Poesía azteca (1): Introducción

Poesía azteca (1): Introducción

Este artículo fue escrito especialmente para Mexicolore por John Curl, traductor de poesía y biógrafo de poetas pertenecientes a las culturas azteca, maya e inca (Curl, J., 2006, Poetas de la antigua América). John es autor de otros siete libros de poesía, de una memoria y de una historia de cooperación en América; es miembro de PEN USA y reside en Berkeley, California. Comentarios y traducciones del náhuatl al inglés por John Curl; traducción del inglés al español por Armando Altamira-Areyán.

Cantante azteca. Códice Florentino, libro 10 (Presione sobre la imagen para ampliarla)

La poesía fue una tradición cultural rica entre los poetas-cantantes del México antiguo, llamados xochitlahtoanime (los que hablan con flores) o cuicapicque (los compositores de canciones); actuaban en casi todas las ceremonias y en los días de descanso, así como en los entretenimientos seculares, en los eventos culturales, en las fiestas y en los banquetes. Los poetas se juntaban a menudo en sesiones informales donde presentaban algunos de sus trabajos aun en curso. Los poetas líricos hacían presentaciones en grupo sobre un tema previamente acordado, creando lo que ellos llamaban “el diálogo de las canciones”. Además de sus poemas originales, presentaban e improvisaban variaciones de poesías de autores célebres que ya eran bien conocidos.

Representación azteca de una flor, escultura tallada en piedra, Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México (Presione sobre la imagen para ampliarla)

La poesia era nombrada como en xóchitl en cuicatl (flor y canción). La poesía azteca (o nahua) tenía dos grandes categorías, la secular y la religiosa. La poesía lírica secular, llamada netotiliztina o “danzas de la alegría” podrían ser compuestas y recitadas por cualquiera: una persona común o un aristócrata, un hombre o una mujer. La poesia religiosa, llamada macehualiztin o “danzas del mérito”, era compuesta y recitada por poetas pertenecientes a ciertas órdenes sacerdotales dedicadas a deidades particulares.

La mayoría de los poemas líricos seculares que sobrevivieron a la destrucción cultural después de la conquista española fueron compuestos en el siglo pasado. Los poetas se identificaron en muchos de sus poemas y las historias nativas nos han dejado indicios sobre las vidas de esos poetas, en contraste la poesía religiosa era anónima, y ​​por lo tanto tiene una antigüedad desconocida.

Músico-poeta-cantor azteca, Códice Borbónico p. 4 (Presión sobre la imagen para ampliarla)

La poesia lirica se conocia tambien como xochicuicame o “canciones-flor”. Su nombre viene de la moda predominante que llenaba los poemas de imágenes de flores cuyos significados simbólicos eran profundos, el poeta usaba a las flores como una metáfora general de la vida en sus muchos aspectos, vicisitudes y estados. Entre las otras variantes poéticas de los aztecas estaban: xopancuicame (las canciones de primavera), las cuales eran ligeras y espirituales; tlaocolhcuicame (las canciones de sufrimiento) y icnoccuicame (las canciones de los huérfanos), que eran poemas tristes; cuauhtlicuicame (las canciones de águilas), las que trajeron de los héroes y los cazadores; cihuacuicame (las canciones de las mujeres); huehuecuicame (las canciones de los viejos); y auhtlicuicatl (las canciones de la guerra). Había también muchas variantes regionales.

