La neurociencia de la gratitud y los efectos en el cerebro

Todos queremos una vida feliz…

¡Un trabajo cómodo, una familia perfecta, estabilidad financiera y una gran vida social!

Y en esta búsqueda indefinida de la felicidad que es mayormente como un espejismo, ¿cuántas veces dedicamos un minuto a agradecer lo que ya tenemos en este mismo momento?

La gratitud es una poderosa emoción humana. Al transmitir y recibir mensajes simples de ‘gracias’, podemos realmente obtener el placer que buscamos en cualquier otro lugar. Gratitud, derivada de la palabra latina ‘gratia’, significa agradecimiento o agradecimiento.

En su forma más simple, la gratitud se refiere a un «estado de agradecimiento» o un «estado de agradecimiento».

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“La gratitud puede transformar los días comunes en acción de gracias, convertir los trabajos rutinarios en alegría y cambiar las oportunidades ordinarias en bendiciones”.

Proverbio

En psicología positiva, la gratitud es la forma humana de reconocer las cosas buenas de la vida. Los psicólogos han definido la gratitud como una respuesta emocional positiva que percibimos al dar o recibir un beneficio de alguien (Emmons & McCullough, 2004).

Emmons y McCullough propusieron una explicación similar y dijeron que:

“La gratitud está asociada con un beneficio personal que no fue buscado, merecido o ganado intencionalmente, sino por las buenas intenciones de otra persona” (Emmons & McCullough, 2004).

Agradecer a los demás, agradecernos a nosotros mismos, a la Madre Naturaleza o al Todopoderoso: la gratitud en cualquier forma puede iluminar la mente y hacernos sentir más felices. Tiene un efecto curativo en nosotros (Russell & Fosha, 2008). Los beneficios de la gratitud son infinitos, y en este artículo, intentemos explorar qué es la gratitud, discutamos su base científica y entendamos cómo podemos usar la gratitud para ser más felices en la vida.

[Reviewer’s update]

Si bien la gratitud es parte de una vida feliz (Watkins et al., 2003), y ser feliz puede resultar en una mejor salud a lo largo de la vida (p. ej., Steptoe & Wardle, 2005; Cohen et al., 2003; Pettit et al., 2001). ), es probable que los beneficios más inmediatos y confiables de la gratitud sean psicológicos y sociales, más que físicos.

Cómo funciona la gratitud

«Disfruta las cosas pequeñas. Por un día, puedes mirar hacia atrás y darte cuenta de que eran las cosas más importantes”.

Roberto Brault

La gratitud en todas sus formas está asociada con la felicidad. Ya sea que digamos ‘gracias’ a alguien o recibamos lo mismo de otros, el sentimiento que trae es de pura satisfacción y aliento. Las expresiones de gratitud ayudan a construir y mantener relaciones a largo plazo, hacer frente a las adversidades y recuperarse de ellas con fuerza y ​​motivación.

La gratitud trae felicidad

La gratitud mejora las relaciones interpersonales en el hogar y el trabajo (Gordon, Impett, Kogan, Oveis, & Keltner, 2012). La conexión entre la gratitud y la felicidad es multidimensional. Expresar gratitud no solo a los demás sino también a nosotros mismos, induce emociones positivas, principalmente felicidad. Al producir sentimientos de placer y satisfacción, la gratitud también impacta en nuestra salud y bienestar general.

En una encuesta sobre gratitud en adultos profesionales, el psicólogo británico y experto en bienestar Robert Holden encontró que 65 de cada 100 personas eligieron la felicidad sobre la salud, aunque indicaron que ambas eran igualmente importantes para una buena vida. Holden, en su estudio, sugirió que las raíces de muchas condiciones psicopatológicas como la depresión, la ansiedad y el estrés son la infelicidad.

Prácticas simples como llevar un diario de gratitud, felicitarse a uno mismo o enviar pequeños obsequios y notas de agradecimiento pueden hacernos sentir mucho mejor y mejorar nuestro estado de ánimo de inmediato. Los estudios de pareja también han indicado que las parejas que expresaron su agradecimiento mutuo con frecuencia, pudieron mantener sus relaciones con confianza mutua, lealtad y tuvieron relaciones felices duraderas.

