Todo el mundo tiene un familiar difícil. Podría ser una suegra tóxica, un padre dominante, un primo manipulador o incluso tu propio hijo malcriado. Pero no importa quiénes sean, saben cómo presionarte y volverte loco.
La mala noticia es que no puedes deshacerte de estas personas por completo; ellos son familia La buena noticia es que aprender a tratar con personas difíciles es una ventaja considerable en la vida y puede ser valioso en muchas situaciones. Así que aquí hay algunas cosas a tener en cuenta.
Ellos son quienes son.
¿Recuerdas ese mito sobre el escorpión y la rana? Un escorpión le pide a una rana que lo lleve al otro lado del río. La rana se niega al principio, pero el escorpión le asegura que no lo picará, por lo que la rana accede. A la mitad del río el escorpión pica a la rana, y como ambas se están ahogando, la rana pregunta: “¿Por qué hiciste esto? Ahora los dos vamos a morir.
“Soy un escorpión. Es mi naturaleza”, responde el escorpión.
La moraleja de la historia es que las personas son quienes son. No puedes esperar que alguien con, digamos, un trastorno de personalidad narcisista actúe con empatía y amabilidad. No puedes esperar que un escorpión no pique, incluso si se lastima a sí mismo.
Los familiares difíciles son notorios por su incapacidad para reflexionar y admitir cuando están equivocados. Su juego es culpar a todos los demás, así que sé una rana inteligente. No esperes de ellos más de lo que son capaces de hacer, y no te decepcionará ni te lastimará.
No es sobre ti.
Este consejo es difícil de seguir cuando se trata de familiares: todo parece personal. Pero la verdad es que no se trata de ti.
En su clásico Los Cuatro Acuerdos Don Miguel Ruiz dice:
Nada de lo que hacen los demás es por ti. Es por ellos mismos. Todas las personas viven en su propio sueño, en su propia mente; están en un mundo completamente diferente al que vivimos.
Él continúa:
Hay una gran cantidad de libertad que te llega cuando no te tomas nada personalmente.
Dominar el exquisito arte de no tomarlo como algo personal es un viaje de toda la vida, pero vale la pena hacerlo. Comience por recordarse a sí mismo que lo que la gente hace y dice sobre usted es producto de quiénes son, no de quién es usted.
No caigas en la trampa de la culpa.
Usar la culpa es una forma de abuso emocional, que tiene como objetivo controlar a otro individuo manipulando sus emociones.
Lo que los familiares difíciles hacen tan bien es hacerte sentir culpable por algo que hiciste o no hiciste. La implicación es que eres una mala persona si no haces algo que te piden, o que no te importa la familia. No se deje engañar. Si comienza a sentir que lo están atrayendo a una trampa de culpa, dígales con calma que no aprecia que lo manipulen emocionalmente y que no lo tolerará de nadie. A los manipuladores no les gusta que los llamen por sus trucos sucios. Así que ahora están a la defensiva.
Si continúa con el viaje de culpabilidad, reitere que no puede hacer lo que le pide que haga esta vez y que necesita que respete sus decisiones.
Busca lo positivo.
Por alguna razón, prestamos mucha más atención al comportamiento de los miembros difíciles de la familia que a los que nos gustan y con los que nos llevamos bien, y dedicamos una cantidad terrible de tiempo a tratar de comprender las razones por las que no les agradamos a ciertas personas, como si hay una respuesta que posiblemente puede ser satisfactoria. En otras palabras, tendemos a ignorar lo positivo y nos obsesionamos con lo negativo.
La verdad es que incluso las reuniones familiares más ajetreadas no pueden ser del todo malas. Por muy tentador que sea caer en un estado de víctima, no dejes que alguien arruine tu estado de ánimo y eclipse todas las experiencias positivas que has tenido con tu familia. Como dice la ley de la atracción, “Atraes a tu vida aquello en lo que te enfocas”. Así que cambie su atención al lado soleado.
Sea directo, tranquilo y asertivo.
Si decides confrontar a un familiar difícil, sé directo y sincero contigo mismo. Cíñase a los hechos y use declaraciones en primera persona (es decir, «Siento que mis palabras no le importan cuando me interrumpe constantemente» o «No aprecio cuando toma decisiones por mí»).
Recuerda: las personas manipuladoras no son conocidas por su empatía. Intentarán confundirte, pasar a la ofensiva o asumir el papel de víctima, un disfraz familiar que es como una segunda piel para ellos. Mantén la calma, mantente educado, pero asertivo. No dejes que te intimiden para que te sometas. Su objetivo es ser honesto acerca de sus sentimientos y dejar en claro que no tolerará ciertos comportamientos.
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