidad en Tlalocan, o porque se habían atrevido a atesorar piedras preciosas, símbolos del agua, en lugar de ofrecerlas a los dioses. .
Rey Ahuitzotl, Códice Mendoza (folio 13r) (Click en la imagen para ampliar)
Un nombre digno de un tlatoani.
El Huey Tlatoani o Gran Orador, Ahuítzotl, gobernó el imperio azteca durante dieciséis años, desde 1486 hasta 1502. Al igual que su homónimo, este emperador fue veloz en la guerra y su carácter agresivo lo llevó a conquistar 45 territorios mesoamericanos.
¿Qué fue el Ahuízotl?
Los investigadores han tratado de encontrar al Ahuízotl entre la fauna del Altiplano Central de México, comparándolo con otros cuadrúpedos acuáticos y esperando encontrar su pareja. Algunas representaciones físicas del ahuízotl se han confundido con el perro nativo mesoamericano o itzcuintli. El Museo Nacional de Antropología en la Ciudad de México tiene un ejemplo de ello. Una estatua que inicialmente se parece a Xólotl, el compañero canino de Quetzalcóatl con quien viajó por el inframundo, es en realidad un ahuízotl (Betancourt 1999: 58). Aparece sentado sobre sus patas traseras sobre su marca registrada cola enroscada.
Conocido por su destreza como nadador, el castor también ha sido comparado con el ahuízotl. Sin embargo, sus tendencias vegetarianas, dientes chatos de roedor y la falta de una cola enrollada cuya punta muestra una mano, indican que el castor podría no ser el ser que estamos buscando.
El tlacuache, un animal tímido y nocturno, tuvo un gran legado entre los aztecas. Algunos investigadores creen que fue esta criatura la que contribuyó a la creación del mítico ahuízotl. Astuto e inteligente, se pensaba que la cola sin pelo del tlacuache era flexible y hábil. Normalmente un habitante de la tierra, Alfredo López Austin ha identificado un tlacuache acuático que se puede encontrar en el estado sureño de Chiapas. Este animal vacilante, sin embargo, no comparte los rasgos de un atacante agresivo.
La nutria, por el contrario, se ha mostrado a menudo ansiosa por atacar a los humanos, especialmente cuando su nido está en peligro. Con dientes cortos y afilados y un brillo aceitoso en su pelaje, este animal tiene mucho en común con el ahuízotl. Es carnívoro y, si tiene hambre, buscaría carne de un cuerpo ahogado, cuyas partes más blandas son los ojos, las encías y las yemas de los dedos. Por desgracia, las orejas redondas de la nutria no deben confundirse con las del ahuízotl y el Códice florentino lo identifica como un Aizcuintli o perro de agua.
Representaciones en piedra del Ahuizotl, Museo Nacional de Antropología, Ciudad de México (Click en la imagen para ampliar)
Habiéndose intentado infructuosamente catalogar al ahuízotl como un animal vivo, presente en el ecosistema de México, se ha hecho evidente que este traicionero animal pudo haber sido un mítico guardián de las aguas, un guerrero enviado por Tlaloc para cobrar la vida de los aztecas.
Basado en el artículo de:
Escalante Betancourt, Yuri, Animal asesino del agua: el ahuízotl, Arqueología Mexicana No.35, 1999, Los Animales en el México Prehispánico. Ciudad de México, México.
Otras fuentes:
• Molina, Fray Alonso de Vocabulario en lengua castellana y mexicana y mexicana y castellanaestudio preliminar de Miguel León Portilla, 4ª edición, Editorial Porrúa, 2001, Ciudad de México, México.
• Sahagún, Fray Bernardino de Historia general de las cosas de Nueva EspañaPrólogo de Ángel María Garibay, 6ª edición, Editorial Porrúa, 1985, Ciudad de México, México.
• Smith, Michael E. Los aztecassegunda edición, Blackwell Publishing, Oxford, Reino Unido, 1996.
Fuentes de imágenes: –
• Imágenes del Códice Florentino (original en la Biblioteca Medicea Laurenziana, Florencia) escaneadas de nuestra propia copia de la edición facsímil de 3 volúmenes del Club Internacional del Libro, Madrid, 1994
• Stone Ahuizotl, Museo Americano de Historia Natural, de su sitio web (enlace a continuación)
• Tlalocan, pintura de Miguel Covarrubias, escaneada de nuestra copia de Arte Indígena de México y Centroamérica de Miguel Covarrubias, Alfred A. Knopf, Nueva York, 1957
• Glifo de Ahuizotl del Codex Telleriano-Remensis escaneado de nuestra copia de Codex Telleriano-Remensis: ritual, adivinación e historia en un manuscrito pictórico azteca por Eloise Quiñones Keber, University of Texas Press, Austin, 1995
• Imagen del Codex Mendoza escaneada de nuestra copia de la edición facsímil de Cooper Clark 1938, Londres (original en la Bodleian Library, Oxford)
• Representaciones en piedra del Ahuizotl, Museo Nacional de Antropología, Ciudad de México: fotos de Ana Laura Landa/Mexicolore