La gratitud mejora la salud

La gratitud impacta en el bienestar mental y físico. Los investigadores de psicología positiva y salud mental en las últimas décadas han establecido una conexión abrumadora entre la gratitud y la buena salud. Llevar un diario de gratitud causa menos estrés, mejora la calidad del sueño y crea conciencia emocional (Seligman, Steen, Park y Peterson, 2005).

La gratitud se correlaciona positivamente con más vitalidad, energía y entusiasmo para trabajar más duro.

La gratitud genera compromiso profesional

Los trabajadores agradecidos son más eficientes, más productivos y más responsables. Expresar gratitud en el lugar de trabajo es una acción proactiva para construir vínculos interpersonales y desencadenar sentimientos de cercanía y vinculación (Algoe, 2012).

Los empleados que practican la expresión de gratitud en el trabajo tienen más probabilidades de ofrecerse como voluntarios para más tareas, dispuestos a dar un paso más para cumplir con sus tareas y trabajar felizmente como parte del equipo. Además, los gerentes y supervisores que se sienten agradecidos y recuerdan transmitir lo mismo, tienen una mayor cohesión grupal y una mejor productividad.

Reconoce el buen trabajo, da a cada uno la importancia debida en el grupo y se comunica activamente con los miembros del equipo.

La gratitud hace que un líder sea compasivo, considerado, empático y amado entre los demás.

La investigación neurocientífica sobre la gratitud

“La gratitud es la más saludable de todas las emociones humanas”.

zig ziglar

La gratitud fue significativa en las filosofías y culturas antiguas, por ejemplo, en la cultura romana, donde Cicerón mencionó la gratitud como la ‘madre’ de todos los sentimientos humanos. Sin embargo, como área de investigación neuropsicológica, fue un tema poco común de preocupación hasta las últimas dos décadas (Emmons & McCullough, 2004).

La gratitud y el cerebro

Los mecanismos neuronales que son responsables de los sentimientos de gratitud han llamado la atención (Wood et al., 2008). Los estudios han demostrado que, a nivel cerebral, los juicios morales que implican sentimientos de agradecimiento se evocan en la corteza temporal anterior derecha (Zahn et al., 2009).

Las personas que expresan y sienten gratitud tienen un mayor volumen de materia gris en la circunvolución temporal inferior derecha (Zahn et al., 2014).

Gratitud y neurotransmisores

Emily Fletcher, la fundadora de Ziva, un conocido sitio de entrenamiento en meditación, mencionó en una de sus publicaciones que la gratitud es un ‘antidepresivo natural’. Los efectos de la gratitud, cuando se practican a diario, pueden ser casi los mismos que los de los medicamentos. Produce un sentimiento de felicidad y satisfacción duraderos, cuya base fisiológica se encuentra en el nivel de los neurotransmisores.

Cuando expresamos gratitud y recibimos lo mismo, nuestro cerebro libera dopamina y serotonina, los dos neurotransmisores cruciales responsables de nuestras emociones, y nos hacen sentir «bien». Mejoran nuestro estado de ánimo de inmediato, haciéndonos sentir felices desde el interior.

Al practicar conscientemente la gratitud todos los días, podemos ayudar a que estas vías neuronales se fortalezcan y, en última instancia, creen una naturaleza positiva y agradecida permanente dentro de nosotros.

Gratitud y psicología social

La gratitud tiene un aspecto social que argumenta que es una emoción impulsada socialmente. Los psicólogos sociales creen que está entrelazado con la percepción de lo que hemos hecho por los demás y lo que otros han hecho por nosotros (Emmons & McNamara, 2006).

Según ellos, la gratitud es una emoción que apunta directamente a construir y mantener vínculos sociales (Algoe, Haidt y Gable, 2008) y reforzar las respuestas prosociales en el futuro (McCullough, Kimeldorf y Cohen, 2008).

Cómo afecta la gratitud al cerebro

“No es la felicidad lo que nos trae gratitud. Es la gratitud la que nos trae la felicidad”.

