Los efectos positivos de la naturaleza en tu bienestar mental

La naturaleza cura.

Simplemente un paseo por el bosque o un paseo por la playa en una mañana soleada puede despertar los sentimientos más íntimos de felicidad y paz, y la Psicología Ambiental ha recorrido un largo camino para demostrar este hecho (Bell, Greene, Fisher, & Baum, 1996).

Nuestra afinidad con la naturaleza es genética y está profundamente arraigada en la evolución. Por ejemplo, ¿alguna vez se ha preguntado por qué la mayoría de la gente prefiere reservar alojamientos que tienen una gran vista desde el balcón o la terraza? ¿Por qué los pacientes que obtienen una vista natural desde su cama de hospital se recuperan antes que otros? ¿O por qué sucede que cuando el estrés pasa factura a nuestra mente, anhelamos tener tiempo para descifrar las cosas en medio de la naturaleza?

Frank Lloyd Wright había dicho: “Estudia la Naturaleza, ama la Naturaleza, mantente cerca de la Naturaleza. Nunca te fallará.Este artículo investiga en detalle la relación hombre-naturaleza. ¿Por qué nos sentimos tan empoderados cuando estamos cerca de la Naturaleza?

¿Qué nos sucede cuando nos toca la suave brisa o el cálido sol? Con evidencia respaldada por la investigación y trucos útiles de soporte ambiental, esta pieza explora y reconoce la gran ayuda del ‘Contacto con la naturaleza’.

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Una mirada a los efectos positivos de conectarse con la naturaleza

El autor Richard Louv mencionó el ‘trastorno por déficit de naturaleza’ en su famoso libro ‘último niño en el bosque.’

Según Louv, el trastorno por déficit de naturaleza no es la presencia de una anomalía en el cerebro; es la pérdida de conexión de los humanos con su entorno natural. Permanecer cerca de la naturaleza mejora el bienestar físico, mental y espiritual. Nos hace sentir vivos desde adentro y no debemos comprometerlo por desarrollos recientes como la urbanización, la tecnología o las redes sociales (Louv, 2015).

Como se mencionó anteriormente, los beneficios de permanecer cerca de la naturaleza son diversos. Podemos disfrutar de los efectos positivos de conectarnos con el entorno en todos los niveles del bienestar individual.

Veamos cómo:

La naturaleza impacta la salud

  • Baño de bosque, o Shinrin-yoku, como lo llaman en Japón, es una forma famosa de pasar tiempo en la naturaleza. Las investigaciones han demostrado que las personas que practican baños de bosque tienen funciones óptimas del sistema nervioso, condiciones cardíacas bien equilibradas y trastornos intestinales reducidos (Mao et al., 2012).
  • Las actividades al aire libre reducen las posibilidades de desarrollar problemas de la vista como la hipermetropía y la miopía. Una encuesta realizada a niños en Australia reveló que los niños en edad escolar que participaban en actividades al aire libre tenían una mejor visión que los niños que pasaban más tiempo en el interior (Rose et al., 2008a).
  • Los estudios tienen conexiones de naturaleza relacionadas con un IMC más bajo. Las personas que hacen ejercicio al aire libre se fatigan menos y tienen menos posibilidades de sufrir obesidad y afecciones relacionadas (Wolch et al., 2011).
  • La investigación de Forest Bathing también sugirió que al estimular la producción de proteínas anticancerígenas, las caminatas frecuentes o los viajes a la naturaleza ayudan a los pacientes a combatir enfermedades terminales. Aunque se trata de una investigación en curso y se esperan pruebas más firmes, esta sugerencia es lo suficientemente fuerte como para demostrar los beneficios de estar al aire libre (Mao et al., 2012).

