¿Qué es el sesgo cognitivo? 7 ejemplos y recursos (incluido el códice)

A menudo se nos presentan situaciones en la vida en las que necesitamos tomar una decisión con información imperfecta y, sin saberlo, confiamos en prejuicios o sesgos.

Por ejemplo, podríamos:

  • Confía más en alguien si es una figura de autoridad que si no lo es
  • Asumir el género de alguien basado en su profesión
  • Tomar malas decisiones basadas en la información que nos dan

Las razones de nuestra mala toma de decisiones pueden ser consecuencia de heurísticas y sesgos. En general, las heurísticas y los sesgos describen un conjunto de estrategias de toma de decisiones y la forma en que sopesamos ciertos tipos de información. La literatura existente sobre sesgos cognitivos y heurística es extensa, pero esta publicación es un resumen fácil de usar.

El tema central de esta publicación es cómo las heurísticas cognitivas y los sesgos influyen en nuestra toma de decisiones. También aprenderemos más sobre cómo superarlos.

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¿Qué son los sesgos cognitivos?

Al considerar el término ‘sesgos cognitivos‘, es importante tener en cuenta que existe una superposición entre los sesgos cognitivos y heurística. A veces, estos dos términos se usan indistintamente, como si fueran sinónimos; sin embargo, su relación es matizada.

En su libro, Pensando, Rápido y Lentoel profesor Daniel Kahneman (2011, p. 98) define la heurística como

un procedimiento simple que ayuda a encontrar respuestas adecuadas, aunque a menudo imperfectas, a preguntas difíciles.

Tversky y Kahneman (1974, p. 1130) definen la relación entre sesgos y heurística de la siguiente manera:

… sesgos cognitivos que se derivan de la confianza en la heurística de juicio.

González (2017, p. 251) también describió la diferencia entre los dos términos:

Las heurísticas son las ‘atajos‘ que los humanos usan para reducir la complejidad de la tarea en el juicio y la elección, y los sesgos son las brechas resultantes entre el comportamiento normativo y el comportamiento determinado heurísticamente.

Listas y tipos de sesgos: el códice

Según el Cognitive Bias Codex, se estima que hay 180 sesgos cognitivos (esta lista se actualiza con frecuencia).

Creado por John Manoogian III y Buster Benson, este códice es una herramienta útil para representar visualmente todos los sesgos conocidos que existen hasta la fecha.

Los sesgos están dispuestos en un círculo y se pueden dividir en cuatro cuadrantes. Cada cuadrante está dedicado a un grupo específico de sesgos cognitivos:

  1. ¿Qué debemos recordar?
    Sesgos que afectan nuestra memoria para personas, eventos e información.
  2. Demasiada información
    Sesgos que afectan la forma en que percibimos ciertos eventos y personas.
  3. No hay suficiente significado
    Sesgos que usamos cuando tenemos muy poca información y necesitamos llenar los vacíos
  4. Necesito actuar rápido
    Sesgos que afectan la forma en que tomamos decisiones

El Códice de sesgos cognitivos es una herramienta visual útil que organiza los sesgos de manera significativa; sin embargo, vale la pena señalar que el códice enumera las heurísticas y los sesgos como ‘sesgos’.

Si decide confiar en el Código de sesgo cognitivo, tenga en cuenta la distinción entre heurística y sesgo mencionada anteriormente.

4 ejemplos de sesgos cognitivos

Hay numerosos ejemplos de sesgos cognitivos, y la lista sigue creciendo. Aquí hay algunos ejemplos de algunos de los más comunes.

1. Sesgo de confirmación

Este sesgo se basa en buscar o sobrevalorar información que confirme nuestras creencias o expectativas (Edgar & Edgar, 2016; Nickerson, 1998). Por ejemplo, un oficial de policía que busca signos físicos de mentira podría clasificar erróneamente otros comportamientos como evidencia de mentira.

2. La falacia del jugador

Esta falsa creencia describe nuestra tendencia a creer que algo sucederá porque aún no ha sucedido (Ayton & Fischer, 2004; Clotfelter & Cook, 1993).

Por ejemplo, al apostar en una mesa de ruleta, si los resultados anteriores han caído en rojo, podemos suponer erróneamente que el próximo resultado será negro; sin embargo, estos eventos son independientes entre sí (es decir, la probabilidad de sus resultados no se afecta entre sí).

