Como si la vida no fuera lo suficientemente confusa, ahora debemos diferenciar una falsa víctima de un objetivo real. No es una tarea sencilla y requiere mucha experiencia de vida y educación.
Miles de personas sufren traumas y, como hay tantas víctimas de sucesos desafortunados, puede surgir una falsa víctima que se hace pasar por una superviviente de abuso.
La falsa víctima es alguien que se aprovecha de víctimas reales para llamar la atención o por algún otro beneficio egoísta. Entonces, ¿cómo podemos diferenciar entre quién está realmente en apuros y quién está usando rasgos parasitarios para salir adelante?
Diferencias entre una víctima falsa y una real
Aprender a distinguir entre la víctima real y la falsa puede resultar difícil. De hecho, la víctima falsa es en realidad un tipo de abusador que dice haber sido abusado. Es una historia retorcida y puede resultar difícil de entender. Y, por supuesto, eso forma parte de la intención de la víctima falsa.
Cuanto más confundido estés, más probabilidades tendrás de pensar que tú eres el problema. Por eso, veamos algunas formas de distinguir a la falsa víctima de la verdadera.
1. Reacciones negativas
Si ves a alguien gritar de ira, asumirías que está siendo abusivo. Pero espera. Sí, el abuso verbal existe, todos lo sabemos.
Sin embargo, las falsas víctimas pueden provocar la ira de los demás después de largos períodos de abuso encubierto. Digamos que si le das un empujoncito a un oso una y otra vez, puede que se ponga furioso. Y entonces dirás: “¡Mira qué feroz es ese animal! ¡Está rabioso!” ¿Pero qué lo hizo así?
¿Ves la imagen? Las falsas víctimas han perfeccionado el arte de provocar reacciones negativas en los demás con el fin de que parezcan víctimas de abuso verbal. Dicen cosas aparentemente inofensivas, pero todo ello tiene como objetivo molestar a su víctima.
Las víctimas falsas saben que la reacción de la víctima probablemente será explosiva, lo que hará que el verdadero abusador parezca una víctima. Espero que no sea demasiado retorcido para entenderlo.
2. Fuerte mentalidad de víctima
Una víctima real te contará su historia, y puede que incluso te la cuente más de una vez. Sin embargo, los verdaderos sobrevivientes no utilizarán su trauma para obtener beneficios egoístas.
Las falsas víctimas hablan todo el tiempo de que alguien les ha hecho daño. En cada discusión o pelea, siempre afirman su inocencia. Son las víctimas eternas.
Con esta mentalidad de víctima, nunca se responsabilizarán de sus errores. Siempre habrá alguien más que haya causado los problemas que tengan. Solo preste atención a una cosa específica: ¿acaso alguna vez se responsabilizan de los problemas de relaciones pasadas? Si no es así, se habrá convertido en una falsa víctima.
3. Problemas de autoestima
Las víctimas reales luchan contra la inseguridad en sí mismas, sin importar cuán seguras intenten ser. Es solo una semilla negativa plantada por la manipulación del pasado. Sin importar cuánto trauma hayan soportado, las víctimas reales se preguntan si causaron el dolor y el sufrimiento que recibieron.
Por otro lado, las falsas víctimas se hacen pasar por una máscara de confianza, parecen seguras de sí mismas y de su condición de víctimas. Son rápidas para echarle la culpa a los “abusadores” y lentas para mirar hacia dentro.
Las falsas víctimas señalan a los demás como la única razón de las cosas negativas que hacen. No dudan de lo que hacen, aun cuando saben que están dañando a otros.
4. Capacidad de mostrar compasión.
Los abusadores aprenden trucos manipuladores para parecer más compasivos. Las víctimas reales conservan la capacidad básica de ser compasivas.
Aunque las fronteras entre víctima y abusador se están difuminando debido a los recientes movimientos sociales, la compasión es el único atributo que las víctimas reales mantienen a lo largo de diversas experiencias. Si bien algunas víctimas se vuelven insensibles y la compasión disminuye, siempre hay algo de bondad enterrado en lo más profundo.
Si te encuentras con una persona enojada cuya amabilidad está menguando, mírala con más atención. Podría ser una verdadera víctima de abuso.
5. Validación
Los abusadores que se hacen pasar por víctimas validan todo lo que hacen mal. Cuando se trata de arrebatos de ira, engaños o robos, la falsa víctima afirma que sus malas acciones fueron causadas por las acciones de otra persona, por lo tanto, fueron válidas. Y por lo general no se sienten mal por sus acciones.
Las falsas víctimas pueden incluso conseguir una buena noche de sueño después de hacer algo terriblemente malo, mientras que las víctimas reales tienden a permanecer inquietas tratando de entender cómo ser una mejor persona.
Los sobrevivientes de traumas o abusos no validan sus acciones negativas porque saben que, en última instancia, son culpables de lo que hacen. Si prestas atención, puedes ver esta validación que separa a la falsa víctima de la verdadera.
6. Intención positiva vs. intención malévola
Las víctimas reales pueden ver la amabilidad como eso, amabilidad. Pero las víctimas falsas pueden ser paranoicas perpetuas. Los impostores pueden ver la amabilidad como una intención malévola.
Lo que quiero decir es que cuando la verdadera víctima hace algo bueno por el abusador, puede ser visto como un truco. Los abusadores están tan acostumbrados a ser manipuladores que piensan que todos los demás también lo son. Desconfía de alguien que siempre piensa que estás tratando de engañarlo.
¿Puedes separar la falsa víctima de la verdadera?
En este caso, no será fácil separar lo real de lo imaginario, ni mucho menos. Las víctimas se convierten en abusadores que luego pueden volver a ser víctimas, y así sucesivamente.
Sí, dije lo que dije. El ciclo de abuso puede continuar hasta que alguien diga: “Ya es suficiente”, Y esto requerirá fuerza.
Para poder distinguir entre quién está sufriendo y quién está causando el daño, es necesario observar con atención. Con el tiempo, podrá notar la diferencia y tal vez aprender más sobre la victimización.
Esto no solo puede protegerte, sino que también puede convertirte en una mejor persona. Porque, honestamente, todos podemos ser víctimas o abusadores. Por eso, siempre debemos procurar ser lo mejor que podamos para nosotros mismos y para los demás.