La autoimagen es una forma consciente y subconsciente de vernos a nosotros mismos. Es el juicio emocional que hacemos sobre nuestra autoestima.
Formamos nuestra propia imagen a través de la interacción con los demás, teniendo en cuenta sus reacciones hacia nosotros y las formas en que nos categorizan. Sin embargo, sus respuestas se ven afectadas por sus propias distorsiones en la visión del mundo, por lo que no siempre obtenemos un reflejo preciso de nosotros mismos.
No podemos evitar compararnos con los demás, por mucho que tratemos de no hacerlo. Por lo general, nos comparamos con las expectativas de amigos y familiares. A menudo, la sociedad nos da roles y expectativas, como tener una carrera exitosa o ser una buena madre. Esto contribuye a cómo nos vemos a nosotros mismos.
Nos evaluamos continuamente. Una autoimagen positiva conduce a la confianza y la autoaceptación. Una autoimagen negativa conduce a un sentimiento de inferioridad e incluso a la depresión. Aquellos que desarrollan una imagen propia madura y realista no se desharán de cada comentario crítico.
Científicos en Montreal descubrieron recientemente que las personas con un bajo sentido de autoestima son más propensas a sufrir pérdida de memoria a medida que envejecen. Sus cerebros son más propensos a encogerse que aquellos que tienen una fuerte imagen de sí mismos. Pero los investigadores creen que si a las personas con una mentalidad negativa se les enseñara a cambiar su forma de pensar, podrían revertir su deterioro mental.
La autoimagen a menudo es el foco de la terapia. El terapeuta puede ayudar a promover una autoimagen saludable a través de la comprensión y la aceptación. Sin embargo, también podemos ayudarnos a nosotros mismos: monitoreando nuestro diálogo interno; reconocer nuestros logros; ser asertivo y tolerante; y pasar tiempo con buenos amigos. La autoimagen se mejora valorando nuestras habilidades y talentos, respetando nuestra inteligencia y actuando de acuerdo con nuestras creencias y sentimientos. Mantener un equilibrio saludable también implica centrar nuestra atención hacia el exterior, hacia los demás.
La evidencia sugiere que la autoimagen de los jóvenes se ha deteriorado significativamente en las últimas décadas. Muchos se sienten aislados y diferentes. Un número cada vez mayor está abandonando la escuela secundaria, y la violencia y el suicidio van en aumento.
El logro educativo parece estar estrechamente relacionado con la imagen de sí mismo: cuanto mejor le va a un niño en la escuela, más feliz parece ser. Los padres y maestros pueden usar varios métodos para mejorar la imagen que los niños tienen de sí mismos.
Los niños en edad escolar primaria necesitan construir bases académicas y sociales. No se les debe etiquetar como ‘traviesos’ o ‘una decepción’, sino que se les debe apoyar en sus esfuerzos por avanzar en el aprendizaje de nuevas habilidades. Los niños necesitan sentir que sus opiniones y sentimientos son valorados y que se les den oportunidades para usar su imaginación y expresar su creatividad. Al mismo tiempo, necesitan orden y estructura en su vida diaria, y que se les enseñe el bien y el mal. Un sentido de conexión con una familia y un grupo cultural también es importante.
Esto se puede lograr participando en deportes, arte, música, artesanías, viajes y reuniones y tradiciones familiares. Tales actividades mejorarán el sentido de conexión y orden del niño, le permitirán establecer metas y resolver problemas y, con el tiempo, desarrollar una imagen de sí mismo fuerte y segura.