3. Sesgo de género

El sesgo de género describe nuestra tendencia a asignar comportamientos y características específicas a un género en particular sin evidencia que lo respalde (Garb, 1997).

Por ejemplo, las quejas de dolor se toman más en serio cuando son hechas por pacientes masculinos que femeninos (Gawande, 2014); las mujeres son percibidas como mejores cuidadoras que los hombres (Anthony, 2004); los síndromes clínicos específicos se diagnostican más fácilmente en mujeres que en hombres (Garb, 1997); y los estudiantes a menudo califican a las profesoras por debajo de los profesores masculinos (MacNell, Driscoll y Hunt; 2014; Mitchell y Martin, 2018).

4. Error de atribución de grupo

Este error describe nuestra tendencia a sobregeneralizar cómo se comportará un grupo de personas en base a una interacción con una sola persona de ese grupo (Pettigrew, 1979).

Por ejemplo, una experiencia negativa con alguien de un grupo diferente (p. ej., una cultura, género, religión, partido político, etc. diferente) podría hacernos decir que todos los miembros de ese grupo comparten las mismas características negativas. El error de atribución grupal forma parte de la explicación del prejuicio en psicología social.

Ejemplos en los negocios y la vida cotidiana

Los prejuicios de género en el lugar de trabajo es un área de sesgo cognitivo bien documentada e investigada. Las mujeres a menudo no ocupan puestos de alto nivel. Por ejemplo, en 2010, solo el 15,2% de los puestos más altos en las empresas estadounidenses Fortune-500 estaban ocupados por mujeres (Soares, 2010). Las mujeres tienden a ganar menos que sus contrapartes masculinas, y los salarios de las mujeres difieren según su estado civil.

Por ejemplo, considere estas estadísticas reportadas por Güngör y Biernat (2009, p. 232):

[In 2005] … El 68,1 % de las madres casadas y el 79,8 % de las madres solteras en los EE. UU. participan en la fuerza laboral, pero mientras que las que no son madres ganan 90 centavos por cada dólar de un hombre, las madres ganan 73 centavos y las madres solteras ganan alrededor de 60 centavos”.

los sesgo de deseabilidad social es una preocupación para cualquiera que use datos de autoinforme. Las empresas que realizan encuestas internas que investigan temas que pueden arrojar una mala imagen de un empleado deben ser conscientes de cómo el sesgo de deseabilidad social afectará la validez de sus datos.

Sabiendo que las personas ajustan sus respuestas para parecer socialmente más deseables, los investigadores (como los investigadores y los médicos) pueden intentar reformular sus preguntas para que sean menos directas, usar pruebas formales o anonimizar las respuestas.

Otra esfera de nuestras vidas donde los sesgos pueden tener efectos devastadores es en las finanzas personales. Según Hershey, Jacobs-Lawson y Austin (2012), existen al menos 40 sesgos cognitivos que afectan negativamente nuestra capacidad para tomar decisiones financieras acertadas, lo que dificulta nuestra capacidad para planificar adecuadamente la jubilación. Algunos de estos sesgos incluyen:

  • efecto aureola (Solo porque ese agente de bienes raíces fue amable no significa que sea un buen trato)
  • exceso de confianza optimista (“Estaré bien en el futuro, así que no necesito ahorrar tanto ahora”).
  • Sesgo de confirmación (buscar información para confirmar o validar decisiones financieras imprudentes)

Papel de los sesgos en la toma de decisiones

A continuación, puede encontrar información reveladora sobre cómo los sesgos afectan nuestra toma de decisiones.

El problema de MontyHall

Este rompecabezas basado en el programa de juegos estadounidense ‘Vamos a hacer un trato‘ es una buena ilustración de cómo los sesgos afectan nuestra toma de decisiones.

Suponga que hay tres puertas.

  • Detrás de una puerta hay un premio fantástico: un coche.
  • Detrás de las otras dos puertas hay premios mediocres: $1,000.

