El shock o trastorno de estrés agudo (TEA) es una reacción de estrés psicológico y emocional que ocurre cuando una persona experimenta o es testigo de un evento traumático. En un momento todo es normal, luego sucede el evento y la persona inmediatamente siente miedo, estrés, dolor o pánico. La conmoción se magnifica cuando se combina con, o se ve amenazada por, una lesión física, muerte o destrucción.
Algunos ejemplos incluyen:
- Pensar que los síntomas físicos son un mal caso de gripe solo para descubrir que es un cáncer terminal con unos pocos meses de vida.
- Dejar la casa intacta y luego regresar a ella destruida por una tormenta, incendio u otra causa devastadora.
- Caminando a casa y luego repentinamente agarrado, golpeado y violado.
- Dar a luz a un bebé a término que muere poco después por causas desconocidas.
- Conducir en una autopista cuando un automóvil en el tráfico que se aproxima golpea repentinamente a otro automóvil de frente.
- Ser llamado para ir al hospital como contacto de emergencia y encontrar a la otra persona ensangrentada, inconsciente y en estado crítico.
- Escuchar disparos durante el horario escolar e inmediatamente ponerse a cubierto.
Michael estaba en medio de una reunión cuando recibió un mensaje de texto urgente de que un tornado azotó el vecindario de sus padres ancianos. Sabiendo que nunca evacuarían y viviendo cerca, inmediatamente abandonó la reunión e intentó subirse a este automóvil. Pero las condiciones meteorológicas eran tan malas que era imposible conducir. Se congeló.
Cuando una persona está en estado de shock, el tiempo parece haberse detenido. Es como si todo sucediera en cámara lenta, el sonido se amortigua, la visión se nubla y una sensación de entumecimiento llena el cuerpo. Michael no podía pensar, toda la lógica parecía escaparse de su cerebro. Sentía como si esto le estuviera pasando a otra persona y no a él. Él entró en pánico.
Uno de los colegas de Michaels reconoció que Michael estaba en estado de shock y se movió lentamente hacia él. Su excelente reacción durante ese tiempo salvó a Michael de tomar malas decisiones que podrían haber empeorado la situación. Esto es lo que hizo:
- Haz una autocomprobación. En unos segundos, el colega de Michaels evaluó su capacidad para ayudarlo. Estaba tranquila, con un ritmo cardíaco ligeramente elevado, hipervigilante de su entorno, pero no tenía miedo ni estaba en pánico. Estaba bien equipada para ayudar a Michael porque venía de un lugar de conciencia y seguridad. Lo peor es que una persona en pánico intente calmar a otra persona en pánico. Esto no funciona.
- Acércate suavemente. No se apresuró ni se adelantó agresivamente para ayudar a Michael. Preferiblemente, el enfoque fue lento, intencional y gentil. Tener una relación con Michael le permitió poner suavemente su mano en la parte superior de su brazo, este sutil mensaje de consuelo puede ser una base para Michael. Esto le hizo saber a Michael que ella estaba a salvo y que estaba allí para ayudarlo.
- Pide ayuda. Lo primero que dijo fue: ¿Puedo ayudar? no, ¿qué está pasando? o ¿Qué pasó? Al pedir permiso primero, se facilita la conversación y le permite a Michael saber que ella no se lo iba a imponer. Ni siquiera escuchó la pregunta, pero su compasión era evidente y tranquilizadora.
- Escucha, no hables. Incluso cuando hubo silencio, resistió la tentación de hablar y esperó a que Michael hablara. Su quietud y paciencia le dieron a Michael la capacidad de salir de la conmoción por la niebla el tiempo suficiente para explicar lo que sucedió. Incluso cuando su discurso fue desorganizado, ella lo escuchó y le permitió contar la historia a su manera y con sus palabras.
- Expresar empatía. Esto es horrible, puedo ver por qué estás asustado, dijo después de que Michael terminara su historia, tocándose la parte superior del brazo en una demostración de conexión. Ella no compartió su propia historia de un evento similar, ni trató de ofrecer soluciones de inmediato, sino que permitió que la empatía se hundiera en Michael, para que pudiera estar más presente.
- Hable sobre el siguiente paso. Por el momento, no había nada que Michael pudiera hacer. Entonces, animó a Michael a quedarse quieto y beber un poco de agua, para que pudiera ordenar sus pensamientos. No se hablaba de lo que podría estar pasando con sus padres en este momento, solo cuál era el siguiente paso para Michael.
- Discuta las opciones. Debido a que Michael sintió empatía y pudo quedarse quieto por un momento, el lado lógico de su cerebro comenzó a activarse. Su colega permitió que Michael hablara sobre qué hacer a continuación sin juzgar ni interponer sus propias opiniones. Michael pudo hablar sobre qué hacer a continuación y encontrar una solución segura y razonable.
- Sea alentador. Tampoco dijo, Todo va a estar bien, porque no sabía si eso era cierto. Más bien, le dijo a Michael: Puedes hacer esto, tienes un buen plan. Este tipo de estímulo es beneficioso ya que motiva a alguien a actuar cuando está en estado de shock. Pero no se puede decir demasiado prematuramente, o causará más frustración. La clave es ser empático primero.
Hablar correctamente con alguien en estado de shock puede disminuir el impacto, evitar que las cosas empeoren y evitar daños adicionales. Esta es una habilidad que todos deberían tener ya que la tragedia golpea sin previo aviso.