Recordatorios para ayudarle a ver las cosas con mayor claridad.
Foto de Caique Silva de Pexels
Me senté en el suelo de mi dormitorio con la espalda apoyada en la cómoda. Su voz tenía un toque de vacilación mezclado con un tono serio. Sabía que esta conversación no iba a ir bien.
“Necesito cancelar nuestros planes para cenar esta noche”, dijo y luego continuó: “No creo que debamos salir más. No puedo comprometerme con algo serio ahora mismo con trabajo y todo”.
Colgué el teléfono y me senté allí, con lágrimas en los ojos.
Me sentí desconsolada y tonta. Con el corazón roto porque salí con este chico durante dos meses y medio y realmente me gustó. Tonto porque estaba molesto por alguien que nunca fue mi novio. Sentí que no debería enojarme.
Lo que tuve con ese tipo fue casi una relación. Algo que mucha gente experimenta pero de lo que no se habla mucho. Es cuando sales con alguien pero nunca llegas al punto de hablar en serio o de definir la relación.
Como resultado de la ambigüedad, resulta confuso cómo sentirse cuando las cosas terminan. Quizás pienses que es una tontería tener sentimientos por algo que nunca terminó. Así me sentí la noche que casi terminó mi relación.
Pero ahora me doy cuenta de que casi una relación es más de lo que la gente cree que es. Le resté importancia a una situación que no tenía por qué ser así. Y me di cuenta de algunas cosas que quiero que sepas si estás en la situación en la que yo estaba esa noche.
Piénsalo: tienes todo tipo de relaciones en tu vida. Tienes una relación con tu jefe, tía, hermano y padres. Demonios, incluso tienes una relación con el barista local que ves todas las semanas.
Una relación se define como “la forma en que dos o más personas están conectadas”. No dice nada allí acerca de que la conexión debe ser romántica. Entonces quiero que consideres algo.
Tú y tu casi relación tenían una relación, sin importar lo que dijeran o cuánto duraran las cosas. Claro, puede que no haya sido lo mismo que una relación a largo plazo totalmente comprometida, pero aun así era una…