El invierno es sinónimo de frío… ¡y de sopas! No hay nada tan reconfortante cuando baja la temperatura como una sopa o una crema bien calentitas. Son un tesoro lleno de nutrientes y, en la mayoría de los casos, sin demasiadas calorías.
Nosotros te hemos propuesto diez, pero hay infinitas. Para que puedas hacer tus propias versiones, aquí tienes la fórmula para hacer un caldo de verduras, que suele ser la base de cualquier sopa.
Ingredientes
- 1 patata
- 1 nabo
- 1 puerro
- 1 tomate
- 1 penca de apio
- 1 cebolla
- 1 calabacín
- ½ pimiento rojo
- 2 zanahorias
- Laurel, aceite y sal
Cómo hacer un caldo de verduras paso a paso
- Preparar las hortalizas. Limpia y lava el apio y el pimiento. Raspa y lava las zanahorias y el nabo. Corta todo en juliana fina. Pela y pica el tomate. Pela la patata, lávala y córtala en rodajas y, luego, en bastoncitos finos. Lava y seca el calabacín, despúntalo y córtalo igual. Limpia el puerro, lávalo y sécalo. Pela la cebolla. Corta ambas hortalizas en juliana fina.
- Sofreír y rehogar. Calienta 3 cucharadas de aceite en una cacerola amplia, añade la cebolla y el puerro y sofríelos durante 6-7 minutos, hasta que empiecen a cambiar de color y estén blanditos. Incorpora el resto de las hortalizas y rehógalas durante unos minutos.
- Hervir a fuego lento. Una vez sofritas y rehogadas todas las hortalizas, vierte 2 litros de agua, añade 1 hoja de laurel lavada y sazona. Tapa y cuece, a fuego lento, durante unos 30-40 min, espumando de vez en cuando para eliminar bien todas las impurezas.
Opciones infinitas
- Una vez cocidas, puedes retirar todas las verduras y utilizar el caldo para hacer una sopa de fideos, de arroz o de sémola, por ejemplo, o también para enriquecer arroces y otros guisos que requieran líquido.
- También puedes congelarlo en un tupper o en cubitos, del mismo modo que lo hacemos en nuestro paso a paso para hacer crema de verduras y cubitos. Así te aguantará más tiempo y te dará mucho juego.
- Nuestra versión es una receta vegetariana y 100% vegana, ya que no lleva ningún ingrediente de origen animal. Pero si te gusta la carne, solo le tienes que agregar a la preparación un poco de pollo, tocino o un hueso de jamón, por ejemplo.