15 señales de que eres demasiado bueno para tu propio bien (y lo que puedes hacer al respecto)

  1. Quieres agradarles a todos y preocuparte por herir los sentimientos de las personas.
  2. Anhelas la validación.
  3. Dejas que la gente se aproveche de ti.
  4. Te sientes culpable cuando estableces límites.
  5. Tienes miedo al conflicto.
  6. Siempre has sido una buena chica o chico, un seguidor de reglas.
  7. Crees que el cuidado personal es opcional.
  8. Te enfermas mucho.
  9. Se siente tenso, ansioso o al límite.
  10. Esperas ser perfecto y mantener altos estándares.
  11. Te pones al último y no sabes cómo pedir lo que necesitas.
  12. Eres sensible a las críticas.
  13. Crees que tus opiniones e ideas no son importantes.
  14. Eres un «reparador»; odias ver a alguien lastimado, asustado, triste o incómodo.
  15. Te molesta que siempre te pidan que hagas más y deseas que la gente considere tus sentimientos y necesidades.

¿Cuántos signos de agradar a la gente reconoces en ti mismo?

Cuando te sientes resentido, aprovechado y agotado, es un fuerte indicador de que complacer a la gente ya no es algo bueno porque te está causando daño. La solución es reequilibrar su pensamiento y acciones para que esté considerando lo que necesita y lo que necesitan otras personas.

Como todo cambio, se necesita práctica y persistencia para aprender a establecer límites y ser más asertivo. Aquí hay algunos consejos para ayudarte.

1) Cuidar de uno mismo no es egoísta

Sé que lo ha escuchado antes, pero siga recordándose que el cuidado personal es una necesidad, no un lujo. no es algo que hagas si tienes tiempo o si te lo mereces Cuidar de sus necesidades emocionales, mentales, espirituales y físicas lo mantiene saludable; sin ello, se enfermará, se cansará demasiado, se estresará e irritará.

Consejo práctico: Asegúrese de programar el cuidado personal de rutina (ejercicio, socialización, recreación, servicios religiosos, descanso, etc.) para reflejar que es una prioridad en su vida. Además, intente verificar con usted mismo al menos una vez al día y pregúntese: ¿Cómo me siento? ¿Qué necesito? Estas preguntas y tomarse un tiempo para reflexionar lo ayudarán a recordar que todos tienen necesidades y que el cuidado personal es una forma saludable de satisfacer sus necesidades.

2) No importa la opinión de todos

Uno de los grandes errores que cometen los complacientes es actuar como si la opinión de todos importara por igual; tratamos de hacer felices a todos todo el tiempo sin diferenciar qué opinión importa más y qué opinión podemos descartar.

Por lo general, cuanto más estrecha sea la relación que tengas con alguien, más valorarás su opinión y querrás complacerlo. Todas las relaciones saludables implican compromiso y es natural querer hacer cosas para hacer felices a tus seres queridos. Sin embargo, no tienes que tratar a todos por igual; usted no necesita esforzarse constantemente para complacer a sus conocidos de la misma manera que lo haría con su cónyuge.

Otra distinción importante entre las relaciones saludables y las que agradan a las personas es que el compromiso y los actos de servicio son mutuos (usted no debe ser el único que da y hace concesiones), y no tiene que violar sus valores y principios para hacer felices a los demás.

Consejo práctico: Cuando haga un compromiso o haga algo para complacer a otro, hágase estas preguntas: ¿Por qué me comprometo? ¿Es por amor? ¿Hábito? ¿Miedo al conflicto, a decepcionar a la gente o a que no le gusten? ¿Cuánto significa para mí mi relación con esta persona? ¿Estamos ambos haciendo compromisos o soy el único? Estas preguntas deberían ayudarlo a aclarar si está trabajando demasiado para complacer a la gente.

3) El conflicto es inevitable, pero no le tengas miedo.

Para evitar el conflicto, tienes que reprimir tus sentimientos, deseos y necesidades. Tienes que quedarte quieto y ser pasivo. Esto hace que te desconectes de ti mismo y de los demás (no puedes tener intimidad emocional cuando no estás expresando tus sentimientos). Entonces, cuanto más tratamos de evitar el conflicto, más perdemos el contacto con nosotros mismos (nuestros intereses, pasatiempos, amigos, metas, etc.), razón por la cual a menudo sentimos que ni siquiera sabemos lo que queremos o nos gusta.

Reprimir nuestros sentimientos no hace que desaparezcan. En cambio, nos volvemos resentidos, irritables y nuestros cuerpos muestran signos físicos de estrés (dolores y molestias, insomnio, etc.). Y, por supuesto, al final, no es posible evitar el conflicto y literalmente podemos enfermarnos cuando lo intentamos.

Por el contrario, un conflicto saludable en el que ambas partes puedan expresar sus opiniones con respeto puede resultar en una mayor comprensión y cambios que finalmente fortalecerán la relación. Esto es muy diferente a los conflictos malsanos que muchos de nosotros hemos experimentado, razón por la cual el conflicto da tanto miedo. El conflicto no tiene que implicar insultos, gritos o amenazas. Nuestro objetivo es expresar opiniones diferentes con respeto y estar abiertos a lo que otras personas tienen que decir.

Consejo práctico: Las declaraciones I (sobre las que puedes aprender aquí) son una forma efectiva de comunicación asertiva. Trate de practicarlos con uno o dos gente segura personas con las que tiene una relación fuerte y que tienden a permanecer calmadas.

4) Tus sentimientos, opiniones, ideas y objetivos importan

Como mencioné, como resultado de años de reprimir sus sentimientos y necesidades, muchos complacientes pierden parte de su identidad. Y cuando no tienes un fuerte sentido de quién eres y qué te importa, es fácil descartar tus sentimientos, opiniones, ideas y objetivos, y dejar que otras personas tengan prioridad. Cuando haces esto, básicamente estás diciendo: Otras personas son más importantes que yo.

Esta creencia a menudo se basa en mensajes negativos e inexactos que recibimos cuando éramos niños y luego internalizamos y repetimos una y otra vez a nosotros mismos. Dado que estas creencias son sólidas, se necesita un trabajo constante para reemplazarlas con creencias más precisas (que reflejen nuestras fortalezas y acepten nuestras deficiencias e imperfecciones) sobre nosotros mismos.

Consejo práctico: Trate de repetir un mantra como Mis sentimientos y opiniones importan regularmente para ayudar a establecer esta creencia. Además, cuando note un pensamiento autocrítico, tenga curiosidad al respecto, no lo acepte simplemente como un hecho. Puede comenzar a hacerse preguntas como: ¿De dónde proviene esta creencia? ¿Cómo sé que es verdad? También es importante empezar a tratarte a ti mismo como una persona valiosa. Si no está seguro de cómo hacerlo, piense en cómo trata a las personas que valora y luego haga lo mismo con usted.

Espero que esta publicación lo ayude a identificar los síntomas de complacer a las personas, reconozca cómo puede ser perjudicial para su salud y bienestar, y le brinde algunas ideas para comenzar a hacer cambios.

2019 Sharon Martin, LCSW. Reservados todos los derechos. Foto de JoelValveonUnsplash.