5 consejos esenciales sobre relaciones para personas tranquilas

La comunicación es clave, pero ¿y si te gusta comunicarte telepáticamente?

Crédito de la foto: Anastasia Kolchina en Pexels.

Son los silenciosos los que necesitas vigilar.

Como persona tranquila, probablemente esté familiarizado con la desconfianza inherente que los demás tienen hacia usted. Es difícil saber exactamente lo que estás pensando o sintiendo, lo que puede hacer que algunas personas se sientan inquietas.

Vivimos en un mundo ruidoso donde se recompensa la opinión y la expresión. Por otro lado, ser callado o reservado a menudo se asocia erróneamente con un carácter calculador y crítico.

Lo que el mundo necesita darse cuenta es que tener una personalidad tranquila no es más que la tendencia natural a observar antes de verbalizar y hablar sólo cuando hay algo significativo que aportar.

Debido a que algunos de nosotros somos menos comunicativos con nuestros pensamientos y sentimientos, otros están más que dispuestos a llenar el silencio con sus propias suposiciones. A menudo, las narrativas que proponen son bastante poco halagadoras.

La gente podría asumir que estás enojado con ellos, que los estás juzgando o que estás planeando su asesinato. Es posible que subestimen tus habilidades simplemente porque demostrar tu competencia no es una prioridad para ti como observar y contemplar.

Entonces, ¿qué significa todo esto para tus relaciones? Para mí, estar callado ha hecho que otros malinterpreten mis intenciones y he sentido una tremenda presión para presentarme como una persona más habladora y alegre.

Al comienzo de mi relación actual, mi tranquilidad parecía ser un problema. Aunque ambos somos introvertidos, mi novio tiene una aversión al silencio que yo no comparto. Su principal queja conmigo fue que no parecía querer hablar con él.

Aunque entendí de dónde podría haber venido esta percepción, me molestó la sensación de tener que obligarme a hablar cuando sentía que no había nada útil que decir.

Esto puso mucha tensión en nuestra relación y, en algunos momentos, pensé que no había manera de que pudiéramos estar juntos exitosamente y satisfacer nuestras necesidades. Durante meses, el problema resurgiría en las peleas y, a menudo, me abrumaban las dudas.