La gratitud puede ser un gesto o un conjunto de palabras amables que damos o recibimos de los demás. Pero estos simples intercambios de agradecimiento contribuyen en gran medida a afectar nuestro funcionamiento biológico general, especialmente el cerebro y el sistema nervioso. El efecto de la gratitud en el cerebro es duradero (Zahn et al., 2007).

Además de mejorar el amor propio y la empatía, la gratitud impacta significativamente en las funciones corporales y condiciones psicológicas como el estrés, la ansiedad y la depresión.

1. La gratitud libera emociones tóxicas

El sistema límbico es la parte del cerebro responsable de todas las experiencias emocionales. Está formado por el tálamo, el hipotálamo, la amígdala, el hipocampo y la circunvolución cingulada. Los estudios han demostrado que el hipocampo y la amígdala, los dos sitios principales que regulan las emociones, la memoria y el funcionamiento corporal, se activan con sentimientos de gratitud.

Un estudio realizado con personas que buscaban orientación sobre salud mental reveló que los participantes del grupo que escribieron cartas de agradecimiento además de sus sesiones regulares de asesoramiento, se sintieron mejor y se recuperaron antes (Wong et al., 2018).

El otro grupo del estudio al que se le pidió que escribiera en un diario sus experiencias negativas en lugar de escribir cartas de agradecimiento informó sentimientos de ansiedad y depresión.

2. La gratitud reduce el dolor

Counting Blessings vs Burdens (Emmons & McCullough, 2003), un estudio realizado para evaluar el efecto de la gratitud en el bienestar físico, indicó que el 16% de los pacientes que mantuvieron un diario de gratitud reportaron una reducción de los síntomas de dolor y estaban más dispuestos a hacer ejercicio y cooperar. con el procedimiento de tratamiento. Una indagación más profunda en la causa desató que al regular el nivel de dopamina, la gratitud nos llena de más vitalidad, reduciendo así los sentimientos subjetivos de dolor.

3. La gratitud mejora la calidad del sueño

Los estudios han demostrado que recibir y mostrar actos simples de bondad activa el hipotálamo y, por lo tanto, regula todos los mecanismos corporales controlados por el hipotálamo, de los cuales el sueño es vital.

La regulación hipotalámica provocada por la gratitud nos ayuda a tener un sueño más profundo y saludable de forma natural todos los días. Un cerebro lleno de gratitud y amabilidad es más probable que duerma mejor y se despierte sintiéndose renovado y lleno de energía cada mañana (Zahn et al., 2009).

4. La gratitud ayuda a regular el estrés

McCraty y sus colegas (citados en McCraty & Childre, 2004), en uno de sus estudios sobre la gratitud y el aprecio, encontraron que los participantes que se sentían agradecidos mostraban una marcada reducción en el nivel de cortisol, la hormona del estrés. Tenían un mejor funcionamiento cardíaco y eran más resistentes a los contratiempos emocionales y las experiencias negativas.

Importantes estudios a lo largo de los años han establecido el hecho de que al practicar la gratitud podemos manejar el estrés mejor que otros. Simplemente reconociendo y apreciando las pequeñas cosas de la vida, podemos reconfigurar el cerebro para hacer frente a las circunstancias actuales con más conciencia y una percepción más amplia.

5. La gratitud reduce la ansiedad y la depresión

Al reducir las hormonas del estrés y controlar las funciones del sistema nervioso autónomo, la gratitud reduce significativamente los síntomas de depresión y ansiedad. A nivel neuroquímico, los sentimientos de gratitud están asociados con un aumento en la modulación neuronal de la corteza prefrontal, el sitio del cerebro responsable de manejar las emociones negativas como la culpa, la vergüenza y la violencia.

Como resultado, las personas que llevan un diario de gratitud o usan expresiones verbales para el mismo, son más empáticas y de mentalidad positiva por naturaleza.

¿La gratitud cambia el cerebro?

El Centro de Investigación de la Concienciación de la Atención Plena de la UCLA afirmó que la gratitud cambia las estructuras neuronales del cerebro y nos hace sentir más felices y contentos.

Sentirse agradecido y apreciar a los demás cuando hacen algo bueno por nosotros activa las hormonas «buenas» y regula el funcionamiento efectivo del sistema inmunitario…