¿Cuánto control tenemos realmente sobre nuestras vidas?
Muchas teorías psicológicas han intentado responder a esta pregunta. Una de esas explicaciones es el lugar de control.
Locus de control es un concepto creado por el psicólogo Julian Rotter (1954). Rotter estaba interesado en el aprendizaje social y por qué algunos comportamientos se mantienen mientras otros languidecen.
El lugar de control es una estructura subyacente de la teoría del aprendizaje social de Rotter, pero como teoría independiente, ha tenido aplicaciones significativas en la educación, la salud y la psicología clínica. Ha impulsado la investigación en motivación, aprendizaje, depresión y adicción.
En este artículo, analizamos la investigación sobre el lugar de control y ofrecemos siete hojas de trabajo y dos libros recomendados para proporcionar una descripción general completa de este tema.
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¿Qué es el locus de control en psicología?
El concepto detrás del lugar de control es bastante simple. Nuestras vidas están llenas de acciones y resultados. Cada uno de nosotros atribuirá un cierto lugar de control sobre estos resultados. La teoría establece que colocaremos la ubicación, o locus, ya sea externa o internamente.
Si ubicamos el lugar de control en el exterior, es probable que culpemos el resultado al destino, la suerte o la casualidad. Si colocamos el lugar de control internamente, es probable que creamos que nuestras propias acciones determinan el resultado.
Rotter (1966) afirmó que donde coloquemos ese lugar reforzará o castigará nuestras acciones. Un locus de control interno conducirá a un refuerzo de ese comportamiento, y el comportamiento continuará. Un locus de control externo hará que el comportamiento se extinga. ¿Por qué seguiríamos intentándolo si el resultado está fuera de nuestro control?
Sin embargo, Rotter (1975) tuvo cuidado de afirmar que deberíamos conceptualizar esto como un continuo entre lo externo y lo interno, en lugar de una categorización de uno u otro. En general, los adultos sanos rara vez creen que todo está completamente fuera de nuestro control o completamente dentro de él.
De hecho, las personas que emplean una combinación de loci internos y externos en su razonamiento informan niveles más altos de felicidad (April, Dharani y Peters, 2012).
Locus de Control Interno vs Externo: 3 Ejemplos
Aquí hay tres ejemplos de cómo nuestro lugar de control puede influir en la forma en que vemos un resultado y los comportamientos que siguen.
Llamaremos a estas dos personas Isaac el Internalizador y Everett el externalizador.
- Trabajar
Isaac y Everett están listos para un ascenso.
Isaac, con su locus de control interno, cree que su arduo trabajo le permitirá ascender. También cree que si no lo consigue, solo necesita trabajar más duro.
Everett, por otro lado, siente que la promoción está en gran parte fuera de su control y que las fuerzas externas, ya sea por casualidad o por los caprichos del jefe, determinarán si obtendrá la promoción. Aunque puede que no trabaje tan duro para obtener el ascenso, si no lo consigue, Everett puede ser más amable consigo mismo que Isaac.
- Escuela
Se acerca un gran examen e Isaac y Everett están en la biblioteca.
Isaac cree que su puntaje reflejará directamente la cantidad de estudio que hizo, y dado que quiere una buena calificación, se aplica y estudia mucho.
Everett tiene un lugar de control externo y cree que la calificación bien puede reflejar la parcialidad del maestro. Él cree que estudiar demasiado es una pérdida de tiempo.
- Salud
El médico de Isaac le dice que tiene el potencial de desarrollar diabetes tipo II.
Isaac ha oído que es posible controlar este resultado con la dieta, por lo que decide eliminar todo el azúcar y tratar de comer más vegetales.
Everett recibe el mismo diagnóstico, pero cree que todo es genético. Viene de una familia con antecedentes de diabetes y siente que el desenlace es inevitable. No trata de cambiar su dieta porque no cree que haga ninguna diferencia.
Teorías populares sobre el concepto
Lo que sigue es una discusión de cómo el locus de control se relaciona con otras teorías psicológicas. Dos teorías que están relacionadas pero que difieren en formas sutiles incluyen la autoeficacia y el estilo de atribución.
Otra teoría importante es la personalidad y cómo afecta nuestro lugar de control. Y finalmente, para seguir siendo relevante, la teoría del lugar de control debe tener en cuenta factores culturales, como la forma en que la opresión y la discriminación pueden afectar nuestra percepción de control.
Teoría de la autoeficacia
La autoeficacia, concepto propuesto por Albert Bandura (2010), es la medida de cuán capaz se siente un individuo para alcanzar sus metas.
Bandura, un psicólogo social, demostró que no importa qué tan talentosa sea una persona, si no cree que es capaz, esta creencia tendrá un fuerte efecto en su capacidad para tener éxito. Los individuos con alta autoeficacia tendrán mayores niveles de persistencia y se darán por vencidos con menos facilidad que aquellos con bajos niveles de autoeficacia (Schunk, 1990).
La autoeficacia y el locus de control están relacionados, pero no son lo mismo. Un individuo con un locus de control interno puede sentir que sus resultados de salud son causados por su comportamiento, pero es posible que no se sienta capaz de lograr su objetivo.
Por ejemplo, una persona puede saber que puede aumentar la masa muscular haciendo ciertos ejercicios, pero puede sentir que no lo logrará porque no tiene el conocimiento para crear un plan de ejercicios. Además, el lugar de control incluye una evaluación del entorno circundante, mientras que la autoeficacia es, en última instancia, una construcción autorreflexiva.
