Ese trozo de chocolate decadente huele delicioso.
Hace que se te haga agua la boca y estimula el recuerdo de la última vez que algo tan delicioso tocó tu lengua.
Sin embargo, eliges resistir la tentación de dar rienda suelta al impulso porque tienes el objetivo de reducir el consumo de azúcar.
También tiene como objetivo correr una media maratón antes de fin de año. Intenta levantarse de la cama por la mañana para salir a correr, pero en su lugar gana la necesidad de saborear su cálido edredón.
Todos enfrentamos momentos en la vida en los que el autocontrol alto o bajo se enfoca. Como ha sido un tema de interés durante décadas, exploremos la psicología del autocontrol.
Antes de continuar, pensamos que le gustaría descargar nuestros tres ejercicios de autocompasión de forma gratuita. Estos ejercicios detallados basados en la ciencia no solo lo ayudarán a aumentar la compasión y la amabilidad que se muestra a sí mismo, sino que también le brindarán las herramientas para ayudar a sus clientes, estudiantes o empleados a mostrar más compasión hacia sí mismos.
¿Qué es la teoría del autocontrol? Una definicion
Los beneficios del autocontrol son abundantes y esenciales para una vida exitosa. El autocontrol efectivo se ha relacionado con el éxito académico y laboral, así como con el bienestar social. La buena salud mental y física, la reducción de la delincuencia y una vida más larga también están relacionados con el autocontrol.
El autocontrol sirve como una función ejecutiva necesaria para el logro de metas individuales. Es un proceso cognitivo para la autorregulación del comportamiento en la búsqueda de metas personales. Este proceso ejecutivo avanzado nos permite inhibirnos de las respuestas impulsivas en el comportamiento, favoreciendo un comportamiento más apropiado y específico del contexto.
El estudio de la cibernética sentó las bases para la exploración del autocontrol y la comunicación (Wiener, 1948). La teoría se centra en la unidad básica del ciclo de retroalimentación negativa. Un estímulo ambiental crea reacciones, resultando en comportamientos que se comparan con un valor de referencia que, o conduce al logro de la meta, o sin control, nos aleja de ella.
A partir de la cibernética, la teoría general de los sistemas se desarrolló en la sociología (Buckley, 1968) y creó un marco en torno al autocontrol. Se teoriza que los objetivos abstractos se alcanzan en períodos más largos que los objetivos concretos. Los objetivos se integran jerárquicamente en las decisiones de comportamiento.
Las decisiones de comportamiento se clasifican implícitamente en la situación. Con base en el conocimiento previo del entorno físico y social (Neisser, 1976), se teoriza que las decisiones se toman primero para las decisiones de nivel inferior que conducen al logro de metas más abstractas. El enfoque de una persona determina qué nivel de meta se logra.
Tomar decisiones morales y éticas que se consideran más abstractas o de mayor nivel requiere decisiones de autocontrol que se integran dentro del intrincado laberinto de elecciones implícitas que hacemos a diario.
Las teorías se han desarrollado con el tiempo y, en los últimos años, la investigación sobre el autocontrol, la moralidad y la fuerza humana ha sido un área de interés intrigante. Cuando sepamos más acerca de cómo el yo puede alterar su propio estado para lograr el éxito adaptativo, se podrán forjar vidas más prósperas.
La teoría del autocontrol se ha convertido en un concepto mucho más amplio. Se ha convertido en algo más que la inhibición esforzada de los impulsos de lo que han descrito los modelos anteriores (Fujita, 2011). Una comprensión más profunda de la evitación y otras cogniciones basadas en la acción entre las personas que obtienen una puntuación alta en las escalas de autocontrol ayuda a conectar la importancia de la autorregulación en todas las áreas de la vida.
4 elementos y ejemplos de la teoría del autocontrol
La teoría del control social (Hirschi, 1969) describe las fuerzas sociales que disuaden a alguien de participar en un comportamiento desviado.
Explica en detalle cómo un menor puede terminar involucrado en un comportamiento delictivo. Es útil saber cuándo podemos tener una falta de autocontrol.