Músicos aztecas, Códice Florentino, libro 4 (Presione sobre la imagen para ampliarla)

Las canciones-flor combinaban temas sagrados y ceremoniales que utilizaban preocupaciones sociales y terrenales. Eran a menudo meditaciones filosóficas sobre la muerte, la vida y el amor, sobre la amistad, sobre la relación personal con el Creador, sobre la brevedad de la vida y de la fama, sobre la alegría que dan la poesía y las canciones, sobre el triunfo y el sufrimiento que acompañan a las guerras. Con ellas evocaban a grandes líderes, conmemoraban ocasiones especiales y se referían a valiosas ciudades. Las poesías conocidas como “danzas de la juventud” utilizadas sobre el amor, el ligue; el placer que producía el escucharlas era general, desafortunadamente muy pocas de ellas han llegado hasta nosotros. Los himnos sagrados eran menos personales, nada individual. Formaban parte de los ritos religiosos y se cantaban adentro y en los alrededores de los templos. Muchos de los cuicapicqui eran aficionados, mientras que otros eran profesionales y tenían el apoyo de órdenes religiosas o de casas nobles. Estos poetas profesionales componían trabajos exaltando algunas deidades particulares o las proezas de los miembros y ancestros de algún linaje específico. El Consejo de poetas y de ancianos llamados tlapizcatzitzin (curadores) deliberaba si se aprobaban o no las nuevas composiciones religiosas.

Músicos aztecas recitando canciones-flor. Códice florentino, libro 3 (Presione sobre la imagen para ampliarla)

La poesía azteca se usaba en canciones, en cánticos o se hablaba, a menudo acompañado de un tambor o flauta. Cada poema o canción tenía su propia cadencia o patrón de golpeteo (tamborileo). Se usaban dos diferentes tambores. El huéhuetl que era un tronco largo y hueco que se colocaba en posición vertical con la parte superior cubierta y pulida y el fondo abierto, el instrumento era golpeado con las palmas de las manos. El teponaztli era un tronco hueco más pequeño, dispuesto en posición horizontal y cerrado en sus lados, se ranuraba el cilindro de una manera que quedaran dos lenguas de diferentes longitudes, las que se golpeaban usando palos con puntas cubiertas de hule. Las canciones-flor se recitaban con vívidos ritmos, mientras que los himnos sagrados eran imponentes y lentos.

La antigua ciudad tolteca de Tula, altamente respetada por los aztecas como el lugar de nacimiento de las artes. Códoce Tovar, pl. II (Presión sobre la imagen para ampliarla)

En el año 1500 los aztecas de Tenochtitlán formaban el centro político del antiguo mundo mesoamericano, pero el centro cultural era Texcoco, una ciudad más pequeña en el oeste del antiguo lago. Fue tierra de varios poetas importantes del México antiguo, incluidos Nezahualcóyotl y su hijo Nezahualpilli. El dialecto texcocano del idioma náhuatl (azteca o mexicano) era considerado el más melodioso y refinado. Antes de que las órdenes de guerreros enviadas por Tenochtitlán impusieran su dominio en la región, Texcoco había sido la ciudad preeminente, la heredera de la cultura Teotihuacana y de la anterior ciudad de Tula. El Dios patrón de estas ciudades era Quetzalcóatl, el dador y el maestro de la poesía, de la música, de la danza, de otras artes y de la ciencia. Opuestamente a las deidades belicosas de los aztecas, Quetzalcóatl nunca demandó en forma alguna de sufrimientos o de sacrificios humanos. El espíritu de Quetzalcóatl infunde completamente la lírica de las canciones-flor.

Quetzatlcóatl, Códice Tovar, pl. XXVI (Presione sobre la imagen para ampliarla)

La mayoría de los poemas aztecas han sobrevivido gracias a tres manuscritos, los cuales fueron escritos en alfabeto náhuatl durante la segunda mitad del siglo XVI. Los Cantares Mexicanos y los Romances de Los Señores de Nueva España contienen canciones-flor. El códice florentino, libro 2, compilado por Fray Bernardíno de Sahagún, contiene poemas religiosos de himnos sagrados.