La naturaleza mejora el bienestar psicológico

  • La naturaleza ayuda en la regulación emocional y mejora las funciones de la memoria. Un estudio sobre los beneficios cognitivos de la naturaleza encontró que los sujetos que dieron un paseo por la naturaleza obtuvieron mejores resultados en una prueba de memoria que los sujetos que caminaron por las calles urbanas (Berman, Jonides y Kaplan, 2008).
  • Los paseos por la naturaleza benefician a las personas que sufren de depresión. Los estudios han demostrado que las personas que sufren de trastornos depresivos leves a mayores muestran mejoras significativas en el estado de ánimo cuando se exponen a la naturaleza. No solo eso, sino que también se sintieron más motivados y con energía para recuperarse y volver a la normalidad (Berman et al., 2012).
  • Investigaciones recientes revelaron que estar al aire libre reduce el estrés al reducir la hormona del estrés cortisol (Gidlow et al., 2016; Li, 2010).
  • Los paseos por la naturaleza y otras actividades al aire libre aumentan la atención y el enfoque (Hartig, Mang y Evans, 1991). Hay pruebas que indican que las fuertes conexiones ambientales están relacionadas con un mejor rendimiento, mayor concentración y menores posibilidades de desarrollar el trastorno por déficit de atención (Faber Taylor & Kuo, 2009).
  • Un estudio de la Universidad de Kansas descubrió que pasar más tiempo al aire libre y menos tiempo con nuestros dispositivos electrónicos puede aumentar nuestras habilidades para resolver problemas y mejorar las habilidades creativas (Atchley, Strayer y Atchley, 2012).

Mejora espiritual

  • Los psicólogos ambientales han argumentado que hay un componente de valor agregado a la relación entre humanos y naturaleza. Al permanecer cerca de la naturaleza, nos sentimos más agradecidos y agradecidos por lo que tiene para ofrecernos (Proshansky, 1976).
  • Ver las maravillas del mundo exterior automáticamente fomenta dentro de nosotros el impulso de protegerlo.
  • Respirar en la naturaleza nos da una conciencia sensorial saludable. Cuando pasamos tiempo al aire libre, somos más conscientes de lo que vemos, escuchamos, olemos y sentimos (Howell et al., 2011).

Una mirada a la psicología del medio ambiente

La psicología ambiental es el estudio del bienestar humano en la conectividad con el entorno en el que vive (Stokols & Altman, 1987).

Es la rama de la ciencia del cerebro que se enfoca en la relación que tienen los seres vivos (especialmente los humanos) con la naturaleza y estudia la dinámica de la convivencia persona-ambiente.

La psicología del medio ambiente es un concepto relativamente contemporáneo. Surgió como una rama de la psicología tras la investigación de Proshansky y sus colegas sobre las interacciones persona-lugar en la década de 1970.

La psicología ambiental tiene sus raíces en la creencia de que la naturaleza tiene un papel importante en el desarrollo y la conducta humanos. Cree que la naturaleza tiene una contribución vital a la forma en que pensamos, sentimos y nos comportamos con los demás.

En el diario de Marco Polo se menciona una historia fascinante sobre el papel de la naturaleza en la formación del comportamiento humano. Dijo que en 1272, cuando Polo viajaba por las diferentes partes de Asia occidental, notó que la gente de Kerman era educada, humilde y de buen comportamiento, mientras que la gente de Persia, que estaba en el vecindario, era cruel, cruel. y amenazante (Spencer & Gee, 2009).

Al explorar la razón de esta marcada diferencia de comportamiento, la gente dijo que era el «suelo» el responsable de ello. Y según cuenta la historia, cuando el rey ordenó tierra de Isfahán en Persia y la guardó en su salón de banquetes, sus hombres comenzaron a lanzarse palabrotas y agredieron a sus padres.

La psicología ambiental está en su mayor parte orientada a los problemas. Su objetivo es dar a conocer los peligros en curso y las conexiones vacilantes entre humanos y naturaleza que debemos abordar.

Al identificar las áreas problemáticas, abre caminos para investigaciones y exploraciones centradas en soluciones. La psicología de la naturaleza y el medio ambiente facilitan continuamente la moderación climática. También profundiza en las formas en que podemos cambiar el entorno físico en el que vivimos, para sentirnos más conectados y coexistiendo con la naturaleza.

La psicología ambiental promueve un ecosistema natural saludable y sugiere cómo las disfunciones en el hábitat han afectado y seguirán afectando el comportamiento humano, las variantes demográficas y la sociedad en su conjunto.

Principios básicos de la psicología del medio ambiente.

La psicología del medio ambiente trabaja en torno a las siguientes ideas principales (Gifford, 2007).