Sin embargo, es más impactante saber cómo desarrollar el autocontrol, ya que es como un músculo. Cuanto más se practica, más fuerte se vuelve. A través de la lente de la delincuencia juvenil, echemos un vistazo a cómo las intervenciones de psicología positiva pueden ser excelentes ejemplos de cómo ampliar y construir a partir de las teorías de la criminología.
Un elemento clave en el autocontrol es aplazar la gratificación. Al utilizar las fortalezas de carácter del saboreo y la autorregulación, el autocontrol puede mejorar. Enseñar a los niños cómo apreciar y distraerse efectivamente de la gratificación les servirá en la edad adulta. Los adultos que no han aprendido estas fortalezas o cómo aprovecharlas también pueden beneficiarse de la práctica.
Otro elemento clave es el capacidad de ser cauteloso. La fuerza de carácter de la prudencia se puede utilizar aquí para mejorar el autocontrol. Enseñar a los niños cómo pensar, en lugar de simplemente reaccionar a un impulso, es donde se puede nutrir esta fortaleza de carácter. Con práctica, se pueden tomar mejores decisiones en tiempo real.
Otro elemento clave es habilidad cognitiva. Tomarse el tiempo para explorar opciones antes de ser impulsivo en la toma de decisiones es un fuerte ejemplo de autocontrol. Las fortalezas del carácter de la curiosidad y el amor por el aprendizaje son áreas de crecimiento en la construcción del autocontrol.
Otro elemento del autocontrol es la capacidad de ver perspectivas alternativas de manera efectiva.. La inteligencia social es una fortaleza del carácter que se puede fortalecer para mejorar el autocontrol. En lugar de reaccionar impulsivamente al comportamiento de otra persona, alguien con inteligencia social mejorada puede responder más fácilmente con compasión y empatía.
Se producirán arrebatos menos violentos cuando alguien pueda ralentizar su respuesta para reaccionar adecuadamente ante una amenaza percibida.
Para obtener más información, lea nuestra publicación sobre Ejemplos de fuerza de carácter y hojas de trabajo.
Una mirada a la psicología
Desde la década de 1940, los psicólogos han estudiado la teoría del autocontrol.
Los investigadores han explorado por qué los humanos toman las decisiones que toman, especialmente las que conducen al encarcelamiento. Nuestras experiencias personales se teorizan para crear implícitamente una nueva toma de decisiones basada en esas experiencias. Exploremos un poco más sobre la psicología detrás del autocontrol.
La capacidad de controlar nuestros impulsos se basa en la corteza prefrontal del cerebro. Esta parte del cerebro humano es rica en conexiones neuronales complejas, lo que nos permite planificar, ejercer la fuerza de voluntad y lograr nuestros objetivos. En un mundo lleno de estímulos competitivos, afirmar el autocontrol es un proceso agotador que reduce la vitalidad humana. En otras palabras, se necesita mucha energía para inhibir nuestros impulsos de manera efectiva.
Una interesante explicación de la fuerza de voluntad se hizo en la Universidad de Columbia (Metcalfe & Mischel, 1999). Describió los sistemas calientes frente a los fríos como un marco para describir la gratificación retrasada. El genial sistema cognitivo de “saber” es el sistema emocionalmente neutral y estratégico y el asiento del autocontrol. El sistema candente y emocional de «ir» es el sistema altamente impulsado emocionalmente que generalmente socava los intentos de autocontrol.
En Carnegie Mellon, la investigación sobre la toma de decisiones visceral versus racional (Loewenstein, 1996) arrojó luz sobre cómo la respuesta emocional afecta el comportamiento de autocontrol. Los factores viscerales se describen como antojos intensos, como hambre, sed, deseo, estados de ánimo y emociones, que son estados impulsores del comportamiento. Las decisiones racionales se toman cuando se anulan las reacciones viscerales.
Los paradigmas de sistema dual, al igual que los dos ejemplos anteriores, se usaron para explicar aún más el comportamiento de salud (Hofmann, Friese y Wiers, 2008). Como cualquier otra decisión, los comportamientos de salud pueden ser impulsivos o reflexivos.