Inicialmente eliges la Puerta 1. Antes de revelar lo que hay detrás de la puerta elegida, el presentador abre una puerta diferente, la Puerta 2, para revelar el premio mediocre. Luego, el presentador le da la opción de mantener lo que hay detrás de la puerta que eligió inicialmente o cambiar su elección, sabiendo lo que hay detrás de la Puerta 2. ¿Qué debe hacer ahora? ¿Debe quedarse con su elección inicial, la Puerta 1, o debe cambiar a la Puerta 3?

La respuesta correcta es que tienes las mejores posibilidades de ganar el auto si cambias tu elección. Esto se llama el problema de Monty Hall. He aquí por qué debería cambiar:

  1. Cuando tomó su decisión inicial, no sabía cuál sería el resultado (premio mediocre versus premio increíble).
  2. Después de que el anfitrión revele más información, tendrá una mejor idea de qué premios hay detrás de qué puertas.
  3. Según esta información, es más probable que encuentre el automóvil si cambia la puerta elegida, una mejora de las probabilidades de 1 en 3 para su elección inicial, a 2 en 3 si cambia.

A pesar de que las estadísticas están a favor del cambio, la mayoría de las personas dudan en abandonar su primera opción y no aceptan la oferta de cambiarla.

Otros sesgos cognitivos

El problema de Monty Hall es un excelente ejemplo de cómo nuestras intuiciones y heurísticas nos llevan a tomar malas decisiones. Sin embargo, hay muchos otros sesgos cognitivos y heurísticas que también afectan nuestra toma de decisiones.

Kahneman, Slovic, Slovic y Tversky (1982) enumeran 13 sesgos que surgen de las siguientes tres heurísticas:

  • Representatividad
    Creemos que la probabilidad de que sucedan dos cosas es mayor cuando las dos cosas se parecen o son similares entre sí.
    • Un sesgo cognitivo que puede resultar de esta heurística es que ignoramos la tasa base de eventos que ocurren al tomar decisiones. Por ejemplo, tengo miedo de volar; sin embargo, es más probable que tenga un accidente automovilístico que un accidente aéreo. A pesar de esto, sigo odiando volar, pero me es indiferente subirme a mi auto.
  • Disponibilidad
    Tendemos a sobrestimar la probabilidad de que algo suceda en función de la facilidad con la que podemos recordar que lo mismo sucedió anteriormente.
    • Por ejemplo, cuando ocurre un crimen violento en un vecindario, los vecinos de ese vecindario darán una estimación mayor de la frecuencia de estos crímenes, en comparación con las estadísticas reportadas. La razón de su sobreestimación es que el recuerdo del crimen violento es fácil de recuperar, lo que hace que parezca que los crímenes violentos ocurren con más frecuencia de lo que realmente sucede.
  • Ajuste y anclaje
    Nuestras decisiones y los cambios en nuestras decisiones están influenciados por la primera información que recibimos.
    • Por ejemplo, suponga que le ofrezco venderle un automóvil y le pido $250. Contrarresta con $200. Puede pensar que es un buen negocio porque compró el automóvil por menos del precio de venta; sin embargo, su contraoferta estuvo fuertemente influenciada por mi precio de venta y no es probable que se desvíe demasiado de él.

2 experimentos populares

Para ilustrar aún más el efecto del sesgo cognitivo, a continuación se presentan dos experimentos populares.

1. Anclaje y ajuste

Tversky y Kahneman (1974) encontraron que nuestras estimaciones están fuertemente influenciadas por el primer número que se nos da. Por ejemplo, se pidió a los participantes que estimaran el porcentaje de países africanos en las Naciones Unidas.

Antes de dar su respuesta, cada participante debía hacer girar una ‘Rueda de la fortuna’, que determinaría su porcentaje inicial inicial. El resultado de la ‘Rueda de la Fortuna’ fue aleatorio y sin sentido. A pesar de esto, la estimación de los participantes de los países africanos miembros de la ONU no difería mucho de cualquier cantidad aleatoria de la ‘Rueda de la Fortuna’ en la que aterrizaran, independientemente de cuál fuera esa cantidad.

2. El efecto halo de atractivo

Se pidió a los estudiantes varones que calificaran los ensayos escritos por autoras (Landy & Sigall, 1974). La calidad de los ensayos varió: algunos estaban mal escritos y otros estaban bien escritos.

Además, algunos de los ensayos iban acompañados de una fotografía del autor (que era atractivo o no),…