  • La dependencia humana de la naturaleza valida la evolución. Nos adaptamos más a los entornos naturales que a los hábitats creados por el hombre.
  • El contacto con la luz natural es terapéutico y tiene efectos positivos inmediatos sobre el estrés, la presión arterial y el sistema inmunológico.
  • Las fuertes conexiones con el entorno mejoran la idea de persona-espacio y aumentan la percepción ambiental.
  • Los seres humanos siempre son capaces de mejorar el entorno en el que viven.
  • Los seres humanos son adaptadores activos a los cambios en la sociedad y el medio ambiente. Reforman sus identidades y afiliaciones sociales de acuerdo con el espacio físico en el que viven.

Cómo funciona la psicología ambiental: una estructura básica

4 ejemplos de la naturaleza en psicología

La naturaleza tiene un significado profundamente arraigado en la psicología que abarca los componentes centrales de nuestra existencia, incluidos nuestros genes. El concepto popular de naturaleza y crianza en la psicología del desarrollo explora todas las variables que dan forma e influyen en la relación que comparten nuestros mundos internos (rasgos de personalidad y factores genéticos) y externos (el entorno físico en el que vivimos).

La hipótesis de la biofilia profundizó en la relación humana con la naturaleza en 1984. El concepto fue utilizado inicialmente por el psicoanalista alemán Erich Fromm, quien describió la biofilia como la ‘amor por todo lo que esta vivo.’ La idea de biofilia fue posteriormente ampliada por el biólogo estadounidense Edward O. Wilson, quien propuso que la inclinación humana hacia la naturaleza tiene una base genética (Rogers, 2019).

1. Estrés y naturaleza

Un experimento a gran escala realizado en 120 sujetos determinó la ‘conexión con la naturaleza’ en la reducción del estrés y el afrontamiento. Cada participante observó imágenes de un paisaje natural o de un entorno urbano. Los datos obtenidos de esta encuesta revelaron que los participantes que miraban la imagen del entorno natural tenían puntajes bajos en las escalas de estrés y tenían mejores latidos y pulso (Ulrich et al., 1991).

Además, los investigadores también encontraron que la tasa de recuperación del estrés fue mucho más alta en los participantes que tuvieron una exposición natural que en los que vieron ambientes urbanizados. El flujo de este estudio indicó claramente el papel que juega la naturaleza en la mejora de nuestras condiciones generales de salud mental, incluido el estrés (Ulrich et al., 1991).

2. Naturaleza para llamar la atención

El hecho de que permanecer cerca de la naturaleza mejora el enfoque y la capacidad de atención fue sugerido en la teoría de la restauración de la atención de Rachel y Stephen Kaplan (1989). La teoría explica por qué permanecer cerca de la naturaleza nos revitaliza y reduce la fatiga.

Los encuentros con cualquier aspecto del entorno natural, el atardecer, la playa, las nubes o los bosques captan nuestra atención positiva sin que le pongamos mucho esfuerzo, y todo el proceso restaura la energía vital que las emociones negativas nos habían arrebatado.

3. Crisis climática y negación

Un ejemplo inmensamente significativo de la naturaleza en la psicología humana es la investigación sobre la crisis climática o el cambio climático.

La crisis climática y el calentamiento global son preocupaciones internacionales en la actualidad, y algunos psicólogos argumentan que el impacto del cambio climático es tan vasto e inimaginable que a menudo optamos por no responder a él.

Sin embargo, el efecto del cambio climático en la psicología humana y la salud mental está bien establecido ahora. Los estudios muestran que el cambio climático a lo largo de los años ha tenido un impacto dramático en la forma en que pensamos, nos comportamos, decidimos y ejecutamos los planes (Lorenzoni, Pidgeon y O’Connor, 2005).

La Sociedad Australiana de Psicología ha proporcionado algunas cifras alucinantes. En el momento de escribir este artículo, estiman que entre el 5 y el 8 % de la población de los EE. UU., el Reino Unido y Australia niega que el cambio climático esté ocurriendo, mientras que el 97 % de los científicos del clima aceptan el hecho y están preocupados por él.

Por pequeña que parezca la tasa de rechazo, los investigadores sugieren que es suficiente para crear una brecha de juicio que puede hacer que las personas duden de su contribución detrás de las adversidades climáticas. No importa en qué dirección viaje el juicio, es innegable que la crisis climática ha impactado y seguirá impactando las mentes humanas de alguna manera…