El comportamiento de autocontrol utiliza una orientación de objetivo distal en la toma de decisiones en todos los escenarios, pero es de particular interés en el comportamiento de salud. La atracción hedónica del impulso puede tener resultados adversos en la salud general. Una comprensión más profunda de la capacidad de fortalecer el lado reflexivo de este paradigma permite mejorar el comportamiento de salud.
Otro paradigma de sistema dual describe la paradoja del comportamiento visto a través de cogniciones implícitas versus explícitas (Stacy & Wiers, 2010). En esta interesante investigación, se explica que las personas que participan en conductas adictivas son bastante conscientes de los pros y los contras de las consecuencias de sus elecciones. Las cogniciones más influyentes son aquellas que no se toman a través de medios reflexivos. En este trabajo se ofrecen intervenciones para ayudar a los adolescentes.
La «prueba del malvavisco» es una investigación famosa, aunque a veces muy debatida (Mischel & Grusec, 1967) sobre la capacidad innata para resistir los impulsos. El experimento midió la capacidad de los niños para resistirse a comer malvaviscos durante un tiempo determinado, a favor de recibir más malvaviscos más tarde. Se pensaba que los resultados de este experimento predecían el rendimiento académico y el éxito en la vida posterior.
La interpretación de esta investigación fue cuestionada por un estudio realizado en la Universidad de Rochester (Kidd, Palmeri y Aslin, 2013). El experimento original fue alterado, y las promesas incumplidas se convirtieron en un factor en la toma de decisiones de los grupos involucrados en el experimento. Esta nueva investigación mostró la importancia de la confiabilidad ambiental en las capacidades de toma de decisiones de los niños.
Se ha realizado una gran cantidad de investigación sobre el autocontrol a través de una lente anterior a la psicología positiva. La mayor parte de la teoría del autocontrol se ha centrado en la inhibición de los impulsos como control y los comportamientos resultantes de esa inhibición. Las teorías de la criminología sobre la “falta” de elementos que mantienen a las personas alejadas de los problemas son abundantes.
En 1998 surgió un nuevo enfoque en la psicología. Desde entonces, las teorías sobre el autocontrol han respaldado la idea de que es posible aumentar el autocontrol. Además, se sugiere que no se puede sobrefortalecer el control de los impulsos del yo. Aunque incluso esa visión se ha puesto en duda al considerar las oportunidades para la espontaneidad y los beneficios de la diversión.
Las teorías sobre el autocontrol han influido en las políticas educativas, el tratamiento de adicciones, la criminología positiva y muchas otras áreas. Grandes cantidades de investigación han respaldado la idea de que la mejora en el autocontrol mejora a los humanos. Un estudio longitudinal (Moffitt et al., 2011) mostró que las habilidades de autocontrol de la infancia predijeron el éxito de los adultos en varios dominios.
La Escala de Autocontrol (Tangney, Baumeister y Boone 2004) se utiliza para evaluar la capacidad de las personas para controlar sus impulsos, alterar sus emociones y pensamientos, detener las tendencias conductuales no deseadas y abstenerse de actuar en consecuencia. Utilizando esta escala, un interesante estudio (Ent, Baumeister, & Tice, 2015) mostró que el autocontrol rasgo está más relacionado con evitar la tentación que con resistir los impulsos.
Esta es un área de interés en la investigación del autocontrol que muestra que la evitación puede ser un predictor de comportamiento más poderoso que la fuerza de voluntad. Crear un entorno en el que no necesite practicar la inhibición de impulsos con esfuerzo (Fujita, 2011), sino evitar situaciones en las que se ponga a prueba ese autocontrol, es muy beneficioso. Este tipo de toma de decisiones permite enfocarse en objetivos distantes, en lugar de objetivos más inmediatos.
El agotamiento del ego juega un papel esencial en el despliegue exitoso de estrategias de autocontrol (Baumeister, 2014). Las personas no tienen una capacidad ilimitada para ponerse a prueba frente a la gratificación instantánea. Este proceso es cognitivamente agotador, y con el agotamiento constante a lo largo del día, las habilidades de autocontrol se debilitan.
Alguien que puede realizar múltiples tareas de manera efectiva en los dominios de objetivos crea un marco cognitivo que permite nuevas asociaciones con tentaciones indeseables (Fishbach, Friedman y…