Estilos atribucionales y locus de control
El locus de control es una teoría del aprendizaje. Es importante destacar que esto significa que el comportamiento en cuestión, ya sea seguir un plan de ejercicios o estudiar para un examen, se reforzará o se detendrá en función del locus de control percibido.
Por ejemplo, si una persona encuentra un billete de $20 en la calle, es poco probable que siga regresando a esa calle una y otra vez en busca de más dinero; en cambio, perciben que el lugar de control detrás de encontrar el dinero fue un evento externo, a saber, el azar.
El estilo atribucional es también una teoría del comportamiento que incluye el lugar de control como una de las tres posibles causas (Weiner, 1986). La teoría de la atribución incluye otros factores, ya sea que la causa sea global o específica, estable o inestable, además de si el individuo percibe que tiene control sobre ella.
Una atribución global significa que la persona cree que la causa del evento es consistente en todos los contextos. Una atribución específica es todo lo contrario: solo ocurre en un contexto particular. Si un resultado es estable o inestable describe si es consistente a lo largo del tiempo o si solo se puede atribuir a un único punto en el tiempo.
Weiner (1986) da ejemplos de que la habilidad es estable e interna, mientras que el estado de ánimo es inestable e interno. La dificultad de la tarea puede verse como estable y externa, mientras que la suerte se considera inestable y externa. La cantidad percibida de control sobre cada uno de estos puede variar de persona a persona.
Similar al locus de control, nuestro estilo de atribución afectará nuestro comportamiento. Imagina, por ejemplo, que tu hermano está de visita y te explota por algo pequeño, gritando y saliendo furioso.
Si atribuyes su comportamiento a causas internas, estables y globales, percibes que la personalidad de tu hermano hace que actúe así en todos los contextos y en todo momento. Si atribuye su comportamiento a causas internas pero inestables y específicas, puede pensar que está de mal humor, que esto está fuera de lugar y que algo debe haberlo provocado.
Dadas estas dos apreciaciones de la misma situación, nos comportaremos de manera diferente. Es menos probable que perdonemos si sentimos que la persona tiene control sobre su comportamiento. Es más probable que lo dejemos pasar si pensamos que es un evento de una sola vez en lugar de algo que sucede sin importar la situación.
Locus de control y teorías de la personalidad
Gran parte de la investigación sobre el locus de control y cómo se relaciona con la personalidad se ha realizado en el ámbito de la satisfacción laboral y los resultados de salud (Strauser, Ketz y Keim, 2002; Spector y O’Connell, 1994).
Se ha demostrado que los Cinco Grandes rasgos de personalidad (estabilidad emocional, extroversión, apertura, amabilidad y escrupulosidad) tienen diferentes niveles de impacto en los resultados en estos ámbitos. Estos rasgos han sido examinados por su relación con el locus de control y cómo la interacción puede afectar la vida laboral y la salud (Ng, Sorensen y Eby, 2006; Boysan y Kiral, 2017; Mutlu, Balbag y Cemrek, 2010).
En general, la estabilidad emocional (anteriormente conocida como neuroticismo) y la escrupulosidad tienen fuertes relaciones positivas con un locus de control interno. Creer que su comportamiento contribuye directamente al resultado de una situación conducirá naturalmente a un trabajo duro si el individuo también tiene el deseo.
Por el contrario, se ha demostrado que aquellos con un locus de control externo tienen niveles más altos de estrés e incluso depresión (Benassi, Sweeney y Dufour, 1988). Es lógico que si alguien siente que está a merced de fuerzas externas y que su vida no está en sus manos, esto podría generar ansiedad e impotencia aprendida.
La idea de indefensión aprendida y su relación con un locus de control externo fue introducida por Martin Seligman (1975).
Adelantó la hipótesis de que las personas con depresión tienen un estado mental que refleja un tipo de impotencia, lo que significa que no creen que sus acciones tendrán ningún efecto positivo en los resultados de sus vidas. Este tipo de pensamiento puede reflejar un locus de control externo, porque tienen poca fe en sí mismos (Abramson, Seligman y Teasdale, 1978).
Humildad cultural y locus de control
Un factor que no se ha abordado mucho en la literatura es cómo el lugar de control de un individuo puede ser moldeado por sistemas de injusticia, como el racismo institucionalizado y la discriminación de género.
Un locus de control externo a menudo se describe como la atribución de resultados a cosas como la suerte, el destino o el azar. Pero, ¿qué pasa si una persona no obtiene un ascenso porque su jefe la está discriminando? ¿Qué sucede si una pareja no puede obtener un préstamo para comprar una casa debido a su orientación sexual o raza?
Para los grupos oprimidos o marginados, existe una amenaza objetiva a su capacidad de controlar los resultados de sus vidas. Sus diferencias percibidas en los lugares de control pueden reflejar estos sistemas de opresión, más que una falta de autodeterminación (Sue, 1978).
La investigación sobre el lugar de control y sus efectos en el resultado de un individuo ha alentado programas que ayudan a las personas a avanzar hacia una mayor sensación de control interno (Twenge, Zhang e Im, 2004).
Generalmente se cree que aquellos con niveles más altos de locus de control interno también tienden a tener mejores resultados (Rotter, 1966; Lefcourt, 1982; Twenge et al. 2004). Pero antes de aplicar programas generales que traten a todos los individuos por igual, es importante reconocer que estos programas a menudo pasan por alto problemas sistémicos que realmente pueden afectar el nivel de control de un individuo (Brown, Rosnick y Segrist, 2017).
3 Hallazgos de investigación fascinantes
Dado que el lugar de control tiene una aplicación tan amplia, observamos tres hallazgos de investigación.
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