Canción de Atlahua; Códice florentino, libro 2 (Presione sobre la imagen para ampliarla)

El arte poético azteca se basaba en patrones del habla y no se tomaba las libertades y distorsiones de las canciones occidentales. Sus técnicas estándar cuentan con repeticiones paralelas en verso pareado usando sinónimos y metáforas. Usaban ritmo y asonancia pero no tenían un esquema regular de ritmo o de métrica. Usaban estrofas definidas por refranes o letanías pero sin extensión regular de línea o de estrofa. El mismo poema podía tener estrofas cortas y largas, definidas por vocablos, sílabas repetitivas sin importancia tales como “ohuaya ohuaya”. Los poemas estan llenos de metonimias y de simbolismos, por ejemplo jaguares podría significar guerreros; flores podría significar gente, petate y silla podría significar poder.

Casa de la Canción, Códice Mendoza, folio 61r (Presione sobre la imagen para ampliarla)

La poesía estaba contenida en cualquier plan de estudios. Después de las horas regulares de la escuela, todos los estudiantes (niñas y niños) fueron llevados a una escuela especial dedicada a la enseñanza de la poesía, de la música y de danza (la Casa de la Música, el cuicacalli) donde se guardaban los instrumentos comunales. Las Casas de las Canciones siempre se ubicaban junto a los templos. A los pequeños se les enseñaban primeramente los himnos sagrados y las danzas que los acompañaban. Cuando se aprobaban nuevas composiciones religiosas por el Consejo de Curadores ( tlapizcatzitzin), se convocaba a grandes reuniones públicas en la Casa de las Canciones o en las plazas, a las cuales asistían personas de todas las edades y se enseñaban las canciones a todos ellos. Por la tarde la Casa de la Música se convirtió en un club social y cultural donde los poetas y los músicos se juntaban para recitar las canciones-flor y los jóvenes bailaban en parejas.

Netzahualcóyotl, Códice Ixtlilxóchitl, folio 106r (Presione sobre la imagen para ampliarla)

El poeta más famoso del México antiguo era Nezahualcóyotl, el rey de Texcoco: amante y promotor de la libertad, arquitecto, regidor y hombre sabio. En la siguiente parte (2) podrá leer ejemplos de dos canciones-flor de Nezahualcóyotl y un himno sagrado. Las versiones originales contienen otros versos que no se incluyen en estos selecciones. Las traducciones que John Curl hace de otros poemas de Nezahualcóyotl así como la biografía sobre el rey texcocano se pueden consultar en su libro: Poetas americanos antiguosTempe, Arizona: Prensa bilingüe, 2005.

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Las imágenes se obtuvieron de:-
El Códice Florentino (el original se encuentra en la Biblioteca Medicea Laurenziana, Florencia); imágenes escaneadas de nuestra propia copia del Club Internacional del Libro (3 volúmenes) en edición facsímil, Madrid, 1994.

La escultura de la flor tallada en piedra: fotografía de Ana Laura Landa/Mexicolore.

El Códice Borbónico (original el la Bibliotheque de l’Assembée Nationale, París); imágenes escaneadas de nuestra propia copia de la edición facsímil ADEVA, Graz, Austria, 1974.

El Códice Tovar: imágenes escaneadas de nuestra propia copia de la edición facsímil ADEVA, Graz, Austria, 1972.

El Códice Mendoza (el original en la Biblioteca Bodleian, Oxford): imágenes escaneadas de nuestra propia copia de la edición facsímil James Cooper Clark, London, 1938.

El Códice Ixtlilxóchitl: imágenes escaneadas de nuestra propia copia de la edición facsímil ADEVA, Graz, Austria, 1976.

La traducción del inglés al español fue hecha por Armando Altamira-Areyán un jueves 28 de agosto de 2008.

Traducciones por Armando Altamira-Areyán
Página web de John Curl

Esto es lo que otros han dicho:

2 A las 14:31 del martes 19 de octubre de 2010, Lili escribió:

me encanta. muy buena pagina con datos nuevos.

1 A las 20.02 horas del domingo 28 de febrero de 2010, Xosué escribió:

Gran trabajo… Felicidades!!!